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Las mujeres mixtecas, discriminadas en educación, alimentación y las decisiones

 * Las mixtecas de las comunidades de Tlacoachistlahuaca, Xochistlahuaca y Metlatónoc rara vez asisten a las asambleas, y en caso de que vayan se sientan hasta atrás y no hablan, dice la dirigente y fundadora de la organización Ndu na ñu savi

 Maribel Gutiérrez * Una mujer mixteca guerrerense está trabajando para la liberación de otras mujeres mixtecas. Hermelinda Tiburcio Cayetano, dirigente y fundadora de la organización Ndu na ñu savi (Nosotros los pueblos mixtecos), que es parte del Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena, organiza talleres de capacitación para que las mujeres de 15 comunidades ñu savi de los municipios de Tlacoachistlahuaca, Metlatónoc y Xochistlahuaca conozcan sus derechos, y se integren a la toma de decisiones de sus comunidades, que hasta la fecha están reservadas sólo para los hombres.Para desarrollar este proyecto de trabajo, obtuvo una beca de la Fundación Macarthur, que consta de un apoyo mensual para materiales de trabajo y tarslado.El objetivo de su proyecto es contribuir a que las mujeres se integran a la sociedad indígena, igual que los hombres. Algunas comunidades donde se han desarrollado talleres sobre los derechos de la mujer indígena son Guadalupe Mano de León, La Soledad, Santa Cruz Yucucani, La Trinidad, Rancho Nuevo Democracia y El Coyul.También están programados talleres de capacitación para buscar que la mujer sea independente económicamente, que tenga un trabajo remunerado.Hay en este proyecyo el reconocimiento pleno de que la sociedad indígena discrimina a la mujer más que la sociedad mestiza.

Menos derechos que los hombres

En medio de la pobreza en que viven los ñu savi o pueblos mixtecos, que afecta por igual a toda la población indígena, las mujeres viven una situación peor que los hombres, afirma Hermelinda Tiburcio Cayetano, y da un panorama de la opresión de la mujer en estos pueblos indígenas.Las mujeres de las comunidades mixtecas de Guerrero no tienen derecho a participar en las decisiones del pueblo, y rara vez asisten a las asambleas, y en caso de que vayan se sientan hasta atrás y no hablan.

Las mujeres mixtecas se mueren antes que los hombres. Tienen una esperanza de vida menor porque están peor alimentadas que los hombres. En el reparto de la comida no hay un trato igual, les dan de comer mejor a los hombres. En las familias dan preferencia a los niños cuando se trata de repartir los alimentos, y después, las madres comen lo que sobra en la casa, después de que todos comieron. Por eso se enferman más, y mueren muy jóvenes, además de los altos índices de muerte por parto.En la educación también son relegadas. Cuando se trata de decidir quién va a ir a la escuela, las familias dan más derecho a los niños, porque las niñas se van a casar muy jóvenes y no consideran muy importante que estudien, en cambio los niños van a ser responsables de una familia y tienen que aprender al menos a leer y hacer cuentas.Las mujeres mixtecas se casan entre los 14 y los 17 años, y no pueden elegir con quién se casan; es el hombre el que las elige, las familias se ponen de acuerdo para la boda, y la mujer da por hecho que tiene que aceptar.

Se escapó de su casa para buscar otra vida

Hermelinda Tiburcio tiene 24 años, nació en Yoloxóchitl, municipio de Tlacoachistlahuaca, una de las comunidades integradas al movimiento que desde 1995 lucha por el reconocimiento legal del municipio indígena de Rancho Nuevo Democracia.

En entrevista, en Acapulco, Hermelinda Tiburcio dice, preocupada: “Allá hay mucho maltrato a la mujer. Pero últimamente la sociedad indígena está entendiendo que la mujer indígena también vale. Por eso es importante difundir los derechos de las mujeres, y que se sepa que están las autoridades y otras mujeres para defender a las mujeres”.Describe cómo puede contribuir a que cambie la situación de la mujer: “Estamos buscando que la mujer se acerque a la comisaría de su pueblo, para que la comunidad la tome en cuenta. Las mujeres no van a las asambleas, porque se piensa que para qué van, si ellas tienen que poner el nixtamal, tienen qué hacer cosas en la casa. Por eso ellas no van a las asambleas, no haban, no toman decisiones. No hablan porque tienen miedo a equivocarse, tienen miedo a que se burlen de ellas. No hablan porque no tienen información de lo que pasa porque no han participado antes. No hablan porque piensan: qué tal si digo algo y mi marido se enoja”.Según el destino de las mujeres mixtecas, Hermelinda Tiburcio, a los 24 años, debería estar casada y tener varios hijos. Pero ella se salió del esquema tradicional, y ahora está estudiando la licenciatura en Psicología en Acapulco.

Defender los derechos indígena y la igualdad de la mujer

Hermelinda Tiburcio es defensora de los derechos indígenas, de los valores de los usos y costumbres indígenas y de la cultura, pero no de la discriminación y opresión de la mujer.

En defensa de los derechos y la cultura indígenas participa en las actividades del Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena, y en su organización, Ndu na ñu savi, en comunidades de la región mixteca.Y busca romper con la discriminación y la opresión de la mujer mixteca, y comenzó con ella misma.Cuando tenía 10 años se escapó de su casa, en Yoloxóchitl, y se fue a vivir a la cabecera municipal de Tlacoachistlahuaca con unas monjas.“Yo me salí porque quería estudiar, quería tener otra vida. Conocí a una señora de Tlacoachis que fue a mi pueblo y le dije que me llevara. Me dijo ora pues, te espero en el arroyo. Solamente le avisé a mi mamá, Francisca Cayetano, que ya murió. Le dije: si viene mi papá le dices que no viste cuándo me fui, porque si no te va a pegar. Y me fui.“En Tlacoachis aprendí a hablar español, la señora que me llevó me enseñó a hablar español; y mientras, le ayudaba a lavar la ropa en la casa. Después me mandó a la escuela primaria, que se me dificultaba mucho porque la escuela es en español y yo no hablaba bien. Después me fui a San Luis Acatlán para estudiar la secundaria y el bachillerato en el Cebeta. Hace unos años mi papá me decía que me regresara al pueblo, que me iba a dar un terreno. Pero ahor ya hay respeto hacia mí y hacia mi trabajo”.

 Las jóvenes mixtecas no tienen derecho a hablar con  los  hombres  

En la comunidad de Rancho Nuevo Democracia, antes Rancho Viejo, municipio de Tlacoachistlahuaca, María, de 15 años, estaba el lunes pasado, al medio día, platicando en una calle de la comunidad con Juan, un joven de la misma edad.
Llevaban unos diez minutos hablando, cuando Juan vio a lo lejos acercarse a la madre de María. Como estaba haciendo algo prohibido, se alejó corriendo del lugar, y huyó a esconderse en el monte. Una joven mixteca no tiene derecho a hablar un hombre. No puede tener amigos de la misma edad, ni siquiera existe el noviazgo, a la mujer que se casa la pide la familia de su futuro esposo y el papá de ella la da. Antes no existe el noviazgo ni un tiempo para conocerse, ni siquiera existe la palabra novio en el idioma mixteco. Cuando una mujer se atreve a hablar con algún vecino, significa que se van a casar con él, o si una muchacha está en el ayorro lavando la ropa y pasa un muchacho y le habla, se va con él. La madre de la María la regañó, y la llevó a la comisaría. Ahí la encerraron en la cárcel, como si hubiera cometido un delito.  El joven se enteró de lo sucedido, y se presentó a la comisaría. También lo encerraron. Las familias eran las primeras en exigir que hubiera matrimonio. Para ellas es inaceptable que su hijo e hija hayan platicado. Los dos fueron liberados, cuando admitieron que tendrán que casarse. Salieron de la cárcel para convivir en pareja, sin que fuera su propósito; sólo por unos minutos de diálogo.
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