Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Cuauhtémoc García Amor

Reformas radicales

 (Primera de dos partes)

Las campañas son muy formativas, cuando ya piensa uno que sabe todo, la verdad es que siempre se tropieza con algo nuevo. Pensé conocer la pobreza, porque tengo un padre que le gusta el campo y desde pequeño me introdujo a ese ambiente. Pensé que como desde niño vacilaba con los campesinos conocía la pobreza del campo, conocí la pobreza pero nunca la ausencia de felicidad y el sufrimiento que persiste hoy. Aprendí que hay 169 pueblos que forman Acapulco, inmersos en  una economía pobre, he caminado y caminado kilómetros para conocer las preocupaciones y anhelos de los campesinos y también de las colonias populares, he conocido sus problemas, he encontrado que hay tres tipos de pobres: los que comen, los que medio comen y los que comen a veces. En alguna colonia una señora me dijo: mire señor Amor en Acapulco ni somos miserables ni somos pobres, estamos a la mitad. El comentario me cimbró, el término medio entre esos dos graves extremos es en realidad un estado de incertidumbre y desesperación. Desde hace tiempo estoy pensando qué hacer para salir de este “reto a la pobreza” y aportar algo al “drama de Acapulco”.

Bien, no cabe duda, nos queda claro que la demagogia, el abuso, la mentira en la que se condujo al país durante muchos años fue “ilegal, cruel e inmoral”. La sociedad acapulqueña no debe caer más en falsos hombres que aunque de altas virtudes se dejan llevar por la retórica política y que no dan resultados, creo que por el bien del pueblo la hora de la ingenuidad ya terminó. Los acapulqueños debemos tomar conciencia que a partir de hoy debemos decir lo que pensamos, no es sólo una cuestión de orgullo sino una necesidad por el bien de todos. Acapulco está inmerso en una geografía y un clima que por una parte nos otorga beneficios y bondades perpetuas, de las cuales hemos tomado provecho (turismo), sin embargo también está comprobado que el clima es un impedimento para el desarrollo, casi todos los pueblos subdesarrollados están en climas tropicales, por eso tenemos una sociedad con una forma de pensar muy especial (idiosincrasia). Hay que hacer un análisis exacto si queremos cambiar; esto es: por el calor sofocante muchos paisanos tienen una tendencia a la ociosidad, a la ineficiencia, muchos tienen poco interés en buscar nuevos horizontes, por no decir que les da flojera buscar trabajo, aunque de hecho no lo hay, pero sin embargo hay que intentarlo. Muchos prefieren una vida de holgazanería a una vida con imaginación y creatividad, es preferible esta última por más modesta que sea su aspiración. En Acapulco las mujeres son “heroínas anónimas” y son clave y factor de desarrollo real y certero, sobre todo en la “economía subterránea”, son muy trabajadoras y participan activamente en todo. Aparte de que el calor no nos ayuda, hay en Acapulco subalimentación, o en otras palabras nuestro pueblo vive con hambre, esto en cierta medida inhibe las ganas de trabajar o bien simple y sencillamente no hay energía para trabajar. El calor y la mala alimentación son pues, entre otros factores, la causa principal de nuestro bochorno, pesadumbre o actitud. Al haber un bajo nivel de vida hay un bajo nivel de productividad.  El calor, la pobreza, el deterioro social, y los hombres que nos han fallado por su falta de competencia, son factores que ponen obstáculos para que salgamos adelante. Por eso necesitamos “reformas radicales”. Aparte de planificar, tenemos que  hacer una “purificación de la sociedad”, o dicho en términos no espirituales una “limpieza general”; tenemos que cambiar a los que no estén preparados, por  personas competentes, honradas, sinceras, que tengan autoridad moral sobre la sociedad; y de estos personajes los hay y en todos los partidos, pero qué difícil es de la noche a la mañana ir en contra de  los mafiosos, ladrones, alborotadores y gobernantes corruptos. A estos últimos ya nos dimos cuenta que sólo les interesa su futuro, amasar más dinero y amasar más poder como si los ciudadanos no existiéramos.

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