Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Alejandro Díaz Garay

El proceso del PRI

El día de mañana se despeja el suspenso del empate técnico entre Beatriz Paredes y Roberto Madrazo; si de algo hay que estar seguros es que gane quien gane, habrá inconformidad de la parte perdedora. Una decisión salomónica será configurar una dirigencia a partes iguales.

En Guerrero, pese a la derrota del grupo Costa Chica que apoyó a Beatriz, ésta obtuvo una importante votación en la entidad. En general, la votación estuvo muy cerrada en la mayoría de las entidades federativas. Destaca el apoyo que Tlaxcala le da a su ex gobernadora Beatriz Paredes, así como la ventaja de Tabasco de su ex gobernador Roberto Madrazo. Si bien este último salió adelante en más estados, la tlaxcalteca cerró filas en los dos centros con mayor densidad poblacional: estado de México y Distrito Federal. Si se confirman las tendencias de las encuestas de salida realizadas por Mitofsky, y dadas a conocer por Humberto Roque la noche del domingo, a pesar de haber manejado rangos que estadísticamente se cruzan y dan el famoso “empate técnico”, quienes saben de esto coinciden en que favorecen ligeramente a Beatriz Paredes.

En las elecciones del 2000 para elegir presidente de la República, el PRI alcanzó 13 millones 580  mil votos. Triunfó en 11 entidades federativas: Campeche, Chiapas, Durango, Guerrero, Hidalgo, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa, Tabasco, Tlaxcala y Zacatecas. Salvo Durango, Hidalgo y Tlaxcala, Madrazo aventajaba en las otras ocho entidades.

El número de votantes en este proceso para elegir la presidencia del tricolor fue de 3 millones. Es lo que comúnmente se conoce como el voto “duro”. Nada despreciable si tomamos en cuenta que se instaló una casilla por cada 10 secciones electorales. Un dato curioso es que de 7 mil 398 casillas que aparecen ahora en el conteo que el PRI realizó en su página de internet, la madrugada del lunes daba el reporte de 6 mil 540 como el total de casillas realmente instaladas en el país. De los 9 millones de boletas se utilizó un tercio.

El año pasado hubo elecciones en 14 entidades federativas: Aguascalientes, Baja California, Chiapas, Chihuahua, Durango, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Yucatán, Zacatecas. Destacó el triunfo de Manuel Andrade en Tabasco. Mientras que al PAN afectado por el desinfle del “efecto Fox” y al PRD enfrascado en sus crisis internas, el 2001 no fue de buena cosecha, y para otros partidos como el PT y el PRI resultó ser un año fructífero; en algunas entidades el PT pasó de ser un partido de crecimiento incipiente a un partido de crecimiento medio, mientras que el PRI recuperó algunas plazas y se consolidó en otras.

El PRI si bien obligado por las circunstancias o por el hecho de haber perdido Los Pinos, ahora observa elecciones más democráticas y de mayor competencia electoral. Los resultados, aceptables en lo general, ponen de manifiesto que la maquinaria del tricolor no se basaba únicamente en el voto corporativo, y que su capacidad de movilización es una cualidad insoslayable, independientemente de los métodos de que se valgan.

En materia electoral y de marketing político los partidos de izquierda se encuentran en franca desventaja. La planeación estratégica, el análisis de coyuntura, las encuestas, la división estratégica del terreno electoral, la detección de segmentos afines, son elementos indispensables de toda contienda electoral si se tiene por meta ganar una elección. Mientras que la izquierda radical se refugia en las serranías y los moderados incursionan erráticamente en la democracia electoral, partidos de derecha como el PAN o el PRI han afinado sus instrumentos y sofisticado sus métodos, aprovechando el gran avance en las telecomunicaciones. Hoy en día las computadoras, el internet, la telefonía, los medios masivos de comunicación, son elementos insustituibles de los procesos electorales. No utilizarlos es jugar en condiciones de desigualdad.

Ciertamente, las políticas asistencialistas de las que se ha valido el PRI desde 1988, año en que probó –de manos de Cárdenas– el sabor de la derrota, hicieron que los procesos electorales se tornaran muy difíciles; los guerrerenses tenemos todavía presente la elección de gobernador de 1999, donde el derroche de recursos fue del tamaño de nuestra pobreza.

En las elecciones locales de octubre, el PRI se alista para recuperar plazas perdidas en nuestra entidad, como Acapulco. El gobernador, haciendo prospectiva política, se adelantó a los tiempos de la elección del CEN del PRI para garantizar que sus líderes encabecen las planillas en municipios clave para garantizar el control político de la entidad. Parte de la estrategia exitosa del PRI en este último año ha sido cambiar el discurso, por eso René Juárez se autodefinió hace algunos meses como de izquierda. Ahora critican el modelo neoliberal y la falta de políticas públicas para atacar frontalmente los problemas de pobreza extrema y marginación, olvidándose que fue Miguel de la Madrid quien inició el modelo excluyente, mismo que continuó con Carlos Salinas y su Pronasol, seguido de Ernesto Zedillo y su Progresa. Decía el gran maestro “por sus hechos los conocereis”.

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