Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Argentina muestra que el modelo económico tiene un límite social

Entrevista con Manuel Camacho Solís

* La sublevación de la gente hace inviable continuar con ciertas recetas, dice * Advierte sin embargo que la crítica al neoliberalismo no ha producido aún una propuesta que ayude a una salida de la crisis

Primera de dos partes * El modelo económico neoliberal tiene un límite social muy claro, pues “llega un momento en que la gente se subleva y entonces ya no es viable continuar con ciertas fórmulas económicas”, alertó el ex candidato a la presidencia de la República por el Partido Centro Democrático, Manuel Camacho Solís, en referencia a la situación en Argentina.

El ex regente de la ciudad de México y ex comisionado de paz en Chiapas, visitó la Redacción de El Sur la tarde del miércoles pasado, donde platicó con el director general Juan Angulo Osorio y el coordinador de Información Arturo Solís Heredia. La siguiente es la entrevista.

El Sur: La visita de Manuel Camacho Solís a Acapulco coincide con una gran efervescencia política local, ¿viene con algún propósito político electoral?

Manuel Camacho Solís: No, no, es circunstancial. Me invitaron y me vine, pero me doy cuenta que están empezando muchas cosas y pues como me gusta mucho la política, trato de estar al tanto, pero no hay algún interés inmediato. No vengo a hacer una tarea estrictamente política en este momento.

El Sur: Estuvieron en la presentación de su libro Luis Walton y Alberto López Rosas. Después de perder la encuesta para designar al candidato priísta a la alcaldía, Luis Walton busca el apoyo de otra fuerza política, ¿no ha habido platicas con él acerca de este tema?

MCS: Lo saludé pero quedamos de ir a comer después, pero no hay una revisión previa, ni  vengo a eso. Fueron coincidencias, porque la gente que está interesada en la política tiene inquietudes, son intelectuales y el tema del libro daba para eso.

El Sur: De este libro (La Encrucijada), platíquenos…

MCS: Este libro lo escribí hace un año y eso fue lo más interesante, pues a un año de gobierno de (Vicente) Fox realmente había un gran acierto en la predicción de lo que podía haber ocurrido. Es decir, se equivocaron de nuevo los gobernantes mexicanos y pierden una oportunidad histórica. Dije que aquí había una gran oportunidad que era la confianza de los ciudadanos y que el presidente se había ganado a pulso la victoria y que ahora aprovecháramos ese capital político para realmente reformar las instituciones, reconstituir la autoridad, sanearla y aprovechar este poder político para orientar el desarrollo del país.  Desafortunadamente, las predicciones que hacíamos de los escenarios se han dado en un sentido negativo: más que un cambio eficaz, se han tenido varios tropiezos, se ha reducido el capital político del presidente. Y estamos ahora ante el discurso del 5 de febrero y ese es ya el horizonte máximo, que es más de lo que teníamos hace un año.

El Sur: Este discurso que tiene que ver con las filtraciones de la Contraloría sobre desviaciones de recursos públicos de Pemex hacia la campaña de Francisco Labastida, ¿cómo lo interpreta desde la propuesta suya de un cambio sin rompimientos, sin perder la gobernabilidad, la estabilidad, pero sin dejar de castigar la corrupción?

MCS: Yo escribí un libro que se llama Un cambio sin ruptura en 1994, un poco tratando de convencer a las distintas partes de un acuerdo para facilitar el cambio  y le llamé sin ruptura porque estábamos en 1994, estaba el levantamiento zapatista. Entonces, para que no se espantaran las fuerzas conservadoras del país dije “hagamos nosotros el cambio antes que se nos salga de las manos o que simplemente metamos al país en un pantano”. Ahora en ese momento y en el último libro estuve pensando en una ruptura, en un cambio de régimen, en una ruptura del sistema anterior para dar lugar, mediante un acuerdo, a un nuevo orden político.

“Desgraciadamente esto no se ha podido armar y entonces estamos atrapados en una serie de disyuntivas que parecen atractivas pero que en el fondo no corresponden a una estrategia general  y vamos a ir a un fracaso de nuevo. La mejor forma de abordar el tema del pasado no es investigando al candidato a la Presidencia del antiguo régimen. Digo, no es el camino, porque se verá como faccioso y si es así pues investíguenlo y si ya se animaron, ojalá tengan el sustento jurídico suficiente para responder a las expectativas que ellos han creado. Porque si por una parte no es una estrategia y por la otra no tienen sustento jurídico que nos lleve a un Watergate del PRI, vamos a estar en un Waterloo del cambio. Ese tipo de disyuntivas nos colocan en una situación de decir “olvídese el pasado o castíguese”, porque de otra manera van a ser tantos los frentes que se van a abrir, que las cosas importantes, cuando se quieran hacer, no habrá ningún margen, ni ningún tiempo para lograrlas.

El Sur: Parecería difícil garantizar el mínimo apoyo social para una propuesta económica si permanecen la impunidad, las violaciones al Estado de derecho, la corrupción.

MCS: Sería imposible. La pregunta es si se tiene una estrategia para enfrentarlo. Esto debe partir de un diagnóstico acertado de cuál es el origen del problema. Cuando uno a sus amigos los juzga de manera distinta que a sus enemigos políticos, entonces no puede haber un fin de la impunidad porque quien está siendo agredido por el Estado o privilegiado fuera de lo que establece la ley por una relación amistosa o política, ya no va a responder con la propia ley sino con coraje o argumentos que debilitan la acción de la propia autoridad. Si no somos capaces de sacar el tema del faccionalismo de la política cuando se trata de aplicar la ley, cualquier campaña y lucha por el poder está condenada al fracaso, porque estamos confiando en la misma causa que nos está generando el problema. Por eso es necesario un pacto. Por eso tenía un sentido la comisión de la verdad, que se conozca lo que ocurrió. Siempre debe haber un límite y los que están a favor del cambio son los primeros que deben estar conscientes de ese límite, porque de otra manera al empujar las cosas lo que permiten es que se cierren y se sigan reproduciendo las conductas ilegales que en México se han acumulado de manera escabrosa.

El Sur: La preocupación es que si la clase política no establece esos pactos y sigue prevaleciendo esa actitud faccionalista, el escenario previsible es parecido a lo que está pasando en Argentina…

MCS: O sea, uno era la construcción de una transición bien concebida y que en México no consistía solamente en arreglar la parte del régimen político, sino también darle mayor solidez al desarrollo de la economía, mayor seguridad al Estado de derecho. Ese es el objetivo posible, máximo y que todo mundo quería, por lo menos los que habíamos luchado por el cambio, los que pensábamos que era posible.

“Hay, en el otro extremo, un escenario de tipo argentino en donde la clase política termina por desprestigiarse por completo y entonces las masas en las calles tiran a un presidente –o las masas en la calle elevan a un líder que finalmente será bonapartista, como en Venezuela– pero que finalmente no va a resolver el problema de la institucionalidad en el país. Bueno, en medio está lo que ocurre en México, no es lo uno, ni lo otro. Ante lo que estamos es ante pactos limitados que permiten la reproducción de un sistema de pactos y de canonjías del poder, pero que no son suficientes porque no están atendiendo a la sociedad, no están atendiendo los problemas de fondo del país. Entonces, esta situación de mediocridad política va a derivar en una crisis política mayor que va a echar a perder la estabilidad de la economía. Pero sinceramente creo que ya el gobierno se tropezó lo suficiente el año pasado como para que haga cosas que lo lleven a un tropezón mayor, pero entre más tiempo pase va a ser más difícil.

El Sur: Por eso pareciera que esa no es una salida…

MCS: No es una salida, es un camino….

El Sur: Es el escenario probable…

MCS: Es un alargamiento, en  el fondo es mucho lo que ha venido ocurriendo: reformas muy prolongadas, erráticas, en donde se le van arrebatando al autoritarismo tramos de control, pero sin capacidad para armar una nueva institucionalidad.

El Sur: Quisiéramos plantear la experiencia de Argentina, donde los neoliberales dicen que la crisis es resultado de que no se hayan profundizado las reformas, una tercera generación de reformas económicas; y donde los antineoliberales dicen que la crisis es resultado del neoliberalismo. ¿En dónde se ubica usted en ese análisis, cuánto va a durar el neoliberalismo?

MCS: Yo contestaría la pregunta con lo que decía un editorial del Washington Post hace una semana. Decía que la receta se aplicó en un 75 por ciento y que faltó un 25 por ciento y que por eso fracasó todo. Ese argumento, que es el único que queda, me parece tramposo porque estamos suponiendo que la sociedad es un laboratorio donde pueden llevarse los experimentos al 100 por ciento pase lo que pase. Es decir, lo que pasa con el caso Argentina es que hay un límite social a las fórmulas económicas, llega un momento en que la gente se subleva y entonces ya no es viable continuar con ciertos tipos de políticas.

“Por otra parte está también el que la crítica al neoliberalismo difícilmente está produciendo una propuesta que por lo pronto ayude a encontrar una salida de la crisis. Yo sí creo que en Argentina o en otros partes es imposible aplicar la misma receta, incluso con una dosis mayor de purga para reconducir la economía sin que se cree un problema político mayor, sin que se provoque un problema de sublevación social o se produzca el nacimiento de un líder bonapartista que venga a aplacar esta sublevación y a establecer una forma de orden político. Entonces, sin mayor regimentación, sin una entrada del ejército, sin un líder carismático, esta situación no tiene salida. Y si se toma ese camino se va a arruinar nuevamente la economía y la política de Argentina.

“Creo que el presidente (Eduardo) Duhalde ha tenido que buscar algunos acomodos políticos al modelo porque si no, simplemente lo van a tirar. En una ocasión un grupo de mexicanos, en donde estaba su servidor, nos reunimos con líderes de centro izquierda de América Latina pensando que las coaliciones de centro derecha que habían gobernado con un programa neoliberal habían fracasado y que podían construir una coalición alternativa que podría llegar al gobierno y yo recuerdo que muchos de los participaciones estaban en una posición absolutamente antineoliberal. Ese grupo evolucionó a uno donde terminaron defendiendo la fórmula monetaria que tenían de la mesa de convertibilidad, porque sabían que si iban en contra iban a perder las elecciones. Esa fue la segunda etapa y con una especie de pragmatismo dijeron vamos a defender esto que es lo que les da votos a los peronistas. En una tercera etapa, cuando llega (Fernando) De la Rúa , me toca estar en Argentina y platicar con mucha gente. Ahí había que decidir si se salían de la convertabilidad y entonces ellos ya no estaban pensando en ir en contra del neoliberalismo, sino en cómo con ajustes marginales acomodarse y poner orden en la parte de la corrupción. En un año todas estas ideas se agotaron y finalmente viven una situación inmanejable y con el estado de sitio y un corralito. A lo que voy es que si dentro de las fuerzas de oposición no hay ideas claras y estas ideas no se construyen con tiempo y precisión, la gente se va acomodar y va a ser victima de la misma. Entonces habría qué empezar a construir esas ideas”.

468 ad