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Jeremías Marquines

APUNTES DE UN VIEJO LEPERO

* Dos proyectos en la UAG

Hoy termina en la UAG el periodo de campañas para rector y van a la elección final sólo dos candidatos y dos proyectos distintos de universidad.

Expliquémoslo con claridad, sin dobleces, sin falsos golpes de pecho, sin matizada imparcialidad: el proyecto de Rogelio Ortega, comprometido con la academia y la modernización, con la equidad de género, el rendimiento de cuentas y el plebiscito, y el de Nelson Valle, amafiado con los intereses de AR, Armando Chavarría, el rector Florentino Cruz y los jefes de las bandas políticas que los apoyan; un proyecto de simulación y abuso de los dineros de la universidad. Y esto, aclaro, no lo dice el Lépero, ahí está en la memoria periodística.

¿Por qué digo que son dos proyectos, si son tres candidatos? Cuesta decirlo, pero el proyecto del joven Alberto Salgado simplemente no existe; el suyo es un discurso rollero que subestima la inteligencia de los estudiantes que lo siguen, es efectista y manipulador. Es verbo de merolico de plaza con palero.

Pero lo peor, es que atrás de él hay la sombra de un hombre más ambicioso: su pariente, el tal Palemón Castrejón Salgado que controla una agrupación en caída llamada Blodese y que –atendiendo a supremos intereses personales– cerró la posibilidad de sumar votos con Ortega para derrotar a la banda nelsonista.

Es una lástima, pero lo más seguro es que Alberto Salgado, por instancias de Palemón, traicione a sus seguidores y se sume al final a Valle López. Ya lo hizo antes cuando desertó a última hora del FAUG. Y es una doble lástima, porque entre las patas se llevan el prestigio de un luchador social como Pablo Sandoval padre, y la memoria del hijo. Por eso, en esta columna, al joven Salgado no se le toma ni en serio, ni en guasa.

Descartado Alberto Salgado porque se suma a Nelson. Quedan pues, como ha sido desde el principio, dos proyectos distintos y distantes de universidad:

A Rogelio Ortega lo apoyan quienes hicieron posible que la reforma universitaria se concretara en el papel, los verdaderos integrantes de la CGRU; los que sentaron las bases para la modernización académica de la UAG.

Por el otro lado, en la AEU, lo que hay es lo que ya todo mundo sabe: la ambición personal de funcionarios, profesores y trabajadores sin moral, que buscan robarle los sueños a los jóvenes universitarios para que puedan lucrar con los recursos de la UAG durante cuatro años.

Los que hoy apoyan a Nelson Valle no son las mejores personas con que cuenta la UAG, ni los mejores académicos. Tampoco son a los que les interesa la cultura ni la mejor preparación de los estudiantes. Son los ambiciosos, que tienen miedo a perder su chamba fácil, sus beneficios, sus prebendas, sus coches y sus categorías; son los que han vivido como parásitos de un cuerpo en descomposición y que quieren que se siga pudriendo porque sólo así pueden asegurar su sobrevivencia a costa de la mediocridad de los estudiantes.

Los que apoyan a Nelson Valle no les importa que la UAG quedé endeudada por el derroche de sus recursos para hacer ganar a un candidato horri. A esos profesores sin moral y sin vergüenza no les interesa que se desvíen los recursos para la modernización de la UAG para pagar carísimos y pésimos spots de televisión y radio para favorecer a un candidato que no podrá ganar limpiamente, porque el proceso está viciado de origen.

Los que apoyan a Nelson no ignoran de dónde provienen los recursos para impulsar su campaña. Ellos saben y les mienten a los alumnos. Saben que para costear carteles de plástico, publicidad en radio, televisión, periódicos, teléfonos, autos, sueldos, comidas, etc…, no alcanzan ni una, ni dos quincenas completas de unos cientos de trabajadores. Saben que los dineros de Nelson son dineros ilegales (así, sin eufemismo), porque se oculta su origen.

Por eso, a quienes les interesa el desarrollo cultural, económico, político y social de las personas que viven en este estado, a quienes les interesa que la UAG sea carta de presentación del desarrollo de Guerrero y no la vergüenza que lesiona la autoestima de miles de guerrerenses, deben evitar que la ambición particular de un grupo se apodere de la institución y del futuro de los estudiantes que, de por sí, ya es muy negro.

La participación de la sociedad en general en los asuntos de la UAG no es como la quieren hacer aparecer los que la han corrompido: como intromisión o violación del manipulado concepto de la autonomía universitaria. La autonomía, ellos y todos los saben, es sólo y únicamente autonomía de cátedra y de gobierno, pero no es capa de impunidad para encubrir la corrupción, el abuso y el robo de los recursos que el Estado pone a disposición de la universidad para su desarrollo. Por eso, el Congreso debe auditar los recursos de la UAG.

No es posible que las mismas personas que desaparecen los dineros universitarios sean también los mismos que ordenan a despachos afines supuestas auditarías que sólo sirven para maquillar atracos al presupuesto. Esto y no otra cosa es lo que ha pasado con el actual rector que ordenó auditar su administración a un despacho amigo para cuadrar cuentas. De ahí su gran seguridad de que no dejará adeudo alguno en la institución, pero también su gran preocupación al procurar que el nuevo rector que lo sustituya no escarbe en la zanja del gato como sí lo hicieron con la administración de Hugo Vázquez, con quien se alió, pese a descubrir y comprobarle un cuantioso desvío de recursos.

¿Qué oculta Florentino Cruz? ¿con qué lo chantajeó el senador Armando Chavarría para que decidiera poner los recursos de la UAG en manos de Nelson Valle?

Atrás de esta historia no hay promesas de candidaturas a diputado plurinominal. No, eso sólo los ingenuos se lo creen, porque la corriente cívica que ha vivido de la universidad, camina de la mano de Chavarría a su liquidación por su falta de honestidad. Atrás de esta historia perversa de manipulación de la UAG está la historia de los recursos mal usados, de los desvíos para asuntos personales, del enriquecimiento ilícito, de la corrupción que es necesario encubrir con alianzas vergonzosas para que no salga a flote, atrás de esta historia, está una universidad en quiebra.

En declaraciones recientes, el candidato de la AEU decía que de llegar a rector, integraría su administración con gente con las manos limpias. Yo quiero entender que esa declaración fue un acto desesperado por dar la nota, lo hizo sin pensar, sólo eso. Porque alguien que se ha negado a precisar de dónde obtiene miles de pesos para pagar comerciales en televisión y radio, no puede, ni tiene la calidad moral suficiente para decir que llegará con funcionarios “sin cola que les pisen”.

Yo no sé quien le aconseja decir esas barbaridades, si con Nelson andan precisamente los que han desviado los recursos de la UAG, los maestros señalados de corruptos, de abusivos, los que dañan a los estudiantes al suspender clases como ocurrió en la FCA, Turismo, Odontología, Medicina, en la Prepa 17 y la Prepa 6 de Tecpan, durante la campaña. Cuyos directivos fueron los mismos que ayer, en el momento en que seguidores de Nelson agredían al fotógrafo de El Sur Miguel Dimayuga, daban a conocer un mafioso frente contra la violencia. Tú decides el tipo de universidad que quieres.

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