Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Gabriela Barroso

Valentina, estamos contigo

La fotografía de Frida Hartz por sí misma (El Sur, 7 de marzo). La mirada casi ausente de Valentina, teñida de dolor, es sentimiento que se percibe en todo el pueblo. Desolación colectiva. Pareciera que alguien se murió, que algo feneció. Y así fue, porque al agredir de esa manera a Valentina, se ha profanado el más elemental de los derechos humanos, la dignidad.

Pero aunado a tan elemental derecho existe también la libertad ¿y cuál libertad más elemental que la de transitar en su propio pueblo? Sin embargo, la presencia del Ejército Mexicano no permite que en cientos de pueblos de México se desarrollen con normalidad las actividades cotidianas más elementales.

Un día pregunté a una mujer mixteca por qué vino a vivir a Acapulco. Ella contestó entre las razones más fuertes, que el Ejército viola a las muchachas. Que no hay seguridad. Cuando leemos lo que pasó en tierra de los me´paa (tlapanecas) se confirma una vez más que en México, el Ejército se extralimita en sus funciones. Y al hacerlo viola los derechos humanos de los y las indígenas.

¿Por qué se sigue tratando a los indígenas sin respeto alguno por parte del Ejército? ¿por qué el Gobierno Mexicano –ya no tan solo del PRI sino también el PAN /FOX- permite la violación de los derechos humanos por parte del Ejército? ¿se investigará y en su caso se sancionará al militar que cometió el delito en Barranca Bejuco, o se le absolverá de ipso, justificando tal acción? Ojalá el Ejército Mexicano dé a conocer el veredicto a la sociedad y nación que sirven y salvaguardan.

En México hace falta una revisión profunda y reflexiva sobre el ejercicio de los militares en regiones indígenas. También habría que hacer un examen psicológico a los soldados enviados a tales tierras, porque el comportamiento de algunos de ellos ante los más desprotegidos del sistema económico-social, pareciera no el de seres preparados para fortalecer la seguridad, sino el de animales vestidos de olivo, preparados para destruir, para devastar incluso los cimientos de civilidad que tanto ha costado a la humanidad.

Al presentar Fox su Programa para el desarrollo de los pueblos indígenas, ensalza la inversión que se realizará a fin de resolver demandas económicas y productivas básicas, también planteó –entre otros- el respeto a la identidad cultural. Enhorabuena. Sin embargo en los hechos no ha cumplido con su palabra de campaña, el Ejército no ha salido de Chiapas, allá como aquí las mujeres viven diariamente en el temor de ser violadas.

Habló también de un “acuerdo para el diálogo democrático”. La pregunta ha sido y es ¿hasta cuándo tal quimera? ¿cuándo serán tratados los indígenas en México con el respeto a la dignidad que todo ser humano merece? No basta con incrementar recursos para el progreso, es necesaria una nueva concepción de la realización gobierno / indígenas. En la que realmente exista disposición al diálogo y predisposición al entendimiento.

Ojalá y la valentía que tuvo Valentina y su pueblo de denunciar tan terrible hecho tenga el suficiente eco, se convierta en una bola de nieve que crezca y crezca hasta lograr cambiar la enfermiza relación que mantiene el gobierno con las etnias indígenas.

En el día de la mujer, mi voz se une a las mujeres y hombres que se manifiestan porque en tierras indígenas se respeten los derechos humanos, la dignidad, la libertad y las otras formas de ser y pensar.

* Profesora e investigadora de la maestría de Desarrollo Regional de UEPI.

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