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“Tenemos miedo”, dicen los desplazados de San Miguel Totolapan refugiados en la capital

*A 17 días de su llegada reiteran que no regresarán a sus comunidades aunque les ofrezcan la presencia de las fuerzas armadas

Anarsis Pacheco Pólito

Chilpancingo

Los desplazados por la violencia de la sierra de Guerrero cumplieron 17 días desde su llegada a la capital del estado, para buscar la seguridad que no se les otorgó en el municipio de San Miguel Totolapan.
“No queremos hablar, porque tenemos miedo de lo que le pase a nuestras familias, pero lo que sí queremos es que quede claro que a Santa María y El Barroso no queremos regresar jamás”, enfatizó uno de los desplazados.
Un señor de tez blanca, de no más de 40 años, con manos toscas y huaraches de piel de vaca, contó que en su salida de El Barroso, dejó todo con lo que podía alimentar a su familia integrada por siete personas; “mi burro, mi tierra sembrada, los pollos, un chivito, todo lo deje allá, pero ahora me siento seguro”.
Durante una visita realizada al albergue del Instituto del Deporte de Guerrero (Indeg), se conoció la historia de tres familias que por la violencia en la sierra de Guerrero tuvieron que dejar su patrimonio y su fuente de ingreso.
En el albergue están registradas 83 personas de Santa María del Sur, de las cuales 38 son menores de edad, y de la comunidad del Barroso son 28 personas, de las cuales 10 son menores de edad.
El temor permanece en la atmosfera del albergue, entre colchonetas y llanto de bebes; con ciertas medidas de seguridad en la puerta del lugar, y algunas restricciones serias para poder hablar con de los desplazados.
“Ya no queremos hablar con los periodistas, tenemos miedo, porque nuestros nombres salen ahí y no vaya a ser que nos hagan algo”, explicó una mujer de entre 46 años, quien se limpiaba la boca continuamente.
Otra de las mujeres que lavaba trastes dijo entre susurros, “nos vayan a encontrar, no hay que decir nada”.
Uno de los hombres que se decidió a platicar su historia, con la condición firme de que no se escribiera su nombre, relató que su corazón esta triste ante la salida apresurada de El Barroso, donde dejo su siembra de maíz y frijol, pero a pesar de la tristeza, su cabeza le dijo que salieran antes de que le pasara algo malo a su familia.
“Ahí no paso nada… todavía no pasaba nada, salimos de ahí porque en pueblos vecinos se supo de robos de mujeres y de hombres por gente armada”, agregó.
Explicó que la decisión fue tomada por todos, quienes quisieron salir de la sierra para evitar ser víctima del crimen organizado que se adueñó de esta zona, donde aseguran no ingresa ninguna fuerza policial.
Relató que sólo sacó lo que pudo de su casa, donde dijo que no tenía muchas cosas de valor, “lo más valioso era mi tierra que me daba de comer”; señaló que sacó casi lo que tenía puesto y algunos papeles como actas de nacimiento, pero no más.
Señaló que primero llegó a Iguala, pero ahí nadie los respaldó, por eso decidió viajar con sus cinco hijos y su esposa para la capital, y aquí iniciar una nueva vida, “aquí está el gobierno, esa es nuestra seguridad”.
Aseguró que no quieren regresar a su pueblo, aunque el gobierno encabezado por Ángel Aguirre Rivero les prometa que subirán los marinos, militares y los federales, no quieren regresar.
“Nos dijeron que va a subir la Marina para darnos seguridad, pero no pensamos regresar, sólo van a estar dos meses y se bajan”, comentó.
Señaló que ahora los campesinos tuvieron que salir de sus tierra de cultivo, hicieron una denuncia pública, por eso tienen miedo de regresar, porque aseguran que estos grupos de la delincuencia organizada pueden hacer algo en su contra.
Otra mujer dijo que ni los maestros subían a Santa María del Sur porque tenían miedo de que les pasara algo; de vez en cuando subían, por lo que los niños no recibieron una educación adecuada.
Comentó que en el pueblo no había pasado nada, pero decidieron que por su propia seguridad antes de que pasara algo era mejor salirse del lugar, aunque eso significaba dejar sus animales y su siembra.
Comentó que en estos 17 días de permanecer en la capital se sienten seguros, pero “apenas está iniciando nuestra nueva lucha y nuestra nueva vida”, porque el gobierno no les resuelve y ellos necesitan tierras para alimentar a sus hijos.
“La policía subía de vez en cuando, y pues sólo estaban ahí un ratito y ya se bajaban, eso no es seguridad, y ahora dicen que mandarán a marinos, nosotros no queremos regresar ni al municipio, tenemos miedo”, agregó.
Durante la estadía en el Indeg uno de los desplazados le informó a los trabajadores de Protección Civil que están atendiéndolos, que su familia había llegado de la ciudad de Iguala y esperaban que fueran recogidos en la terminal de autobuses.

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