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Aun muerto, Acosta Chaparro debe ser juzgado para que quede un registro de sus crímenes: Anita Estrada

Daniel Velázquez

No hay calificativo para describir los crímenes que cometió el general brigadier retirado Mario Arturo Acosta Chaparro durante la guerra sucia en Guerrero, dijo Anita Estrada Ramírez, profesora de la Universidad Autónoma de Guerrero y quien perdió a dos hermanos durante la guerra sucia.
Dijo que aunque Acosta Chaparro haya muerto, debe ser juzgado porque muchos familiares de sus víctimas están ansiosos de justicia.
“Todo lo que hizo Acosta Chaparro no hay calificativo para describirlo”, expresó.
El pasado viernes en una colonia del Distrito Federal fue asesinado de tres disparos con arma de fuego el general brigadier Mario Arturo Acosta Chaparro, acusado de ser responsable de desapariciones forzadas en la década de los setenta.
Con lágrimas, Anita Estrada expresa su desconfianza en los gobiernos del PRI y del PAN, porque nunca juzgaron a Acosta Chaparro por los crímenes que cometió a pesar de que estuvo preso y hay testimonios de las víctimas y de las personas que perdieron a familiares durante la guerra sucia.
Estrada Ramírez contó que en los años de la guerra sucia las víctimas fueron campesinos, estudiantes universitarios, maestros y gente común. “¿Cuál era su crimen? Estar con las causas del pueblo, luchar por mejorar las condiciones económicas, sociales de nuestro país”, dijo.
“Acosta Chaparro no asesinó ni desapareció delincuentes sino a luchadores sociales, la gente que estaba por las causas justas de los campesinos, de los estudiantes, de los trabajadores, solamente que él gozó siempre de impunidad porque nunca hicieron nada en contra de él, lo declararon inocente, esto implica que este gobierno es parcial y comparte todo lo que hizo Acosta Chaparro”, subrayó.
El gobierno federal y el estatal tenían a Acosta Chaparro “como brazo ejecutor” de los asesinatos y desapariciones e injusticias que se cometieron en la entidad. “Fue una figura clave, considerado como un militar muy competente por el gobierno federal”, señaló.
Dijo que “a todas luces fue conocido como responsable de estas acciones, en realidad si la justicia se aplicara Acosta Chaparro no habría salido de la cárcel y hubiera sido juzgado por los crímenes cometidos, yo no encuentro diferencia en cuanto a injustos a los sexenios que le han tocado al PAN y que le han tocado al PRI”.
Recordó que Rubén Figueroa Figueroa y Acosta Chaparro “sembraron el terror” en Guerrero, a cualquier persona por ser universitaria la consideraban enemigo y delincuente.
“Estamos ansiosos de justicia”

Opinó que el asesinato de Acosta Chaparro no mutila el trabajo de la recién creada Comisión de la Verdad, pero sí perderán mucha información del actor principal de los crímenes cometidos en Guerrero.
“Con la muerte de este señor se fue a la tumba toda la información que él tenía de estas acciones que el encabezó”, expresó.
A pregunta expresa sobre si el asesinato del militar podría tener alguna relación con la recién creada Comisión de la Verdad, la profesora dijo que no podría afirmarlo, “pero cualquiera puede ver con suspicacia esto, de algún lado pudo haber llegado esto precisamente en el momento en que podrían esclarecerse tantas injusticias y crímenes que se cometieron”.
Anita Estrada indicó que aunque con la muerte de Acosta Chaparro se perdió información, tiene confianza en que los integrantes de la Comisión de la Verdad “harán su mayor esfuerzo para esclarecer hasta donde sea humanamente posible, porque el pueblo, la gente, las víctimas, la gente consciente estamos ansiosos de justicia desde siempre”.
“La muerte de este personaje implica que ya no se va a contar con una pieza clave en estas acciones de impunidad, de crimen”, insistió.
Dijo que está favor de un juicio post mortem contra Acosta Chaparro, “aunque él ya no sufriría ni una millonésima parte de lo que sufrimos las víctimas de esa etapa, pero para la historia que quede registrado quién fue ese personaje, debe juzgarse”.
“Los crímenes cometidos son de lesa humanidad y deben juzgarse, no fue un delincuente cualquiera, de aquellos que sentencian a 200 años por haber cometido tantos crímenes, no se compara ningún delincuente con este señor, no encuentro palabras para describirlo, su acción enlutó a las familias, al pueblo en general”, reiteró Anita Estrada.
Recordó que sus hermanos Teresa y Domingo Estrada Ramírez fueron desaparecidos durante la guerra sucia.
Teresa Estrada era estudiante de la Facultad de Filosofia y Letras de la UAG y desapareció el primero de septiembre de 1974, “y nunca volvimos a saber nada más de ella”.
Dijo que como universitaria comprometida con las luchas sociales participó en acciones de ayuda humanitaria a favor de los presos políticos, y durante una visita que hizo a Juan Avilés Lino en la cárcel preventiva de la ciudad de México conocida como Lecum-berri, fue desaparecida.
Domingo Estrada era estudiante de preparatoria y desapareció en 1980; antes fue encarcelado en una prisión clandestina, en 1978, y al salir libre se dedicó a denunciar en foros lo que vivió y vio en las cárceles clandestinas que empleaba el gobierno contra los luchadores sociales.
Desde esa fecha fue perseguido por el gobierno federal y a la familia le informaron que murió en un enfrentamiento en Yuridia, Guanajuato –“eso fue lo que nos dijeron”– pero nunca les entregaron el cadáver, ni les dijeron en qué lugar estaba sepultado a pesar de las movilizaciones de organizaciones sociales defensoras de derechos humanos; “nosotros lo damos por desaparecido, no nos consta que fue asesinado”.
“Como el caso de otros maestros y estudiantes desaparecidos de la universidad, no eran delincuentes ni guerrilleros tampoco, y ese caso como el de cientos de familias quedó así, en la impunidad”, recordó aún con la “herida abierta” por esos hechos.

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