Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Xavier Carreto A.

El gobierno que necesitamos en Guerrero

Una de las formas más recurrentes para hablar del estado de Guerrero, en donde usted, yo y nuestras familias habitamos, es haciendo alusión al rezago que ocupa en el contexto del desarrollo nacional. Los datos que se conocen de nuestra entidad así no los hacen saber más allá de preferencias partidistas, ideologías, puntos de vista o cualquier otra consideración.

De acuerdo con los datos más relevantes y recientes de los que se disponen, tomados del Almanaque Mexicano, correspondientes al año 2000 y algunos cálculos que hemos hecho para este trabajo, tenemos que la extensión territorial del estado es de 64, 791 kilómetros cuadrados que representa el 3.2% del territorio nacional. En donde la población total es de 3, millones 75 mil 83 habitantes, de los cuales el 51.73% son mujeres y 48. 27% son hombres. 548 mil 001 de los habitantes son población indígena. La población urbana representa el 55.36% y la rural el 44.64%.

La población económicamente activa es del 61.69%. Siendo el turismo la principal actividad económica, teniéndose una oferta de cuartos de hotel de 21 mil 689, en 280 establecimientos, en tres principales destinos turísticos: Acapulco, Ixtapa-Zihuatanejo y Taxco. Tuvimos un Producto Interno Bruto de 59 mil 272 millones de pesos, en el año de 1998. Contamos con un total de 12 mil 333 kilómetros de carreteras; 169 mil 116 automóviles; dos aeropuertos internacionales, en Acapulco, y en Zihuatanejo, y 42 estaciones de radio.

Otros datos son: la esperanza de vida al nacer es de 76.3 años las mujeres y 69 los hombres; se registran 122 mil 69 nacimientos y 11 mil 173 defunciones al año. Se tienen registradas 934 unidades médicas públicas con mil 544 camas censables y 2 mil 469 no censables; los establecimientos médicos privados son 74 con 629 camas censables y 94 no censables; la tasa de mortalidad infantil es de 26 por cada mil nacimientos.

Por otro lado, nuestro nivel de escolaridad es de 6.2 grados de estudios; el número de analfabetos era en 1999 de 417 mil 350 personas que representa el 22.7% de las personas mayores de 15 años; existe un alto rezago educativo, pues se calcula que aproximadamente el 80% de los adultos mayores de 15 años no han concluido con su educación básica de 10 grados: 1 de preescolar, 6 de primaria y 3 de secundaria.

Si a esto le agregamos que la Universidad Autónoma de Guerrero, nuestra principal institución de educación superior, cuya cobertura sumada a las de otras instituciones de este nivel es del 9%, no ha respondido a las expectativas de superación de los jóvenes guerrerenses y poco ha aportado al desarrollo del estado, nos encontramos en una situación muy triste por el bajo rendimiento de nuestro sistema educativo estatal, a donde se destinan los mayores recursos del presupuesto de la entidad que este año son 6 mil 700 millones de pesos, los cuales representan el 41% del total.

Si comparamos los datos del estado, particularmente los relacionados con ingreso económico, indicadores de salud y educación, con los datos generales de nuestro país nos encontramos el siguiente panorama.

El ingreso per cápita nacional es de 4 mil 915 dólares, el de los guerrerenses es de 2 mil 523. El porcentaje nacional de la población urbana es de 74.68%, en Guerrero es de 55.36. El promedio nacional de esperanza de vida al nacer es de 74 años, el de los habitantes de nuestra entidad es de 72.5 años. La tasa nacional de mortalidad infantil es de 15.46 por cada mil nacimientos, la del estado de Guerrero es de 26.

La población analfabeta nacional representa el 10.5% y en Guerrero es del 22.7%; el promedio nacional de escolaridad es de 7.7 años de estudio, el guerrerense es de 6.2; el rezago educativo nacional, entendido como el porcentaje de personas mayores de 15 años que no han concluido su educación básica de 10 años, es del 58%, mientras en Guerrero, representa cerca del 80%. La cobertura nacional de educación superior es de 19% y la nuestra cubre el 9% con el agravante de su bajo nivel.

Así como queda demostrado por la comparación que hemos hecho de cada uno de estos indicadores que nos hablan de la calidad de vida en el país y en el estado, tenemos que el atraso en el cual los guerrerenses vivimos debe ser motivo de preocupación para todos nosotros, pero particularmente para quien gobierna la entidad.

A estos datos estadísticos, debemos añadir la inseguridad que se vive en la entidad por los asesinatos, secuestros, robo de vehículos, entre los hechos delictivos que más lastiman a la sociedad guerrerense que, ante la incompetencia y no pocas veces la complicidad de quienes están obligados a combatir la delincuencia, se dan respuestas precisas de los ciudadanos como Javier Ibáñez y las comunidades indígenas que han creado su policía comunitaria, en cinco municipios.

Ahora que el gobierno del estado que encabeza René Juárez llega a la mitad de su mandato constitucional, pues se inició el 1 de abril de 1999, es un momento oportuno para la reflexión.

No se puede culpar a este gobierno por el atraso en el que hemos vivido, pero tampoco estamos viendo que esté haciendo un trabajo serio, honesto y responsable por sacarnos adelante.

La debilidad de las instituciones guerrerenses es más que evidente, para donde quiera que regresemos a ver nos encontramos que nuestras instituciones no están funcionando como quisiéramos.

Si empezamos por nuestro Sistema Educativo Estatal, con la UAG a la cabeza, no está dando resultados positivos, por la incompetencia y falta de valor de las autoridades ante las prácticas nocivas del gremio magisterial, incluidos los universitarios; apatía e indiferencia de la sociedad; recursos públicos escasos y mal aplicados.

En el sector salud, nos encontramos carencias de equipo, medicamentos y personal médico calificado para atender a dos tercios de la población que no tiene acceso a los servicios del IMSS y del ISSSTE. Pocos recursos y desviación de los mismos con la complicidad del personal sindicalizado.

Una Procuraduría General de Justicia corrupta hasta el tuétano, empezando por quienes la han dirigido que no cumplen con el perfil profesional para el desempeño del cargo.

Y lo más importante para la vida institucional del estado de Guerrero es el equilibrio y la coordinación entre sus tres poderes y niveles de gobierno, lo cual lamentablemente tampoco tenemos los guerrerenses.

Si se considera que en una entidad soberana como la nuestra la gobernabilidad se sustenta en el funcionamiento de sus instituciones; en el equilibrio de sus poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; en la armonía y coordinación para el trabajo de sus tres niveles de gobierno. Tenemos que reconocer, con gran preocupación y pena, que la gobernabilidad no existe en el estado de Guerrero, pues sus instituciones no están operando a la altura de las exigencias de la sociedad; no hay equilibrio de poderes por la subordinación vergonzosa que el Legislativo y Judicial tienen ante el Ejecutivo; asimismo, está ausente la colaboración entre los niveles de gobierno, explicada por la pertenencia de los titulares a diferentes partidos políticos.

No es la petición de juicio político al gobernador el mejor camino para avanzar en el desarrollo de nuestro estado, por las confrontaciones naturales que puedan suscitarse, sino el compromiso que todos debemos asumir, como diría Mario Vargas Llosa: “Ser libre es no sólo ser capaz de elegir entre varias opciones, sino ser responsable de lo que pasa en la sociedad”, eso sí debemos precisar que la responsabilidad principal corresponde al jefe del Ejecutivo, en la construcción de un Guerrero mejor y el inicio de esta segunda parte de la administración estatal es un buen momento para empezar a hacerlo.

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