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Jeremías Marquines

APUNTES DE UN VIEJO LEPERO

 * El debate de la UAG

 El gran perdedor del debate entre los candidatos a rector de la UAG efectuado ayer en RTG, más que Nelson Valle, fue el proyecto político de un senador que ha hecho de la universidad su caja chica con la que ha sufragado todas sus aventuras políticas, Armando Chavarría.

Más de una vez, el senador perredista fue cuestionado en la figura de su delfín Nelson Valle o su “Pollo gordo”, como le llama Rogelio Ortega.

De nada le sirvió a la Comisión Electoral de la UAG haber propuesto un formato amañado para evitarle cuestionamientos al candidato oficial de Rectoría porque fue rebasado por los señalamientos directos de los candidatos Rogelio Ortega y Alberto Salgado quienes abrieron fuego contra un anodino Nelson Valle que nunca pudo sobreponerse a las acusaciones de corrupción y dispendio de los recursos de la UAG a favor de su campaña.

Allí frente a las cámaras y micrófonos de RTG, la figura y el falso discurso de la reforma universitaria de Valle López fue hecha trizas cuando Ortega Martínez mostró fotografías de lo que fue la oficina de la Comisión General de Reforma Universitaria (CGRU) y denunció que sus integrantes fueron literalmente expulsados por el Jurídico de la UAG para instalar en ese lugar la casa de campaña de Nelson Valle.

Ortega dijo dirigiéndose a Valle López: “Quién le puede creer que usted va impulsar la reforma universitaria si junto con sus compinches desconocieron de facto la CGRU” y aseguró que “El estatuto de la UAG lo tiene secuestrado el rector, para que la comunidad universitaria y la sociedad no se den cuenta de lo que ahí aprobamos los universitarios y que afecta la candidatura de este engendro”, y señaló al candidato de la AEU quien sólo volteaba la cara a cada acusación.

El debate aunque bastante rígido al principio, porque parecía que los tres candidatos se tenían miedo o dudaban, fue cobrando fuerza en la medida en que lo acartonado del formato se fue rompiendo pese a los insistentes llamados de la coordinadora quien les pidió respetar el impugnado formato que ella aseguró, aprobaron todos los aspirantes. También se confundió con los apellidos de Ortega y Salgado.

De los tres candidatos, el único que por momentos parecía más suelto, más relajado era Alberto Salgado, quien con un manejo del discurso más fresco se apoderó de la primera parte del debate. Rogelio Ortega por su lado comenzó mal, porque en lugar de expresar de memoria su mensaje tuvo que recurrir a sus apuntes sin mirar de frente a las cámaras. Vestido con traje, su figura desentonó frente a la de los otros dos aspirantes que llegaron vestidos de manera informal. Alberto con camisa azul panista y Valle con camisa blanca muy a modo con su condición de candidato oficial.

Fuera de su imagen, en extremo formal, en el discurso Ortega fue el más informal, su estrategia de golpe y propuesta le funcionó a tal grado que le dio la pauta a Alberto Salgado para que éste también se decidiera pegarle a Valle López, quien ante su incapacidad de respuesta se conformó con el papel de sparring. Muy cristiano el hombre, pero demasiado retórico dijo: “Frente a la intransigencia opongo mi prudencia”, que más bien fue aceptación de culpa, y de esa no salió nunca.

Tampoco respondió a los cuestionamientos por su asociación con el ex rector Hugo Vázquez y el grupo de AR, ni que su campaña es la punta de lanza del proyecto del senador Chavarría para la gubernatura del estado, ni de que ha sido su maletero; ni tampoco dijo nada cuando lo acusaron de usar los recursos de la universidad en su campaña, bueno sí dijo algo, dijo que todo eso eran calumnias y que quien acusa tiene que probarlo. “Con este tipo de insultos y calumnia no se hace universidad”, aseguró.

Por un momento parecía que Salgado podía ganar el debate, su soltura y su discurso retórico de que es el candidato de los jóvenes de la UAG, de que es el candidato que no tiene compromisos políticos y su llamado a sacar a los grillos de la UAG, le iba funcionando. Su problema radicó en que sus señalamientos no fueron dirigidos a nadie, siempre expuso: “estos grupos que han hundido a la universidad”, “esos universitarios que nos han comprado”, “que tienen miedo enfrentar el poder”, “los candidatos políticos”. Es seguro que su intención era hacer aparecer a Ortega y a Nelson como manzanas de la misma cepa, pero nunca pudo articular bien el discurso.

Sin embargo sí dijo: “Es perverso el proyecto que pretende hacer llegar a la gubernatura a Armando Chavarría, y yo se lo digo aquí de frente a Nelson Valle, tenemos que impedir los universitarios que esto cristalice. Sin duda sería el acabose de nuestra universidad. Pero no sólo el PRD, ni PRI ni el PAN tienen por qué apoderarse de la UAG, es necesario que saquemos a los amarillos a los tricolores a los azules de la universidad. Hoy vemos cómo se tira el dinero y no hay recato, no importa el precio que cueste, se trata de sacar adelante un proyecto que llena de vergüenza a la universidad” afirmó.

No obstante lo bueno de su discurso, Salgado cayó porque su exposición de sacar de la universidad a los amarillos, a los azules a los blancos, etc., fue entendido como el discurso de la intolerancia, es decir, prohíbe la libre elección partidista en la UAG. A esta propuesta Ortega le respondió que la universidad es universalidad y que cualquier estudiante podía profesar la religión que quisiera y la preferencia política que más le conviniera, en esto coincidió Nelson Valle.

Pero esta respuesta de Ortega le dio la pauta para lanzarse en su contra cuando recordó el asunto de la consulta interna del FAUG y de que al igual que Valle López pertenece a esos grupos que han hundido a la universidad. A lo que Ortega le recordó que “allá afuera están los jurásicos, los dinosaurios, los tiranosaurios y los velociraptores que apoyan tu candidatura”, en alusión directa a los priístas que respaldan al joven ex director de Ingeniería.

Pero Ortega fue aún más lejos y para  no dejar dudas de sus aseveraciones y dichos cuestionó el perfil académicos del joven Salgado y lo retó a que presentara al igual que Nelson Valle sus tesis académicas y sus publicaciones y al decir esto, el egresado de la Complutense de Madrid, sacó quién sabe de dónde tres gruesos volúmenes que representan sus tesis de maestría y doctorado y tres libros que dijo haber publicado. Valle López y Salgado sólo se miraron como el Chómpiras y el Botija. El reto quedó en el aire porque en ese momento la pésima transmisión de RTG dio fin. Sin duda, el ganador del debate por lo convincente de su discurso y propuestas, lo contundente de sus acusaciones y porque repartió parejo para los otros dos aspirantes, fue Rogelio Ortega. Los perdedores fueron Nelson Valle, Armando Chavarría y Florentino Cruz. Gana la universidad y los universitarios. Esta es mi opinión y si tienen tele y vieron el debate, pues ahí se ven. Lo demás es cuento.

La contra. Saludos al personal de la delegación del IFE en Acapulco, obstinados lectores de este leperosaurio. Ajúa coño.

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