Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Floriberto González González

La universidad en  la cuerda floja

¿Qué significará hoy la Universidad Autónoma de Guerrero para los universitarios? ¿seremos acaso la farsa y la tragedia que nos heredó la demagogia de los grupos políticos, que en su interior se han disputado el poder y se han repartido la administración sin ningún escrúpulo sirviendo a sus propios intereses y envileciendo a la universidad? ¿cuánta mediocridad seguiremos resistiendo? ¿tendremos conciencia de que la reforma de la universidad pasa por reformar el pensamiento y, por tanto, promover cambios de fondo en la educación que se ofrece a la sociedad guerrerense? ¿se puede seguir privilegiando la disputa ideológica –y desde luego, por el poder- por encima del debate de verdaderos proyectos académicos que respondan a las expectativas de los guerrerenses? ¿tendremos la más mínima convicción ética para hacer un ejercicio autocrítico que permita recuperar la universidad y la nobleza de sus fines?

Pues si partimos de la premisa de que el conocimiento se ha convertido en factor fundamental para el desarrollo y si la universidad se supone que es la conciencia crítica de la sociedad, ¿qué estamos planteando para el desarrollo regional de Guerrero? ¿cómo se está problematizando el conocimiento y la equidad? ¿cuál es la propuesta para articular la equidad con la calidad de la educación que se oferta y la pertinencia de los programas? ¿qué significa la calidad de la educación en la UAG? ¿qué respuestas estamos construyendo frente a los desafíos que plantea la globalización y la diversidad cultural? Y una pregunta que parece pasar inadvertida, ¿tenemos tiempo todavía para orientar la universidad?, Y si la UAG se ha vuelto inútil, irreformable y perniciosa, entonces ¿qué hacer?

Los desafíos son de tal magnitud, que la tarea de repensar la universidad no puede seguirse soslayando a riesgo de colapsarla. Sin embargo, quienes pretenden seguir utilizando a nuestra máxima casa de estudios para sus fines políticos, parecen seguir cegados en su ambición desmedida, donde no tiene cabida la reflexión en torno a los problemas que la sociedad y la propia universidad demandan, renunciando al ejercicio de la crítica, y terminar reproduciendo en su interior lo mismo que han negado al exterior: corrupción y antidemocracia ¿cómo es que se llegó a esta situación? la razón es simple: no ha existido un proyecto académico en la UAG. La universidad no ha sido el escenario de debates académicos porque no son los proyectos académicos los que vinculan a los grupos organizados que se mueven al interior de la institución. Es cierto que a nivel individual hay destacados universitarios que desarrollan una importante actividad académica, pero la academia permanece cercada por la intolerancia de los caciques. Frente a este panorama, los universitarios guerrerenses tenemos una tarea doble: recuperar la universidad para todos y desarrollar un proyecto que proponga como eje de los debates la reforma del pensamiento el cual privilegie el cultivo de las inteligencia de la juventud guerrerense. En este sentido, este 12 de marzo, los universitarios tienen la palabra.

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