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Es necesario preservar la identidad de lo guerrerense con la figura del jaguar

Xavier Rosado n “El jaguar, conocido científicamente como Pantera onca, se ha convertido a través de los años en un signo emblemático de los guerrerenses, indica el antropólogo Arnoldo Ramírez, quien desde hace 30 años ha realizado estudios acerca de los antecedentes Olmecas en el municipio de Copalillo, Guerrero y otras zonas del estado.

El descubrimiento hace 18 años del sitio de Teopantecuanitlán, lugar del templo del jaguar, en el municipio de Copalillo, vino a confirmar las fechas y el periodo de la presencia Olmeca en Guerrero, precisa Arnoldo Ramírez.

El investigador ha recopilado información sobre esta zona y más de 70 otras regiones de importancia antropológica en el estado de Guerrero.

Además, él tradujo uno de los códices traducido ha otros idiomas en el que se leen versos olmecas que hablan de la relación filial entre el jaguar y los varones de esta cultura.

“Desde el nacimiento de un noble Olmeca, se le asignaba a un cachorro jaguar para que fuera su hermano. La vida de esta especie es de 13 años, por lo que al morir el animal, el noble utilizaba la piel de su hermano jaguar para vestirla en las batallas y ocasiones especiales, el momento de usar la piel de jaguar significaba para los olmecas que el niño había pasado a ser un hombre”, narró Arnoldo Ramírez.

El antropólogo asegura que en Juxtlahuaca, en un paraje ubicado a un kilómetro de la entrada a la gruta, está pintado un jaguar que aparece asociado a otra entidad de gran importancia en la cosmogonía mesoamericana: la serpiente.

“Se localiza en otro punto de la misma gruta un personaje principal vestido con piel de jaguar en piernas, antebrazos y manos y una capa y taparrabo del mismo material, se deduce que es un noble porque aparece de pie frente a otra persona arrodillada ante él”, explica el antropólogo.

Arnoldo Ramírez indicó que de estos antecedentes primarios, se desprenden hallazgos con la figura del jaguar en pequeñas piezas talladas en piedra.

“Además está una cabeza de terracota que demuestra que Guerrero es uno de los lugares de origen de los olmecas y el punto de entrada de esta cultura a Mesoamérica”, indicó.

El estudioso especificó que se han encontrado diversas referencias a los jaguares en códices antiguos como el Lienzo I de Chiepetlán, donde aparecen escenas de combate entre tlapanecos vestidos con piel de jaguar y mexicas.

Menciona también los códices Azoyú, los de Cualac, reportados por Florencia Jacobs Müller en 1958 y elaborados en el siglo XVI.; los lienzos de Aztatepec y Zitlaltepec o el Códice de las vejaciones, donde se plasman imágenes del jaguar y la serpiente. 

La figura del jaguar en la cultura actual de Guerrero

Arnoldo Ramírez resaltó la importancia de la figura del jaguar en la cultura de diversas regiones guerrerenses.

“La danza del tecuani se practica en casi toda la extensión del estado y se va modificando de acuerdo a la localidad o a la región.

Los danzantes reciben el nombre de tlacololeros en la región de la montaña o capoteros en Quechultenango”, explicó el ingeniero.

Especifica que los significados culturales de dichas danzas varían también de acuerdo a su desarrollo geográfico.

En muchas localidades los danzantes utilizan un látigo para combatir al jaguar, simbolizando la lucha que se escenificaba en las comunidades para ahuyentar al felino y evitar que matara a la fauna doméstica.

“En Apaxtla de Castrejón la danza del Tecuán se realiza en las alturas, sobre una cuerda, donde el danzante tiene que cruzar de un lado a otro, representando al jaguar que atraviesa árboles y vegetación para comerse el ganado de las tribus”, explicó Arnoldo Ramírez.

Otro elemento cultural interesante vinculado a la figura del felino es el uso, incluso todavía, del teponaxtli como instrumento que acompaña rituales, procesiones y otras fiestas, agregó.

Dijo que en el municipio de Zitlala y Ayahualulco y en el de Chilapa, el instrumento, utilizado todavía como percusión, tiene labrado en uno de sus extremos una representación del rostro del jaguar, lo cual reafirma el papel simbólico del felino dentro de los ciclos de cultivo y de otras festividades.

“Hay actualmente un peligro de que se pierdan estas tradiciones en los pequeños pueblos del estado de Guerrero porque los bailes y atavíos han dejado de tener un significado latente para la población.

Algunas agrupaciones han surgido para informar y preservar estas tradiciones, pero no son suficientes. Hay que apoyar estos esfuerzos y contribuir con las costumbres asistiendo a sus festejos e interesándonos en el significado de estas manifestaciones”, concluyó el investigador.

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