Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Juan Carlos Moctezuma R.

Esta película ya la vi. Lo peor de todo es que de tan mala, tan mala que es, he terminado por acostumbrarme a ella.
Su título es Selección Mexicana de Futbol y apenas ayer fue su más reciente proyección desde Brasil, en la Arena Castelao de Fortaleza.
Tiene la cualidad de comenzar de diversas formas, a veces como una comedia, otras como un thriller. El problema es que siempre termina como un drama.
En Argentina 78, en pleno inicio de la televisión como conformadora de conciencias en México, nos vendieron la idea de que podríamos ganarle a Túnez, empatarle a Alemania y vencer a Polonia. Perdimos los tres juegos y terminamos llorando. Para mi generación fue un pecado original que nos marcó para siempre.
Tan mal estábamos que no pudimos calificar para el siguiente Mundial: España 82. Nos superaron Honduras y El Salvador.
En México 86 llegamos por segunda vez en nuestra historia a cuartos de final (en México 70 fue la primera), pero ahí nos volvimos a encontrar contra nuestra némesis: Alemania, que nos derrotó en penalties y, de paso, incorporó a ese tiro de castigo al guión de nuestra traumática infancia futbolística como nación, convirtiéndolos en el antagonista principal de nuestra película.
A Italia 90 tampoco asistimos gracias a un episodio propio del cine de mafiosos: quisimos engañar a la FIFA alineando indebidamente a jóvenes de mayor edad que lo permitido en un torneo internacional: el caso de los famosos cachirules. La corrupción (ese deporte nacional en el que sí somos campeones del mundo) antes sospechada, nos confrontaba y afectaba directamente en el ámbito menos imaginado.
En EU 94 comenzó lo que pudiera llamarse la irrupción del nuevo futbol mexicano gracias a la llegada al Tri, en 1991, del entrenador argentino César Luis Mennoti.
El Flaco, sin embargo, no dirigió al equipo mexicano, lo hizo Mejía Barón en una especie de miscast que tuvo como consecuencia la eliminación en octavos de final ante Bulgaria mediante –otra vez–, la misma línea argumental de los penales.
Vino Francia 98 y tras una excelente primera fase (empatamos en 5 puntos con Holanda), en octavos de final, volvimos a enfrentarnos con el monstruo de siempre Alemania. El resultado fue el mismo: nos ganaron y terminamos con el corazón destrozado como Humprey Bogart e Ingrid Bergman en Casablanca… y sin París.
Llegó un nuevo siglo pero la trama fue la misma: Corea del Sur / Japón 2002, líderes de grupo pero perdemos ante EU en octavos: Alemania 2006, pasamos a esa misma fase pero Argentina nos vence, escena que se repite como un mal remake en Sudáfrica 2010.
Hoy, en Brasil 2014 la vieja, gastada y muy vista película se repite. Ya no hay tristeza ni frustación solo ese resabio amargo que deja la desesperanza. Lo peor es que en poco tiempo se proyectará nuevamente la película y la volveremos a ver… aunque ya sepamos el final.

468 ad