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Jeremías Marquines

APUNTES DE UN VIEJO LEPERO

El artículo 75 de la UAG

En la novela tardía, casi autobiográfica D’un chateau l’autre (De un castillo a otro), publicada en 1957, Louis Ferdinand Celine escribió más o menos así: cuando te quieren joder, te aplican el artículo 75 por el culo.

Pues bien, esta hermosa frase literaria es la que en las últimas semanas el rector de la UAG, Florentino Cruz Ramírez y sus secuaces le han venido aplicando a todos aquellos funcionarios y trabajadores que no apoyan al candidato charro de la Alianza Estratégica Universitaria (AEU), el ex secretario privado del senador Armando Chavarría, Nelson Valle López.

Apenas el miércoles El Sur informó de la destitución ipso facto del coordinador de Servicios Escolares de la Zona Sur, Luis Alberto Arcos Castro. El rector dio la orden y el coordinador de la dependencia Efrén Arellano la ejecutó.

La destitución de Arcos Castro no hubiera tenido ninguna otra repercusión, si su despido se hubiera dado en otras circunstancias y no a unas cuantas semanas de que el rector abandone el cargo y en plena efervescencia electoral. Arcos Castro es también el operador político en la Zona Sur de la campaña del candidato del Frente Amplio Universitario Guerrerense (FAUG), Rogelio Ortega Martínez.

Pero lo más chumi-chumi de este asunto, ya no es la destitución en sí, sino la justificación que dan Florentino Cruz, Efrén Arellano y coincidentemente el candidato de los universitarios sin moral, Valle López.

Dicen estos señores que el coordinador de Servicios Escolares fue expulsado por soberbio, prepotente, arrogante y falto de capacidad –cualidades que en cualquier funcionario afloran lueguito asumen un cargo y que, por supuesto, Florentino, Chavarría y Nelson ostentan con escandalosa indecencia–, y también porque los profesores de secundarias de las costas lo acusaron de no recibir de su parte atención adecuada.

Pero aun si estos señalamientos contra Arcos Castro fueran ciertos, resultan por demás carentes de legitimidad porque son validados a escasos dos meses de que concluya la actual administración universitaria. ¿Por qué hasta ahora –luego de más de dos años de estar al frente de  Servicios Escolares– el rector y los maestros –no dicen quiénes– se dan cuenta de que este funcionario es arrogante y prepotente y falto de capacidad? Qué les pasa, hay gente que no estudió en la UAG y se da cuenta de que ustedes son bien mentirosos, bien faltos de todo y bien chimoltrufios, pues.

La destitución de Arcos Castro por apoyar la candidatura de Rogelio Ortega se suma a los despidos injustificados del coordinador de la Zona Norte, Jorge Peto, de Javier Casiano en Nóminas y los hermanos Fernando y Gabino Solano, encargados de puestos claves, que según la lógica de Florentino y Chavarría podían servir de apoyo a las aspiraciones de Ortega.

Así, ¿quién le cree a estos señores cuando dicen que los despidos “no son por represalias o ajustes de cuentas”? Máxime que estos funcionarios son sustituidos por simpatizantes y apoyadores de la candidatura de Nelson Valle quien hasta la fecha no ha explicado de dónde obtiene recursos para sufragar los gastos de su campaña y tampoco por qué comparte con el rector el mismo hombre que les conduce sus respectivas camionetas, según declaró a El Sur Efrén Marmolejo.

Con el despido de Arcos Castro vuelve a quedar en entredicho la palabra del rector quien prometió no intervenir en la elección del nuevo rector. Florentino Cruz vuelve a quedar exhibido como un político inmoral al permitir que sus funcionarios y él mismo metan mano y favorezcan desde el poder institucional al candidato oficial. Es descarado el activismo de funcionarios de la Rectoría en cada acto proselitista de Nelson Valle. Es la aplicación del artículo 75 de la UAG contra los seguidores de Ortega.

A otras cosas de la misma cloaca. En noviembre del año pasado, la encargada de Extensión Universitaria de la UAG declaró a un semanario de Chilpancingo: “Las artes y la cultura nunca han sido prioridad para las distintas administraciones que a lo largo de su historia ha tenido la UAG”, porque no hay recursos destinados para esta área, dijo.

Cuando apareció, la declaración de esta funcionaria pasó inadvertida, o simplemente la ígnara administración de Florentino Cruz la obvió, pero lo que afirma debería de preocupar no sólo a los universitarios sino a todos los guerrerenses, porque una universidad que no tiene interés en el arte y la cultura –prioridad fundamental de cualquier universidad– simplemente está en la calle y como la universidad, como bien se dijo, es el reflejo de la sociedad, la del estado, pues ya la conocemos, es una sociedad de profesionistas burros y políticos barbajanes.

¿Qué hizo la actual administración como extensión universitaria? Publicar libros al por mayor, mal escritos y sin el mínimo rigor que exige o que debe exigir una publicación universitaria. Por ahí aparecieron novelas que no son; libros de poemas con cientos de erratas; crónicas y textos de historia imposibles de leer por su pésima composición tipográfica y su deficiente escritura. Son publicaciones que sólo sirven para dos cosas: la basura y la bodega y que por lo tanto representan un desperdicio de recursos económicos para la universidad y una ganancia fácil para el editor favorecido por la actual administración. El proyecto editorial del rector –si es que hubo– fue cantidad sin calidad, ganancia para unos pocos: los contratistas, y pérdida para la UAG y la sociedad.

Qué dice Liduvina Gallardo Suástegui: “No tenemos grupos profesionales para hacer difusión cultural. Los grupos con los que se cuenta, son los grupos de becarios que se nutren con estudiantes que les gusta participar y a quienes no les podemos exigir una producción de calidad porque no están profesionalizados”. Esto debería preocupar a los candidatos a rector quienes aparte del ritornelo de la manoseada y ultrajada reforma universitaria no tienen otro discurso.

Informa Liduvina que del total de las personas encargadas de grupos artísticos y culturales el 50 por ciento son becarios que reciben escasos y vergonzosos 150 pesos quincenales y el otro 50 por ciento está incluido en la plantilla de personal. Indica que se propuso la construcción de una escuela de las artes, pero “sin una planta docente profesionalizada para dar clases”, la tal escuela de las artes será otro fracaso.

Durante esta administración también se institucionalizó la bienal de pintura Paul Gouguin, que hasta la fecha sólo ha servido para los fines personales del pintor oficial de Rectoría Javier Mariano. Es penoso que en una subasta efectuada en la ciudad de México con obra de regular calidad sólo hayan logrado reunir 20 mil pesos, eso es lo que cualquier político mediocre deja de propina en las cantinas del DF, pero que aquí publicitaron in extenso como si se tratara de un gran logro. Noticia es el montón de obra plástica que permanece arrumbada y sin ningún cuidado en algunas dependencias de la UAG y que pertenece a participantes de la citada bienal universitaria.

La contra: A los lectores y lectoras que les gusta la pornografía política, el sexo duro de partido, o el masoquismo interracional de los funcionarios públicos, más un poco de vouyerismo universitario, visite la página http//:mx.geocities.com./lepero66 donde podrá dar rienda suelta a sus más bajos instintos enviando un mail a esta calumnia.

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