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Me parece más peligroso Estados Unidos que México, dice ciclista que se dirige a Panamá

 

*Eva Boynton es una joven estadunidense que partió de California en su vehículo y estuvo unos días en Acapulco antes de continuar su viaje

Óscar Ricardo Muñoz Cano

“El mundo está dado de tal manera que tiene las cosas más fácil, más rápido; la electrónica ayuda, los coches, los gadgets y la gente cree que eso está bien, que está mejor, pero yo pienso que hay más cosas en la vida, sólo hay que buscar y no tener miedo ni pensar en las dificultades”.
Así explicó Eva Boynton el viaje que la lleva desde California, Estados Unidos, hasta el puerto, aunque de manera fortuita, y de aquí a Panamá, y que sin miramientos agregó: “la vida es mejor cuando es más difícil, cuando hay más problemas, incluso”.
Acomodada en una pequeña mesa de una cafetería en Costa Azul, y entre el vaivén y el bullicio de los clientes que entran y salen, Eva platicó, partes en español y otras en inglés, cómo es que surgió la idea de semejante viaje, propio de otros tiempos, de cuando más que el turismo en sí, representaban el primer enfrentamiento con nuestra interioridad.
“Una amiga preguntó cómo llegar a Panamá y le dije que en tren, en barco y alguien dijo si en bici (era posible) y pensé sí es posible, por lo que un tiempo después me organicé, me aventuré y mira”, nos dice con la tranquilidad que proporciona una taza de café y quien incluso refiere que le parece más peligroso Estados Unidos que México.
Uno 60 de estatura, 25 años de edad, tez clara y ojiverde. De complexión fuerte, aficionada al ciclismo y los beneficios tanto físicos como sociales de esta actividad. Además, amante del surf, “es mi vida”, afirmó recordando que en Monterey, California, no es difícil hacerlo, “como en México, por ejemplo pero sí, (el surf) es parte de mi vida”, lo cual confirmamos por el brillo en su mirada cuando habló de este deporte.
No obstante, el viaje de miles de kilómetros en bicicleta representa para ella algo más que ejercicio, que la aventura; “inmersos en un mundo tecnológico resulta gratificante poder hacer ejercicio, alejarse de todo y darse un tiempo hasta para reflexionar”, subrayó.
Entre broma y broma, entre sonrisas nerviosas entre entrevistada y entrevistador  por los problemas de comunicación, Eva explicó que una vez que se mentalizó respecto a querer viajar, entrenó durante un año en la bicicleta de su padre, quien le dio su apoyo desde el principio, al tiempo que buscó por Internet ayuda a ciclistas de toda América para ayudarla a llegar a su objetivo.
Mientras daba un sorbo a su botella de agua, relató que su ruta comenzó en California hasta llegar a Baja California, de ahí en barco trasbordó hacia Mazatlán, y luego ya montada en la bicicleta, a Nayarit, Guadalajara, Michoacán, Toluca y ciudad de México, donde lamentablemente le robaron sus cosas, su transporte que cabe destacar, incluía una adaptación para llevar una tabla de surf.
No obstante, al preguntarle respecto al hecho, que luego supimos ocurrió en el centro capitalino cuando dejó “parqueada” su bicicleta frente a un negocio, Eva se negó a abundar en el tema pues indicó, se trataba del acto de un solo sujeto, no de todo un pueblo.
Destacó, “he contado con la generosidad y la simpatía de la gente”. Reveló de entre muchas anécdotas, que en Michoacán, por ejemplo, hubo quienes al verla sobre la carretera le ofrecieron comida.
O también el hecho de que luego de ser contactada por redes sociales, grupos de ciclistas de inmediato se ofrecieron a ayudarla.
El humo del café a nuestro alrededor, y el olor por supuesto, seguramente la hicieron evocar aún más recuerdos, de los que sólo resumió que la hospitalidad de la gente que ha conocido la ha sorprendido mucho; “llegué invitada el miércoles a Acapulco, estuve de descanso, ya me repusieron la bicicleta, estoy disfrutando de la hospitalidad de por acá…”.
No hubo manera de averiguar cómo es que consiguió que la ayudaran a reponer su vehículo, lo que sí es que estos días de la mano de un grupo de ciclistas locales, entre ellos miembros del grupo Acapulco Vélo A.C. que puja por poner a la vista a este medio de transporte, Eva disfrutó de lugares como Barra Vieja y por supuesto, en bicicleta, adquiriendo el rojo característico de quienes se asolean de más por estos rumbos.   “Es diferente a Estados Unidos”, dijo con agrado, y curiosamente refirió que allá es más difícil estar de manera libre sobre la bicicleta. Tras unos días de descanso que culminaron este lunes, la simpática rubia ojiclaro refirió finalmente que su ruta continuará desde la ciudad de México, donde le darán su nuevo trasporte, hacia Puerto Escondido y de ahí, recorriendo todo la costa del Pacífico, hasta su destino final, posiblemente en tres meses, calculó.

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