Fracasan los Palma Salinas en su intento por conseguir audiencia con René Juárez

* Piden los inconformes al director de Gobernación estatal retirar a los policías, cuya presencia consideran intimidatoria, pues en el plantón hay mujeres y niños

Cristina Sierra * Familiares de César Sabino Palma, detenido el viernes pasado a causa del conflicto por los terrrenos de Punta Diamante, fracasaron en su intento de conseguir una audiencia con el gobernador este lunes, para pedirle liberar al detenido.

Los familiares de quien se dice heredero de esas tierras encararon al director de Gobernación estatal este sábado, cuando él acudió a cerciorarse de que los inconformes no volverían a bloquear el acceso al hotel Quinta Real.

La esposa de Sabino Palma, Sofía Tenorio Villanueva, pidió la entrevista con el mandatario, pero el funcionario sólo se comprometió a llamarle para avisarle. nada más.

En los predios de Punta Diamante, la familia Sabino Palma se encontraba en su plantón, sin efectuar bloqueo alguno. Un dispositivo de seguridad de policías preventivos se transportaba en camionetas de la corporación, en rondines continuos en la carretera que va desde el acceso principal del hotel Quinta Real hasta Puerto Marqués.

Desde las 6 de la mañana hasta pasadas las 3 de la tarde un camión de la Secretaría de Protección y Vialidad se encontraba en uno de los accesos al Quinta Real. Los policías mencionaron que esperaban las instrucciones del comandante, mientras estaban “en guardia”.

También iban hacia el hotel carros repletos de flores y la combi de Banquetes Susana Palazuelos, a “un evento importante”, mencionó un agente de Gobernación municipal, pues se llevaría a cabo la boda de la hija del dueño del establecimiento.

Cerca de las cuatro de la tarde, el director de Gobernación del estado, Rey Hilario Serrano, llegó hasta el plantón de los Palma Salinas para cerciorarse de que no harían bloqueo alguno, pues desde la mañana los policías permanecían en espera del desalojo.

Al instante que llegó Rey Hilario,  las mujeres, que arrullaban a sus hijos en las hamacas instaladas en el plantón, lo rodearon, y la esposa de César Sabino Palma, Sofía Tenorio Villanueva, empezó a reclamar por la detención de su cónyuge.

Hilario Serrano se hizo acompañar de varios agentes a su cargo, y en medio de las mujeres y niños explicaba que “el asunto debe solucionarse por la forma legal y no por provocaciones”, a lo que los marquesanos le respondieron que en ningún momento pretendían bloquear, y que lo único que pedían era la libertad de su líder César Sabino Palma, por lo que le exigieron una cita con el gobernador René Juárez.

Bajo una lona azul rey que funcionaba como techo, el funcionario estatal y Sofía Tenorio discutieron por más de una hora para que asistiera este lunes a Casa Guerrero, a una reunión con el secretario de Gobierno, Marcelino Miranda Añorve. Sofía Tenorío le dijo que no tenían dinero para ir hasta Chilpancingo y pidió un encuentro en las oficinas de Promotora Turística (Protur).

Los marquesanos vociferaban que la aprehensión de Palma Salinas fue ilegal. “Es un secuestro, porque no se puede despojar algo que es de su propiedad”, argumentaban, y repetían varias veces que “el único delito de César Sabino Palma es ser dueño de Punta Diamante”.

Hilario Serrano no dejó su tono apacible, y recomendó no llegar a alguna provocación con otro bloqueo. Los Palma le recriminaron que las provocaciones las hacían los policías al pasar a cada rato por ahí, además de que les habían robado una bandera que era el emblema de su lucha por los ejidos.

La esposa de Sabino Palma mencionaba también la elevada fianza que le había impuesto el juez, “pareciera que mató a alguien para esa fianza tan cara”.

Entre la protesta, al director de Gobernación le exigieron la reunión con el gobernador René Juárez para el lunes. Con evasivas hacia la petición, Rey Hilario les decía que se comprometía a llamarles, ese día, para decirles la fecha.  Y un no rotundo de Sofía Tenorio le respondió, “porque ustedes quieren que César Sabino pase más tiempo encarcelado”.

Al último tuvo que aceptar la oferta, para después intercambiar teléfonos para ponerse de acuerdo. Los inconformes aprovecharon la oportunidad para solicitar el retiro de los policias, pues su presencia era una “intimidación constantes” por haber muchas mujeres y niños que dormían en la terracería.