Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Juan Carlos Moctezuma R.

La anécdota de hoy parece sacada de esa Biblia del albur nacional escrita por Armando Jiménez que es Picardía Mexicana.
La FIFA envió una carta donde le pedía una explicación a la Federacióin Mexicana de Futbol (FMF) sobre el grito de “puto” que lanzan los aficionados mexicanos asistentes al Mundial cada vez que el arquero del equipo contrario despeja el balón de saque de meta.
Y la FMF le respondió, más o menos, que era imposible tratar de coartar la libertad de expresión de los mexicanos al hacer uso de un grito que es ya una costumbre en las canchas mexicanas. Pero el director de las Selecciones Nacionales, Héctor González Iñárritu, fue más alla al defender vehementemente el derecho de esa expresión claramente homofóbica.
La FIFA tiene claramente marcado en sus estatutos que “Está prohibida la discriminación de cualquier país, individuo o grupo de personas por su origen étnico, sexo, lenguaje, religión, política o por cualquier otra razón, y es punible con suspensión o exclusión”. Pero lo cierto es que la palabra en cuestión solamente amerite una multa a la FMF, sin llegar a mayores.
El punto aquí es que los federativos tienen una mentalidad que en nada se diferencia a los miembros de las barras bravas (antes porras), pues tácitamente están de acuerdo con ese grito ya que a pesar de que porteros como el Pikolín Palacios de Pumas hizo un llamado para sancionar en la Liga MX esa expresión, lo ignoraron olímpicamente. Igual que han ignorado los temas del racismo, de la violencia de las porras que va en aumento y de la eterna reventa.
Si esos federativos hubieran ideado una forma de que ese grito no se extendiera a través de una campaña publicitaria o de regalar boletos o de proponer otra forma de manifestación, no seríamos, como lo somos ahora, juzgados por nuestra elemental y discriminatoria forma de apoyar a nuestros equipos. La vergüenza es ahora internacional.
La FIFA está en lo suyo, como institución se rige por las normas propias de la corrección política internacional.
La FMF también está en lo suyo, ver al futbol como un negocio redondo en el que los logros económicos van siempre por delante de los intereses deportivos… esos se los juegan en un albur.

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