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Institucionalizar los recursos destinados a la UAG, pide Nelson al gobierno estatal

* Tomó posesión para el periodo 2002-2006 t Se compromete a combatir la corrupción y transparentar los recursos * La universidad no puede depender de la buena voluntad del gobernante en turno, afirma * Propone crear un plan de desarrollo institucional que haga frente a los rezagos * El concepto de universidad-pueblo “relegó a segundo plano las tareas académicas”, afirma

Hugo Pacheco León, corresponsal, Chilpancingo * Nelson Valle López fue ungido el sábado pasado rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) por cuatro años, y en su discurso de toma de protesta y posesión, demandó al gobierno estatal institucionalizar los recursos destinados a la universidad, a cambio ofreció que no habrá “continuismo sino continuidad” en los trabajos de reforma académica para contribuir al desarrollo del estado y se comprometió a combatir la corrupción y transparentar los recursos públicos.

Serio y nervioso, Valle López, oriundo de Tixtla, tomó protesta como rector de la UAG para el periodo 2002-2006, tal y como lo establece la Ley de la UAG.

Unico orador en la ceremonia efectuada en el Cinema Jacarandas, Valle López fue ungido y aplaudido por 135 consejeros universitarios de un total de 260, anunció el secretario general Académico y dirigente de Acción Revolucionaria (AR), Eduardo Pérez Rodríguez.

Lejos de cualquier acción que pudiera empañar su evento, el ex rector Florentino Cruz Ramírez le tomó la protesta y le dio posesión del cargo. Luego del acto protocolario, el nuevo rector dirigió un mensaje de sus propósitos y proyectos a unos mil 500 universitarios que llenaron el Cinema.

Los aplausos, sin la euforia esperada, sólo fueron cumplidores. Allí Nelson Valle dibujó su concepto de democracia interna luego del conflicto poselectoral que sigue vigente en la universidad donde el FAUG con Rogelio Ortega no le reconocen el triunfo.

“No hubo ganadores ni perdedores –afirmó–, hubo distribución de responsabilidades, a unos no tocó encargarnos del plan de navegación, a otros les tocará conducir el timón y otros más se encargarán de mantener las máquinas en marcha pero, más allá de nuestras diferencias y del lugar que hayamos ocupado en el proceso interno, todos tenemos una función importante en esta nave llamada universidad”.

Dando punto final a la controversia poselectoral, Nelson ocupó casi una hora en dar un discurso en el que exaltó lo que consideró fue la obre máxima de antecesor, Florentino Cruz Ramírez: “La reforma universitaria promovida de manera responsable y comprometida…”. Agregó que ni los críticos del ex rector podrán dejar de reconocerle esa contribución.

Como era de esperarse, al fin compañeros todos los presentes, lejos de las diferencias de corrientes o de grupos, Florentino Cruz se llevó un fuerte aplauso.

Por su parte, Valle López aseguró que su asunción “no es un simple cambio de personal o de una burocracia por otra. En la administración no habrá continuismo sino continuidad”. Adujo que el continuismo “creó una cultura de inercias, abusos, ineficiencias y atraso, que arrastró a la universidad a los últimos peldaños de calidad académica”.

Explicó que la continuidad que impulsará “se refiere a consolidar el proceso de transformación iniciado hace tres años, con el concurso de todos para transitar de la universidad del desorden y la improvisación a la universidad de la institucionalidad, la planeación, la organización y la evaluación”.

De aquella universidad cercana a los movimiento sociales y de reivindicación democrática para el país, Nelson Valle dijo queda atrás porque consideró que “relegó a segundo plano las tareas académicas y sustituyéndolas por la acción política”.

Serios, aludidos escucharon los ex rectores presentes, Rosalío Wences Reza, Hugo Vázquez, Marcial Rodríguez Saldaña.

Dijo que a dos décadas de ese tipo de universidad es fácil ver los errores y señalar culpables. Entonces vino la exoneración y agregó: “Al final considero somos todos (culpables), porque en ese momento no era tan sencillo. Ante un sistema político autoritario, que impedía la manifestación libre de las ideas, los espacios universitarios de todo el país se convirtieron en una especie de territorio liberado, en donde se podía ejercer una democracia a escala. Uno de los métodos más usados para romper este cerco fue la movilización, que muy frecuentemente nos llevó a la confrontación con el poder público”.

Para beneplácito del representante del gobierno federal, Nelson Valle dijo una verdad: “Para nadie es desconocido el deterioro de nuestros niveles académicos. No lo negamos por el contrario, hemos detectado, asumido y valorado nuestras deficiencias y por ello trabajamos poniendo todo nuestro esfuerzo en la reforma (universitaria)”. Incluyendo el periodo de Florentino Cruz que anteriormente había alabado, dijo “son 40 años de luchas y fracasos”.

 

Que el gobierno aporte los recursos

 

Luego pasó a la alabanza oficial. Al referirse al gobierno estatal, Valle López dijo que la relación ha sido cordial y de colaboración, “pero sin confrontación y sin sumisión, deseamos una relación constructiva y con dignidad”.

Los aplausos no se hicieron esperar y el rector marcó el nuevo rol de la UAG: “El gobierno nos asigna los recursos y nosotros realizamos la investigación de los problemas y necesidades sociales, preparamos los cuadros que requiere la sociedad para que el estado se desarrolle en todos los ámbitos y en todas sus regiones y aplicamos los conocimientos parea resolver las necesidades de la población. De esta manera el éxito de la universidad es el éxito del estado”.

Fue entonces cuando Valle López dejó de leer su discurso y volteó hacia el presídium donde atento escuchaba el secretario de Educación de Guerrero, Daniel Pano, y le lanzó: “Exigimos la revisión del convenio de 1984 que tiene que ver con la asignación de los montos presupuestales a todas luces insuficientes, en este sentido la universidad no puede depender de la buena voluntad del gobernante en turno”.

Parecía que lanzado el dardo seguiría en ese tenor, pero Nelson dio un giro y reconoció al gobernador René Juárez Cisneros su apoyo “de manera significativa, lo cual es digno de reconocerse”.

Y le mandó un recado a través de Daniel Pano: “Dígale al señor gobernador René Juárez Cisneros que estamos agradecidos pero que elabore una iniciativa de ley a fin de institucionalizar los recursos destinados a la universidad. A cambio de obtener más recursos financieros que nos permitan desarrollar mejores condiciones de estudio y de trabajo, la universidad se ha comprometido mediante la renovación de su estructura a presentar cuantas claras, con plena transparencia en el manejo de los recursos públicos”.

Asimismo, se comprometió al “combate a la corrupción y la impunidad, que tanto ha dañado a nuestra institución y dedicar íntegramente sus recursos a las enormes necesidades por atender”.

Además convocó a todas las fuerzas y organizaciones internas de la UAG a participar en las distintas comisiones que trabajaron en la reforma universitaria a diseñar una estrategia de unidad para alcanzar acciones concretas en la academia y cultura universitaria.

El reto –señaló– será crear un plan de desarrollo institucional que haga frente a los rezagos y ofrezca oportunidades a los guerrerenses. El anuncio de ese plan –que le ganó otro aplauso de parte de los trabajadores académicos y administrativos, sobre todo de los dos dirigentes sindicales del STAUAG Jesús Alvarez y del STTAISUAG, Nabor Sotelo–, es lograr el reconocimiento de la antigüedad real de parte del ISSSTE y el mejoramiento sustancial de los servicios asistenciales a los estudiantes.

Y de nuevo, pero esta vez volviéndose hacia al representante del gobierno federal, Eugenio Cetina Vadillo, sólo le pidió que diera un saludo al secretario de Educación, Reyes Tamez Guerra y al subsecretario Julio Rubio Oca.

Luego culminó su discurso y con ello la ceremonia de toma de protesta recibiendo de los universitarios afines un aplauso sin algarabía. Lo que seguía era recibir las oficinas de Rectoría. Y el acto oficial estaría culminado. Para allá se fueron los equipos del ex rector y del recién estrenado. Los invitados especiales se trasladaron al ágape organizado en el salón Cuicalli para comer barbacoa y bailar al ritmo de la Luz Roja de San Marcos.

Primeros nombramientos en la UAG

–Arturo Contreras Gómez: secretario general.

Militancia: Fredeuag.

Ultimo cargo: director de la Escuela de Ciencias Químico Biológicas.

–Germán Cerón Silverio: director general de Gestión de los Recursos Estratégicos.

Militancia: MAR.

Ultimo cargo: Tesorero con Florentino Cruz Ramírez.

–Mauro García Medina: secretario particular de Rectoría.

Militancia: MAR.

Ultimo cargo: director de la Preparatoria 33.

–Rosalba Arroyo Salgado: jefa del Departamento de Caja General.

Militancia: MAR.

Ultimo cargo: Trabajadora de ese departamento.

Lilibeth Arroyo Salgado: secretaria Técnica de Rectoría.

Militancia: MAR.

Ultimo cargo: El mismo.

Bernardo Campos Espíritu: secretario privado de Rectoría.

Militancia: Primero apoyó a Alberto Salgado, luego a Rogelio Ortega y terminó sumándose a Nelson Valle.

Saúl López Sollano: coordinador de asesores.

Militancia: MAR.

Ultimo cargo: secretario privado de Rectoría.

Alberto Salgado Rodríguez: director general de Integración de las Funciones Sustantivas.

Militancia: Movimiento Académico Independiente (MAI) que formó para su candidatura a rector.

Ultimo cargo: director de la Facultad de Ingeniería.

Angel Carrillo Chora: jefe del Departamento de Nóminas.

Militancia: MAR.

Ultimo cargo: secretario particular de Rectoría.

Felicidad Bonilla Gómez: directora general de Planeación y Evaluación Institucional.

Militancia: MAR.

Ultimo Cargo: directora de Información y Publicaciones.

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