Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Juan Carlos Moctezuma R.

En el Mundial avanzan los que tienen agallas para hacerlo.
La jornada de ayer nos mostró que para permanecer dentro de la competencia los equipos deben mostrar un empaque que ni Chile ni Uruguay tuvieron.
Porque Chile, prácticamente, tuvo en un puño a Brasil. Durante todo el segundo tiempo la Roja encimó, acosó y le ganó el control del partido a los anfitriones que daban pena por la forma en que jugaron ese lapso, sin duda, el peor Brasil de todos los tiempos en un Mundial: despejando hacia donde fuera, sin concretar tres pases seguidos y lanzando centros al área como dejándole la responsabilidad del gol a Neymar que por más que bregó, pasó desapercibido en la parte complementaria.
A Chile le faltó decisión. O quizá la temperatura, el cansancio y las lesiones no le permitieron definir el juego.
Eso sí, a la hora de la verdad, el astro brasileño Neymar mostró el temple necesario de anotar un penal, el decisivo, que de haberlo fallado hubiera dejado fuera a la canarinha.
En el otro encuentro Colombia, y especialmente su estrella James Rodríguez, no solo supieron vencer a Uruguay 2-0 sino demostraron que tienen un equipo superior al del Mundial Italia 90 –el del Pibe Valderrama y Freddy Rincón– y que están para mucho más, vencer a Brasil en su próximo juego, por ejemplo.
James Rodríguez anotó un gol de volea por él que será recordado en la historia de los mundiales.
Uruguay salió dolido, con su sangrante corazón en la mano tras la tragedia ocurrida a su mejor jugador Luis Suárez.
Salieron entregados, vamos, ni siquiera metieron la pierna fuerte –la garra uruguaya– mas que cuando todo ya estaba decidido.
Colombia tiene enfrente un horizonte que puede resultar histórico. Puede derrotar a los anfitriones y convertirse, en la propia tierra brasileña, el heredero natural del jogo bonito.
La calidad de sus jugadores le permite soñar a una nación.
Eso quisiéramos hoy los mexicanos, soñar, pero enfrente tenemos una dura realidad de nombre Holanda.
Esperemos que el sueño no se convierta en pesadilla.

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