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Héctor Manuel Popoca Boone

Verdades sobre la globalización

Es la forma contemporánea, asimétrica, en que se da el flujo de mercancías y servicios en la economía internacional, mediante la cual los países ricos se vuelven más ricos y en donde los países pobres se vuelven más pobres.

Es el destino manifiesto por el que se presiona e induce, cuando no se coacciona, a los gobiernos nacionales para que propicien las condiciones y circunstancias favorables a efecto de que las grandes empresas puedan tener y asegurar pingües ganancias, en detrimento de las acciones e inversiones que deben de realizarse para enfrentar las graves déficits que en materia de educación, salud, alimentación y servicios públicos elementales que padecen la mayoría de los pueblos del orbe.

En el modelo mediante el cual el capital financiero mundial, representando por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial entre otros, dictan las pautas de crecimiento de las economías nacionales que tienen una deuda externa permanente, acumulada y creciente; tronchando de esta forma cualquier intento de ejercer una soberanía económica nacional.

Al decir del economista y premio nobel Amartya Sen: “El capitalismo global está mucho más preocupado por extender su dominio en las relaciones comerciales que, por ejemplo, establecer la democracia, universalizar la educación básica o mejorar las oportunidades sociales de los más pobres”.

Por su parte, George Soros, un multimillonario financiero internacional, afirma que los intereses de las empresas internacionales con frecuencia encuentran su predilección por trabajar en autocracias ordenadas y altamente organizadas y no en democracias menos estructuradas, en donde además hay activismo político y social.

Lo único que no permite la globalización, de ahí su incongruencia y conveniencia, es el libre flujo y apertura de fronteras a la mano de obra. La resultante de pobreza generalizada en los países del sur provocada por ella, los países del norte no desean tenerla y mucho menos que los invada.

La economía global es el dominio del comercio internacional por aquellos que detentan el desarrollo tecnológico de punta en la cibernética, las telecomunicaciones, la electrónica y la biotecnología principalmente.

Es el ámbito en donde las empresas internacionales se asientan y crecen en las economías  nacionales, destruyendo o absorbiendo las plantas productivas locales; apropiándose o distorsionando los mercados regionales.

La globalización con predominio del libre mercado, no es más que la mascarada mediante la cual las corporaciones transnacionales controlan la economía mundial y por ende los precios internacionales. Manipulan a su conveniencia la oferta y la demanda d productos y servicios, muchos de ellos estratégicos, imponiendo reglas y condiciones al comercio mundial; estandarizando y uniformando hábitos y formas de consumo y, por lo tanto, los procesos productivos a partir de las innovaciones tecnológicas.

Este sistema económico mundial, impuesto por las grandes corporaciones financieras internacionales y por las grandes transnacionales, ha provocado, en las últimas décadas, más endeudamiento desempleo y pobreza que prosperidad y progreso en los países no desarrollados. Los propósitos e intereses que persiguen las primeras, muchas veces son contrarios y contrapuestos a los que buscan la mayoría de los pueblos.

La globalización neoliberal es el involucramiento de las grandes corporaciones en el fabuloso negocio del comercio mundial de las armas, en donde no existe freno o escrúpulo alguno. Los ocho países más desarrollados del mundo venden el 87 por ciento del total de las armas traficadas, gran parte de los cuales son compradas por los países no desarrollados, en donde a su vez se presentan y a trasmano los proveedores de armamento alientan la mayoría de las guerras locales, conflictos regionales y gobiernos dictatoriales que producen efectos funestos para el desarrollo de esas zonas del globo terráqueo.

Es la globalización donde Estados Unidos de Norteamérica se escuda para realizar el atraco vil y la apropiación de los recursos petroleros y energéticos de Afganistán, bajo el pretexto de combatir el terrorismo internacional.

Pero también existe otro tipo de globalización, emergente, polifacética, plural, polifónica, no clasista y multinacional, de los pueblos del mundo. Estos se manifiestan y protestan; a la vez que reclaman propias maneras de construir su destino, del querer ser y por eso osan ser globalifóbicos. El itinerario de sus expresiones va desde el levantamiento indígena de Chiapas hasta el foro de Porto Alegre, pasando por Seattle y Génova.

Los propósitos de esta creciente insurgencia globalizada son modificar las actuales conductas en la economía mundial, por otras basadas en la integración, cooperación y complementación de todas las naciones y de todos los actores económicos bajo principios de la solidaridad, fraternidad y de la convivencia sostenible de los pueblos y de la humanidad toda; en vez de los afanes de dominio, lucro y ganancias desmedidas de los centros financieros y empresas transnacionales, cuyos comportamientos se mueven bajo los principios de la voracidad, el egoísmo, la competencia salvaje y la exclusión.

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