Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Fernando Pineda Ochoa

Un compromiso con la  democracia

 

A la memoria de Aurelio Peñaloza García, a tres años de su artero asesinato.

La elección en el PRI para designar al presidente y al secretario de ese aparato político es ilustrativa. Muestra lo que no debe seguir realizándose en una sociedad urgida de partidos democráticos, prestigiados, competitivos y con oferta política. La votación del 24 de febrero muestra lo arraigado de las prácticas nocivas producto vivo de un legado de 73 años de chapucería.

Podríamos argumentar que el proyecto priísta no tiene futuro, es una propuesta agotada (símbolo del pasado, agregan otros) y  por tanto los excesos antidemocráticos exhibidos en el curso de los comicios no sorprenden a nadie; independientemente de que tal argumento pudiera ser válido, ante millares de mexicanos este dicho no deja de ser un mero recurso retórico (lo sucedido en Quintana Roo e Hidalgo son indicativos). Como sea, a partir de estos momentos el PRD está bajo la mirada crítica de la opinión pública y obligado a organizar una contienda electoral que dignifique la política y favorezca a la necesaria educación democrática de la misma. El hecho de que sus postulados políticos (declaración de principios, programa y estatuto) planteen de modo preciso a la democracia como precepto fundamental de la vida del partido no basta. La gente exige que dicho mandato sea concretado en la praxis y la ocasión se presenta calva.

Sacar conclusiones de errores y desaciertos cometidos por el adversario es correcto pero no suficiente. Podemos advertir que el grueso de los priístas guerrerenses confirman, una vez más, ser portadores de las posiciones y hábitos políticos más rupestres (¿alguien esperaba que fuera de otra manera?), empresa que obliga al perredismo a no bajar la guardia y tomar medidas organizativas que neutralicen las acciones de la mapachería. Esta tarea, sin duda importante, no es lo fundamental.

Quienes integran las diferentes fórmulas y planillas que aspiran dirigir al PRD están obligados a evitar la confrontación interna, asumiendo y debatiendo  propuestas que posibiliten la reestructuración del partido, asimismo, el manejo de estrategias políticas adecuadas que permitan posesionar a la revolución democrática como una alternativa confiable para la inmensa mayoría de los ciudadanos que habitan esta entidad federativa.

La fórmula integrada por Martín Mora Aguirre y Adolfo Plancarte, a través del contacto directo con la militancia perredista han afinado su proposiciones políticas. En las dos costas, en Acapulco, Montaña y Zona Centro (lo que va del recorrido), ha permitido constatar la fortaleza de los militantes de base del PRD y las coincidencias de los afiliados por que se ponga punto final a las reyertas internas y por convertir al instituto partidario en un organismo al servicio de la ciudadanía de Guerrero, vinculado estrechamente a las organizaciones sociales, productivas, rurales y urbanas.

El proyecto del Partido de la Revolución Democrática tendrá vigencia en la medida que se ligue al movimiento social, a la historia y aspiraciones de mujeres y hombres del sur de México, en el ámbito de una nueva perspectiva: la marginación que caracteriza al estado agudizada por la profundización del modelo neoliberal aplicado por panistas y priístas. Trazando esta estrategia (incluyendo una propuesta de gobierno), la próxima dirección allanará el camino para resolver problemas que tienen que ver con la institucionalidad, la ética política y la  formación de cuadros, todo ello dentro de la lógica de una moderna visión política.

El equipo de trabajo que apoya la candidatura de Martín Mora, conoce la magnitud de los problemas, de las resistencias e inercias que hay que vencer. Pero no puede ser de otra manera, la consolidación de un partido de izquierda tiene un grado de complejidad mayor que cualquier otra alternativa política (de derecha o un gatopardismo trasnochado), porque la democracia es la sustancia intrínseca de un proyecto de avanzada. No hay izquierda que valga sin democracia. Es una lección que hemos aprendido. Debemos incluir un ingrediente fundamental, la congruencia. El núcleo de las variadas expresiones alrededor de Martín y Plancarte acepta el reto de comportarse de modo congruente, sustentando su atrevimiento  convencidos de que vamos por el rumbo correcto y en la firme determinación de que mayoritariamente el perredismo guerrerense simpatiza y hace suya su iniciativa estratégica.

Los nuevos dirigentes que tomarán posesión después del 17 de marzo (por eso la preocupación, la prevención de Mora porque las cosas salgan bien), tendrán que afinar un mecanismo operativo para contribuir de la mejor manera a la organización del Congreso Nacional que tentativamente se realizará el mes de mayo del presente año. También en este proceso electivo está en juego el éxito de la próxima contienda electoral para elegir a los 76 presidentes municipales y a los integrantes del Congreso local. Decimos lo anterior porque el perfil del ganador debe ser el adecuado para coordinar un partido de izquierda que disputa el poder al viejo régimen que se niega a morir y está dispuesto a costa de lo que sea a no perder sus privilegios económicos, políticos y sociales.

Estamos a diez días de la votación. El desarrollo de los comicios no será sencillo, cerca de quinientas casillas, un padrón que deja mucho que desear, y algo todavía más embarazoso es que los militantes tendrán que votar en ocho boletas distintas: las presidencias nacional, estatal y a nivel municipal; los consejeros municipales, estatales y nacionales; delegados al Congreso.

Considero que no estaría por demás si el Comité Ejecutivo y el presidente del Consejo Estatal, elaboran una propuesta organizativa y emplazan a los representantes de los contendientes para que acudan a su discusión y aprobación. Se trata efectivamente de una proposición institucional que garantice la culminación de un proceso limpio, civilizado, acorde a las exigencias del tiempo histórico que estamos viviendo y de las aspiraciones no exclusivas de la militancia del PRD, sino de aquellos interesados e involucrados en la transición democrática, que en Guerrero afortunadamente cada día va creciendo, cualitativa y cuantitativamente.

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