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Aunque he sido testigo de su evolución, sólo soy un crítico de rock aficionado: José Agustín

* Pide Víctor Roura al escritor que escriba un libro de rock hecho desde México, sin la reproducción de los mitos y bondades del imperio anglosajón * Exigen rockeros porteños a José Agustín su apoyo al movimiento local de ese género

Jeanette Leyva Reus * Durante la presentación de su libro Los Grandes Discos de Rock 1951-1975, la noche del sábado en un hotel del puerto, el escritor acapulqueño José Agustín se reconoció sólo como “un crítico de rock aficionado”, quien, precisó, creció con él y ha sido testigo de su evolución.

El autor de las novelas Final en laguna (se está haciendo tarde) y de Dos horas de sol (ambas situadas en el puerto) rememoró sus inicios y el desarrollo de su actividad como crítico de rock en diversas publicaciones, iniciada hace más de 35 años.

Ante un salón lleno y variopinto (jóvenes y viejos rockeros, damas emperifolladas, periodistas y creadores) el editor de la sección cultural del diario El Financiero, Víctor Roura y el escritor Alberto Forcada, fueron los comentaristas del libro editado por Planeta.

Con la sencillez y el humor que lo caracterizan, el escritor, quien aunque nacido en Guadalajara se reconoce acapulqueño, chilango y cuautlense –lugares en donde ha radicado–, en su exposición recordó que él nació cuando apenas el rock se incubaba: “cuando yo tenía 7 años Alan Freed el gran padre de los DJ’s, acuñó el término de Rock and roll porque sólo así podía difundir radiofónicamente las canciones de lo que ya se conocía como Rhythm and blues, producido por jóvenes negros… Rock and roll era un eufemismo que usaban los negros para referirse al siempre edificante acto de hacer el amor”.

El escritor habló también de las diferentes épocas del rock, de la época en que se abrió la llamada brecha generacional y con la que se identificó a este ritmo como el de la rebeldía, de su gusto por diferentes ritmos, de la paciencia y amor de su padre para traerle de Estados Unidos sus discos de rock y de su incursión como crítico de rock en la prensa escrita y diversos medios de comunicación, aspecto que, comentó, nunca ha desarrollado de manera íntegramente profesional debido a su labor de escritor de ficción: “soy un crítico de rock amateur, sólo un aficionado”. En contraparte sí reconoció que creció con el rock y que es “testigo de su evolución desde sus inicios”.

El autor de La tumba contó y recordó muy a su estilo anécdotas de su vida personal y profesional que permitieron a los asistentes conocer al hombre sencillo, pero con reconocido talento para narrar y recordar de forma amena algunos fragmentos de su vida.

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