Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Xavier Carreto A.

Una casa de 64 mil 791 km2

Dos hechos políticos recientes que han tenido lugar en nuestra entidad: la selección de los candidatos del PRI a las alcaldías de los principales ayuntamientos y no haberse concretado la reforma electoral, nos han permitido ver con mayor claridad, por si hiciera falta, que el régimen priísta no da para más. Se encuentra agotado, aunque se pretenda estirarlo y colocarle un tanque de oxígeno. Este régimen caracterizado esencialmente por un partido hegemónico que es utilizado por el gobernador en turno como un instrumento para continuar beneficiándose con el usufructo de los recursos públicos -además de otros atractivos que tiene el ejercicio del poder- y beneficiando a un reducido grupo de personas, en detrimento de los intereses de la mayoría de la sociedad guerrerense, debe ser cambiado. Debe servir el ejercicio de gobierno, sin mayor dilación, al interés de la mayoría de los habitantes de este estado de Guerrero.

Pasando al primero de los dos eventos citados al inicio de este escrito, tenemos que el descontento de los aspirantes priístas y sus seguidores con los resultados de las encuestas realizadas por la empresa Consulta Mitofski –tengo la impresión que los priístas se llevaron a Roy al baile, al parecer con su consentimiento–, se ha podido apreciar en prácticamente todos los municipios. Empezando con Luis Walton en Acapulco –de Miguel Mayrén y César Flores ni ocuparse, pues a pesar de la faramalla que hicieron, no pueden considerarse, por sus antecedentes, verdaderos aspirantes, los demás no vale la pena mencionarlos. De Walton, ahora que está fuera del PRI, el dirigente estatal Juan José Castro ha dicho que no aparece en su padrón de militantes, pero seguramente que para participar en la elección interna Walton tuvo que haber cubierto sus cuotas, espero que se las regresen y que en el PRI finalmente puedan contar con un padrón confiable.

Seguimos con Reyes Betancourt, en Chilpancingo, quien tiene, por su gran capacidad, honestidad y aceptación de la ciudadanía, la enorme posibilidad de reunir en torno a sus aspiraciones a los militantes panistas y perredistas que tendrán en este prestigiado médico gastroenterólogo la oportunidad de ser gobierno por primera vez en la capital del estado.

En Chilapa, otro destacado médico como lo es Pablo Zapién Cortés puede encabezar a la sociedad y terminar con el cacicazgo del diputado Raúl González Villalva, delegado especial priísta en Acapulco, quien se apresura a decirnos que el gobernador “ha mantenido una actitud de total respeto”, en el proceso de selección interna del PRI, lo demás es desconocimiento o mala fe, ojalá haya alguien que le crea.

En cuanto a Zihuatanejo, el aspirante perdedor Jaime Martínez Ramírez, se encuentra en pláticas con miembros del PRD, obviamente inconforme con los resultados que le impidieron ser candidato.

Respecto a Coyuca de Benitez, la inconformidad se ha expresado en todo su esplendor y los seguidores de los precandidatos no favorecidos se han echado a la calle a protestar por lo que consideran una imposición como candidato del diputado Avila.

Como se puede apreciar, la inconformidad es prácticamente generalizada no importando el método que se utilice para seleccionar a los candidatos priístas, en el fondo la actitud es la misma: los favorecidos son quienes el gobernante quiere y no aquellos que los militantes comunes y corrientes consideran los mejores. Uno se preguntaría, ¿que le cuesta al gobernador aceptar que un militante distinto al que él prefiere pueda ocupar un cargo de elección popular? Al parecer lo que se busca son cómplices, comprometidos con él, a quien le deben la oportunidad y no gobernantes al servicio de la sociedad.

De la reforma electoral frustrada sólo me gustaría añadir, pues me ocupé del tema la semana pasada, que efectivamente los diputados de partidos diferentes al PRI no hicieron lo necesario para que se concretara esta modificación al Código Electoral de nuestro estado. Confío en que para sacarse la espina y que no se diga que algunos recibieron coches y dinero del Ejecutivo para no presionar a favor de los cambios a la ley electoral, se empleen a fondo y en el mes de mayo, fecha señalada legalmente para los cambios en la integración del Consejo Estatal Electoral, hagan lo necesario para tener una institución que garantice el respeto al sufragio de la mayoría de los guerrerenses en los comicios del 6 de octubre próximo.

Para vivir en una sociedad democrática es necesario que los guerrerenses nos empeñemos en educarnos mejor y en aprender a participar. Son estos dos los caminos que debemos transitar para lograrlo, aunque sea a un ritmo lento, pero de manera consistente y sin descanso. No requerimos de mesías ni de redentores, tampoco de grandes proyectos, sino de un trabajo educativo sostenido y atrevernos a ser actores de las soluciones que se requieren para resolver nuestros graves atrasos, en prácticamente todos los órdenes de la vida.

Por eso seguiremos insistiendo en que nuestro sistema educativo debe de funcionar mejor, que nuestros maestros aporten su entusiasmo y pasión por educar a los niños y jóvenes guerrerenses, pues de nada sirve que se destinen los mayores recursos del erario público a este propósito. Que termine la simulación en la UAG y que no sigan echando a perder a más generaciones de guerrerenses. La sociedad, en su conjunto debe asumir el reto de participar porque tengamos una mejor educación. Que esa enorme casa de 64,791 kilómetros cuadrados de territorio guerrerense, sea para beneficio de todos los que aquí vivimos y no siga siendo únicamente para el bienestar de unos cuantos.

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