Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Federico Vite

Una variante

Algunos de los motivos por los que uno lee novelas son esencialmente la magia, la posibilidad del ensueño vivífico y, en especial, la atracción por el suspenso. Quizá el mayor anhelo de un escritor sea justamente la posibilidad de propiciar la magia con el suspenso. Descubro, de pronto, novelas que evocan anhelos.
En Purgatorio (Alfaguara 2009), Tomás Eloy Martínez cuenta la historia de Emilia Dupuy, hija de un poderoso argentino que apoya la dictadura y celebra sus distracciones, al grado de invitar a Orson Welles a filmar el campeonato mundial de fútbol, pero el director se verá forzado a pedir una sola cosa para trabajar con esa actividad deportiva que no veía con tanto agrado: el ejército argentino debía presentar a todas las personas que ha desaparecido, sólo así habría película. Emilia se casa con un cartógrafo, Simón Cardoso, quien, obligado a recorrer y medir el territorio nacional, es confundido con un terrorista por la policía de la dictadura y lo desaparecen. Emilia Dupuy sigue las rutas que caminó el marido, de Brasil a Venezuela, a México y al cabo a Estados Unidos, hasta que, mujer de 60 años, establecida en una pequeña ciudad universitaria de Nueva Jersey, recobra al marido perdido. El problema es que ese hombre tiene 30 años, es joven, hermoso aún y ella la nada despreciable edad de 60 años. “Hacía 30 años que Simón Cardoso había muerto cuando Emilia Dupuy, su esposa, lo encontró a la hora del almuerzo en el salón reservado de Trudy Tuesday”, escribe en el libro Eloy.
Purgatorio?propone la creación de una novela, de la escritura en general, como vía de redención. El autor quiere ver vivos a sus desaparecidos, extraña a sus muertos y los hace caminar de nuevo por la tierra con un solo objetivo, continuar la versión de una vida gozosa. Aunque hay cierta banalización del mal en este libro, el lector descubrirá la posibilidad de un mundo menos agreste. En un pequeño espacio, las 200 páginas de esta novela, el lector presencia el milagro de una segunda oportunidad.
La voz que cuenta esta historia es Emilia, endulza el presente y mantiene durante todo el libro el azoro por encontrarse con su amado y sentir la cercanía de la muerte al mismo tiempo. “Suelo demorar horas hasta en una palabra, pero esta vez me comí los vientos y jugué una carrera contra la muerte. Como era previsible, la muerte me fue a buscar. En el hospital vi las cosas de otra manera. Si nos entregáramos a la busca de lo que no existió y lo encontráramos, entonces habríamos vencido a la muerte. Mientras yacía esperando la muerte me dije que ésa era quizá la manera de recuperar la vida. Descarté entonces la narración que ya había empezado y me puse a escribir esta novela, llena de lo que no existe. En el centro de mi magma estaba otra vez Emilia. A ella la resucitó la esperanza de volver a ver a Simón, a mí me ha resucitado este libro”, refiere el autor, quien explica que empezó a escribir este libro por motivos absolutamente personales, afectivos.
Eloy encuentra en este documento esa cuota de magina que busca todo autor, se enamora de su libro en el momento en que descubre que se está diciéndose algo muy íntimo en voz de uno de sus personajes. En ese instante, el escritor no tiene nada más importante en el mundo, sólo pensar y contar esa historia.
Destaco este libro porque en Guerrero hay una vertiente narrativa que se ha caracterizado por dar un correlato de las desapariciones forzadas en la llamada guerra sucia, pero en el mejor de los casos, estas referencias siempre tienden a ser melodramáticas; hasta la fecha, no tenemos aún los grandes vuelos para darle un giro a esa sentencia dolorosa de la historia. Quizá no hayamos encarado lo suficiente el problema como para verlo desde otra óptica, con un sentido de dolor menos aguzado y replantear, con humor tal vez, la emoción trágica de ese hecho.
Purgatorio es un capricho fantástico, noble incluso, un acto de amor por lo humano. Esta novela también podría entenderse como un cuento de hadas, una mirada en la que la muerte y el mal están acotadas. Digámoslo así: hay libros donde el tiempo se detiene y Purgatorio es una de ellos. Que tengan muy buen martes.

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