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En Barranca Bejuco, indígenas me’paa viven con miedo a una agresión militar

* Los habitantes no pueden salir a trabajar al campo por temor a una agresión, después de que los soldados ultrajaron a una mujer de la comunidad y presentaron una lista de hombres a los que acusan de encapuchados * Denuncian retenes de revisión y disparos en un cerro junto al pueblo

Maribel Gutiérrez, enviada, Barranca Bejuco * (Primera parte) Esta comunidad indígena me’paa (como se llaman realmente los pueblos a los que se les decía tlapanecos), pide por unanimidad que se vayan las tropas del Ejército que desde hace un mes están en los alrededores y sólo han causado daños.

Hasta el momento, los daños van desde el miedo generalizado que impide a los hombres y mujeres salir a trabajar y a los niños ir a la escuela, la persecución a once indígenas a quienes los soldados acusan de ser encapuchados, hasta la agresión directa a una mujer de 17 años, que fue golpeada y violada por dos soldados el 16 de febrero.

Para los me’paa todo se ha alterado desde que llegaron las tropas y se establecieron en Mexcaltepec, en Caxitepec y en el cruce de las brechas que van a esos dos pueblos. Es primera vez que los indígenas de Barranca Bejuco, del municipio de Acatepec, ven al Ejército en su comunidad, y se atemorizan cuando ven a los soldados con las armas porque creen que que en cualquier momento pueden disparar.

El temor entre los habitantes fue mayor desde que golpearon y ultrajaron a la joven Valentina Rosendo Cantú, porque piensan que todos están en peligro de sufrir agresiones.

Por eso, las mujeres ya no salen a lavar al río ni a recolectar leña al monte; los hombres no van a trabajar en sus parcelas, y el trabajo para la siembra está abandonado, y los niños no han ido a la escuela porque tienen miedo de salir de sus casas.

Directamente amenazados están los once indígenas a los que acusan de ser encapuchados, porque piensan que en cualquier momento podrían ser detenidos por los soldados, y en ese grupo están los dirigentes naturales de Barranca Bejuco: el delegado municipal, Ezequiel Sierra Morales, y el secretario de la comunidad, Encarnación Sierra Morales.

En la lista negra del Ejército están prácticamente todos los hombres jóvenes de Barranca Bajuco, de entre 19 años y 32. Además de los dirigentes principales aparecen Fidel Bernardino Sierra, Pedro Sierra Morales, Silvano Presciliano Vázquez, Pablo de la Cruz Vázquez, Arnulfo Anastacio Flores y Raúl Apolo Bernardino.

Y están también en la lista dos campesinos de la comunidad de Acalmani, del mismo municipio de Acatepec: Cándido García Gutiérrez y Anastacio Cruz García.

Retenes, campamentos y patrullajes

En hermosos parajes en las elevaciones y cañadas de esta área de La Montaña hay soldados del Ejército. Aparecen en caminos, donde detienen a los vehículos, hacen que los pasajeros se bajen y revisan sus bolsas, cajas y a ellos les revisan la ropa y el cuerpo, minuciosamente, donde no podrían llevar alguna arma.

Pasajeros que han sido revisados piensan que los retenes tienen fines intimidatorios, y no de búsqueda de armas, que es oficialmente el motivo de la presencia militar en las carreteras de La Montaña.

“Hoy pasé por el crucero, me preguntaron de dónde venía, venía de Pascala; adónde iba, qué traía; y me revisaron toda la ropa y todo el cuerpo, la camisa, el pantalón, todo, todo, todo”, contó José Sierra Morales, en una reunión en la comisaría de Barranca Bejuco, el domingo 3 de marzo.

La comunidad teme otras agresiones militares, porque los soldados han estado cerca del pueblo.

El sábado 2 de marzo, efectivos militares estuvieron en el cerro San Marcos, situado dentro de Barranca Bejuco, en medio de las casas, a un lado de la delegación municipal y de la escuela primaria, y en medio del monte estuvieron disparando, cerca del medio día, durante unos 10 minutos. Los campesinos no supieron a qué le tiraban los soldados, pero los balazos aumentaron el miedo y la preocupación de los habitantes, que sintieron una amenaza más.

El 26 de febrero, la comunidad de Barranca Bejuco presentó ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) una queja por violación y lesiones a Valentina Rosendo Cantú, amenazas de detención a los campesinos que aparecen en la lista negra, violación a la garantía constitucional de libre tránsitro y a la seguridad jurídica.

Desde entonces, los 78 adultos que viven en la comunidad y muchos de los niños están esperando que enviados de la Comisión visiten este poblado, situado en los límites del municipio de Ayutla de los Libres y Acatepec, en el área de montañas de kilómetros de altura, con árboles de pino y vegetación de clima frío, por donde nace el río Papagayo que llega hasta Acapulco.

En esa reunión, todos los ciudadanos, mujeres y hombres, encabezados por las autoridades, decidieron exigir la salida del Ejército.

Acusan al delegado de tener armas

En idioma me’paa, expusieron los motivos de esta petición.

El delegado Ezequiel Sierra, de 32 años, dijo que a él los soldados lo acusan de que tiene armas, según lo que le dijeron a la joven que agredieron el 16 de febrero. “Los guachos dicen que yo como delegado tengo dos costalillas de armas. Los militares dicen que nosotros somos encapuchados. Pero nosotros no conocemos eso, no sabemos nada, nosotros somos humildes, aquí no hay casas de dos pisos, puras de cartón.

“Nosotros ya no queremos que pase esto. Está bien que anden en el monte, pero no en los pueblos; no queremos que golpeen a las mujeres, como lo que le hicieron a mi sobrina. Queremos que el gobierno no venga a molestar, queremos que salgan los soldados, que los saquen de aquí, porque hacen lo que ellos quieren, es como una plaga, y nosotros no sabemos cómo defender nuestros derechos”.

El representante de bienes comunales dijo que es la primera vez que los soldados están cerca de Barranca Bejuco, poblado que se fundó hace tres años, con familias que vivían en Caxitepec, el poblado vecino.

Recordó que el año pasado las tropas bajaron por aquí, y aunque no se estacionaron en los alrededores, a su paso espantaron a los niños porque andan armados y gritando, y aquí nunca habían visto algo silimar.

Dice que en este año es peor, y por eso piden la salida de las tropas. “Ayer, los militares estuvieron tirando balazos en el cerro, los señores tienen miedo, ya no queremos que estén aquí, queremos trabajar en paz, porque ellos, como traen armas, hacen lo que quieren. Si vamos en las camionetas de pasajeros nos bajan, a veces nos quitan el pan, la fruta, lo que llevamos, porque ellos dicen que son el gobierno y ellos mandan. Queremos que salgan porque están haciendo daño a la gente”, explicó.

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