Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Alfredo Arcos Castro

Partidocracia versus democracia

La democracia suele definirse como “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, pero además, la democracia exige que el gobierno sea ejercido “para el pueblo”, es decir que responda a las necesidades y demandas del pueblo. Que busque el bien común y lo realice al máximo posible. Temas centrales de la democracia son: la justicia y el bien común. En esta tesitura, los partidos políticos son simples causes de participación política de la ciudadanía. Sin embargo, los partidos son habitualmente los protagonistas efectivos del quehacer político; y los ciudadanos, nada más que comparsas. De modo que la democracia degenera fácilmente en partitocracia. Hecho muy típico en países donde todavía no se ha consolidado la democracia.

La partitocracia como forma degenerativa de la democracia se manifiesta de diferentes maneras: en ocasiones convierte en pura farsa la función legislativa, condiciona a los gobiernos, impide el control parlamentario, bloquea la justicia, da paso a la corrupción, desprestigia a las instituciones y mina seriamente el interés por los asuntos públicos. En las dictaduras (donde sólo hay un partido, por principio), partitocracia es absoluta y la democracia una ficción.

Como vemos, todo lo anterior constituye un atropello de los principios constitucionales más elementales. Porque no basta que haya libertad de creación de partidos. Es preciso, además y sobre todo, que sean verdaderos causes de manifestación de la voluntad popular, y no hormas que la coartan o la instrumentalizan. Y hasta hace falta, también, que su estructura y funcionamiento interno sean democráticos; la cual no parece ocurrir siempre, a juzgar por la frecuencia de denuncias al respecto. La obsolescencia es el sueño de los partidos y con toda intención.

En Guerrero, son muchas las manifestaciones y grados de ese deterioro de los partidos y por ende de las democracias. Los hechos más evidentes hoy en día, los encontramos en la multicitada reforma electoral que resultó ser  todo un fracaso. Quedó evidenciado que por encima de los intereses de los ciudadanos, están los intereses de los partidos o grupos caciquiles. En este sentido, los ciudadanos, los electores y la sociedad civil sólo fueron damas de compañía. Era obvio que el gobierno en turno y los caciques en el estado  jamás estuvieron de acuerdo en reformar el código electoral vigente, puesto que éste, ya le había redituado buenos dividendos en los procesos electorales anteriores. De ahí, los dimes y diretes entre los partidos, son puras bufonadas. Lo que sí nos quedó muy claro es que los partidos en aras del supuesto cambio sigue  metiendo las manos en todo tipo de procesos con desenlaces no muy benéficos para los ciudadanos, pero sí para los grupos de poder. Malo muy malo.

Otro hecho que tiene que ver con el deterioro de la democracia y los partidos, es la democratización interna de los mismos. El método que utilizó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para designar a sus candidatos a las presidencias municipales, donde las encuestas realizadas por la afamada empresa Mitofsky fueron todo un fiasco. Lo interesante del caso es que ahora no es el partido, el gobernador, los militantes, los ciudadanos, quienes designan a los candidatos sino la firma Dedofsky. El hecho es que con este método moderno se burlaron cínicamente de los ciudadanos y militantes. Sin duda, el tamal ya estaba hecho.

En el mismo tenor, observamos cómo los partidos en forma abierta y cínica intervienen en el proceso electoral en la Universidad Autónoma de Guerrero a través de sus personeros (senadores, dirigentes partidistas, ex diputados locales, etc.), invadiendo espacios que no son de su competencia. Incurriendo con ello en hechos muy graves para el avance y desarrollo de la democracia en la institución y por lo consiguiente en el estado de Guerrero. Todas estas acciones partidistas tienen un talante común: propiciar la degradación del espíritu  ciudadano y la corrupción de la democracia. Después del triunfo electoral del 2000, la partitocracia no tiene razón de ser, lucharemos fuertemente porque los  partidos sólo sean simples causes de participación política de la ciudadanía y nada más. De no ser así, la democracia estaría en peligro.

468 ad