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Acepta la monarquía que Holanda vuelva a las urnas en septiembre para elegir nuevo primer ministro

DPA

La Haya / Bruselas

Los Países Bajos volverán a las urnas el próximo 12 de septiembre, después de que la reina Beatriz aceptase ayer esa fecha como la más idónea para que el país, en recesión técnica, decida nuevamente su destino político en un momento marcado por la austeridad de las cuentas públicas que le exige Bruselas.
Según informó ayer un portavoz de la Casa Real holandesa, la monarca aceptó esa fecha después de que previamente las principales fuerzas políticas del país, los liberales del VVD del primer ministro dimisionario, Mark Rutte, y los democristianos del CDA, con los cuales formaban hasta el pasado fin de semana una coalición de minoría, pactasen con el principal partido de la oposición, los laboristas del Pvda, volver a las urnas en ese mes.
También dio su imprescindible aprobación el islamófobo Partido de la Libertad (PVV), del siempre polémico y euroescéptico Geert Wilders, la tercera fuerza del país tras el VVD y el CDA y a quien Rutte culpó del hundimiento del gobierno, por su intransigencia a la hora de negociar los ajustes exigidos por Bruselas.
Está previsto que este jueves el Parlamento de La Haya debata a partir de las 15:00 horas (13:00 GMT) sobre el elemento detonante de la crisis de gobierno: el paquete de austeridad por cerca de 15 mil millones de euros que Holanda debe acometer para reducir su déficit público en 2013 (cuya previsión es del 4.5 por ciento del PIB) y colocarlo por debajo del 3 por ciento.
El tiempo corre en contra del país. Como tarde a finales de este mes, el comisario de Asuntos Económicos de la UE, Olli Rehn, quiere que Holanda le transmita un plan detallado de dónde recortará para contener el déficit el año que viene.
Si el gobierno en funciones no logra convencer a Bruselas, no es probable que el ejecutivo comunitario aplique una “excepción holandesa”, después de haber admitido -como algo inédito- una “excepción española” en materia de contención del déficit, cuando en una tensa negociación con Madrid admitió que España tenga este año un 5.3 por ciento de déficit, en lugar del 5.8 que planteó Rajoy.
Sin recortes sobre la mesa, los Países Bajos se arriesgan a ser multados con cerca de mil millones de euros, según informa ayer la agencia holandesa de prensa, ANP.
La vuelta a las urnas apenas dos años después de que el país votase en los comicios de junio de 2010 supone la constatación del fracaso del efímero experimento conservador que amalgamó, en ocasiones contra natura, a esas tres formaciones políticas holandesas durante cerca de dos años, no sin sobresaltos.
A los reiterados exabruptos antieuropeos de Wilders, quien este lunes dejaba claro que su formación mantiene “la lealtad con Holanda y no con los eurófilos de Bruselas”, se sumaron numerosos ataques, más o menos, velados del líder del PVV contra la monarquía holandesa y hasta un roce casi directo con la reina Beatriz, cuando la monarca visitaba, ataviada con el velo islámico, una mezquita en Omán, hace unos meses.
Pero cuando parecía que esta coalición sostenida con palillos iba a fracturarse definitivamente en febrero pasado, tras la polémica inauguración por el PVV de una página de Internet xenófoba, y la condena de, entre otros la UE, el tripartito (aunque el PVV no formaba oficialmente parte del gobierno) siguió adelante tocado del ala. Rutte, lejos de condenar abiertamente esa situación, prefirió achacarla a cuestiones internas del PVV, consciente de que su frágil coalición dependía de Wilders para seguir en pie.
Hasta que Rutte chocó con la piedra de Bruselas. Wilders no quiso aceptar que el recorte afectase a la población, a “la gente sencilla” de Holanda, y dio por rotas las negociaciones presupuestarias el pasado fin de semana, dinamitando los endebles cimientos del gabinete y precipitando la convocatoria de nuevos comicios.

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