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En los camiones, se pasea la propaganda política por la zona turística de Acapulco

* Sorprende a los visitantes que el PRD gobierne Acapulco

Aurelio Peláez * El asombro del turista ante el paisaje acapulqueño de Semana Santa con propaganda política va desde el “yo creí que Mojica era un partido político”, al “¿a poco el PRD gobierna Acapulco?”.

El politizado chilango encontró en el puerto, donde cada espacio público está en disputa, anuncios políticos fijos, como paredes y anuncios espectaculares, y móviles, como los costados y cabuses de los camiones y los medallones de los taxis.

Aunque el ayuntamiento porteño prohibió a los partidos hacer pintas en las paredes y bardas de la zona turística, esto no ha impedido que la propaganda preelectoral se pasee por esta zona de la ciudad. Incluso, en un caso más radical, la playa fue el escenario de la protesta de un grupo político, el de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), quienes hace dos semanas instalaron un plantón permanente al pie del asta bandera del parque Papagayo. En la playa del mismo nombre, una docena de militantes de esa organización mantenían la protesta en demanda de apoyo para los campesinos de Coyuca de Benítez. Procuraban también que el viento no derribara la decena de mantas que instalaron a lo largo de ese sector de la playa.

El turista, apenas se detiene ante ellos y busca qué atajo tomar para llegar a las sombrillas instaladas en la playa, cargando la hielera con refrescos y cervezas.

Por sobre la avenida Costera, en forma unánime, la propaganda del candidato priísta a la alcaldía, Ernesto Rodríguez Escalona, gana los espacios del área de La Condesa. Las discotecas y exclusivos restaurantes de esa zona albergan posters del abanderado priísta: “Pero dicen que López Rosas (del PRD), anda fuerte”, confía un mesero, en las afueras de uno de los restaurantes, oferta de la carta de la casa en mano.

Las casetas de las paradas de los camiones también las acapara Rodríguez Escalona, conviviendo su propaganda con la del aspirante por el PRD, Carlos Alvarez Reyes, y los anuncios del Hard Rock-discoteca, la cerveza Corona y el bronceador Coperttone.

En las avenidas es imposible no ver la propagada en los camiones. Más, por lo denso del tráfico. Ahí la competencia es pareja. Se percibe sobre todo la propaganda perredista, quizá por lo improvisada que es la del priísta Ernesto Rodríguez. Se ven sobre todo las de López Rosas y Mojica. Un poco menos, la de los panistas Cuauhtémoc García Amor y Jorge Pérez Villanueva. Uno de cada tres camiones trae propagada.

“Uno aquí ya se acostumbró a la propaganda, quién sabe el turista”, dice un porteño. Aunque quizá ni la notan, con eso de que, dicen, el chilango lleva su cultura de vacaciones. Los restaurantes, poco después de las 3 de la tarde, se comienzan a llenar. La causa: el clásico del futbol, el América, el equipo de la chilanguiza, y el Guadalajara, el equipo al cual le va la otra mitad de México cuando juega contra los americanistas. En la calle, en la de todos modos apacible caminata de Semana Santa, se oye el: “¡Aguilas, Aguilas!”, en forma más apasionada que de costumbre. Es el grito de guerra de quienes acostumbran a ser fieles huéspedes del estadio Azteca, y que hoy, dos veces tristemente, no están apoyando al equipo de casa. Quizá por eso perdió el equipo de Televisa.

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