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Aréstegui: el homicidio de Acosta Chaparro, para obstaculizar a la Comisión de la Verdad

Lourdes Chávez

Chilpancingo

El rector de la Universidad Intercultural, Rafael Aréstegui Ruiz, reveló que durante el periodo de la llamada guerra sucia en Guerrero, estuvo prisionero en un campo militar y fue torturado personalmente por el extinto general Mario Arturo Acosta Chaparro, pero se reservó los detalles de su cautiverio.
Consideró que el asesinato del militar fue un acto premeditado “para eliminar los cabos sueltos” y evitar que la Comisión de la Verdad que se creó tres días antes de la ejecución llegue al fondo en sus investigaciones.
Militante del movimientos universitario de los setentas, uno de los más golpeados con desapariciones, asesinatos y perseuciones, Aréstegui Ruiz opinó que la ejecución del general brigadier fue perpetrado “por los autores intelectuales de los crímenes de la guerra sucia; los gobernantes y clase política de ese entonces, los militares, los caciques de Atoyac”, que no han perdido la liga con algunos gobiernos.
Durante una conferencia de prensa que convocó para informar sobre la situación financiera de la Universidad Intercultural, añadió que el trabajo de la Comisión de la Verdad va a depender de la voluntad política de quienes gobiernan, para abrir expedientes de la época, aunque se sabe que “el Ejército se cuida las espaldas”.
Cuando se le preguntó su opinión sobre la muerte del militar retirado, ocurrida el pasado viernes en la ciudad de México, Aréstegui Ruiz declaró: “Yo fui huésped involuntario del campo militar, y personalmente fui torturado por Acosta Chaparro. Se merecía muchas cosas, pero lo que más se merecía era un juicio para responder por todos los crímenes que cometió en el pasado”.
Dijo que el homicidio no fue obra de la delincuencia organizada. “Todos los medios saben cómo actúa el narco, si hubiera venido de ahí, yo creo que lo habrían llenado de balas y usado cuernos de chivo, pero fue un asesino profesional el que lo ejecutó”, dijo.
Por tanto, su tesis apunta a que su muerte fue para impedir que la Comisión de la Verdad pueda indagar a fondo qué pasó en la guerra sucia en Guerrero; “mataron al testigo y al actor principal de lo que pasó” en ese periodo negro de 1969 a 1979, que es al que está circunscrito el mandato de los comisionados designados apenas .
Lamentó el fracaso del primer organismo para investigar y castigar los delitos cometidos por agentes gubernamentales en la guerra sucia, la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), formada en la Presidencia del panista Vicente Fox, “que cuando comenzaba a llegar a resultados importantes le quitaron el presupuesto”.
Señaló que a diferencia de Argentina, donde los gobiernos civiles sí fueron al fondo del asunto y terminaron encarcelando a los generales responsables de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones y hasta el robo de los niños de los militantes políticos detenidos, “aquí sólo le dan personalidad a la comisión, pero no le permiten llegar a fondo, no se castiga a los culpables”.
Consideró que hasta que no haya un cambio verdadero en la forma de gobernar, hasta que no se respeten los derechos humanos, el castigo no será posible.
Sin embargo, Aréstegui Ruiz destacó la integridad de los miembros de la Comisión de la Verdad en Guerrero, y afirmó que constitución es un logro para el esclarecimiento de la ubicación de los desaparecidos, “es un paso adelante” en un camino con muchas dificultades para llegar a la verdad histórica.
Señaló que los miembros de la comisión tienen que acceder a los expedientes y conocer a detalle todo lo que dicen, y sus resultados van a depender de su propio entusiasmo y de la voluntad política de quienes gobiernan para abrir esos expedientes.
Pero insistió en que el Ejército se cuida las espaldas, pues lo hizo con la comisión de la verdad del 68, “y hasta ahora no sabemos quiénes fueron los que ordenaron la ejecución de los estudiantes en la Plaza de Tlatelolco ni la construcción de la Brigada Blanca”, el cuerpo de elite formado por militares y policías al que se le dio la encomienda de exterminar a los grupos guerrilleros de los años 70 a como diera lugar, incluso pansando por encima de la Constitución y las leyes.

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