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Analizan obispos la situación de la familia ante la pobreza, la miseria, la insalubridad

Gregorio Urieta, corresponsal, Cutzamala * Los obispos de la Región Pastoral Sur, que comprende las cinco diócesis de esa región que existen territorialmente en Guerrero y parte de los estados de Michoacán y México, se reunieron para analizar la pastoral familiar desde el ámbito de la acción evangelizadora de la Iglesia.

En la reunión, que se inició el martes pasado, participaron los obispos de Ciudad Altamirano, Calos Garfias Merlos, obispo anfitrión; Efrén Ramos Salazar, obispo de la Diócesis de Chilpancingo–Chilapa; el de Tlapa, Alejo Zavala Peralta; el arzobispo de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, y Salvador Flores Huerta, de Ciudad Lázaro Cárdenas. A la reunión, realizada en esta localidad de la región de Tierra Caliente, no asistió debido a su enfermedad, el arzobispo de Acapulco, Rafael Bello Ruiz.

Durante los dos días, sacerdotes y misioneras de las diversas diócesis y parroquias se congregaron para analizar “la situación de la familia mexicana”, institución en la que más ha influido el proceso de cambio y en la que repercuten de distintas maneras “la pobreza, la miseria, la insalubridad, ignorancia, analfabetismo, subalimentación, e insalubres condiciones de vivienda”, dijo el responsable de la pastoral familiar de Acapulco, Miguel Angel Cortés, quien manifestó que a partir de marzo del 2001 hasta marzo del 2002 se está viendo “el año de la vida” y la familia es el santuario donde se gesta la vida, dijo. Aseguró asimismo que la familia en Guerrero económicamente está en una situación de crisis “que ha dificultado el progreso, lo que ha afectado su nivel de vida”. Esa situación, aseguró repercute negativamente y propicia la desintegración familiar y la proliferación de antivalores que generan un impacto destructor que se manifiesta en altos porcentajes de uniones libres, desórdenes sexuales, carencia de educación en el amor, y la imposibilidad material y moral de los jóvenes de constituirse dignamente en familia, dijo.

Se buscó la opinión del arzobispo Felipe Aguirre, quien sin embargo estuvo reunido durante la tarde con las monjas misioneras que tienen su sede en esta localidad.

Por su parte, el obispo de la diócesis de Altamirano, Carlos Garfias Merlos, informó que no se analizó como un punto especial la posición de la Iglesia acerca de que los secuestradores deben ser excomulgados.

–El secuestro de un miembro de la familia provoca no sólo la desintegración física, sino moral de la familia ¿Cuál es la posición de ustedes ante personas los secuestradores? –se le preguntó a Garfias Merlos.

Cauto en expresar una posición respecto a un tema en el que el arzobispo Felipe Aguirre se ha manifestado por la excomunión de los secuestradores, Garfias Merlos manifestó que “el secuestro es un atentado contra la dignidad directo a las familias y a la sociedad y tenemos que seguir llamando a la sociedad, a los secuestradores a que vivamos en el respeto, a que cultivemos la paz, que busquemos el diálogo y amor al prójimo”.

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