Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

El arcángel asesinado

(Segunda parte)

El programa subversivo, en el mejor sentido de la palabra, del Partido Obrero de Acapulco dirigido por Juan R. Escudero era el siguiente: pedir un pago justo por la jornada de trabajo. Defender los derechos humanos. Sanear de corrupción a las autoridades. Participar en las elecciones. Exigir la jornada de ocho horas de trabajo. Propagar la educación. Conseguir tierras para los campesinos. Promover la construcción de la carretera México-Acapulco y emprender una campaña enérgica contra las enfermedades.

Con tal programa de lucha, nuestro trágico héroe logra aglutinar a la mayoría del pueblo a excepción de los dueños de las grandes casas comerciales y de sus subordinados: las autoridades civiles y militares del puerto. También incursiona en el medio rural recorriendo a caballo tanto la Costa Chica como la Costa Grande; asesorando a los campesinos en sus demandas por tierras que están en manos latifundistas, lo que le valió el adjetivo de sedicioso, sufrió acoso, multas administrativas y amenazas de muerte.

En diciembre de 1920, Juan R. Escudero participa como candidato a la Presidencia Municipal del Acapulco; logrando un triunfo rotundo a pesar de las triquiñuelas, fraudes y alteraciones en los cómputos electorales con que quisieron escamotearle su victoria.

De esa fecha a su toma de posesión, los militares trataron de aprehenderlo varias veces acusándolo de “bolchevique”. Su partido político pidió al gobierno federal, presidido por Alvaro Obregón, garantías, las que nunca fueron otorgadas aduciendo el presidente de la República, como en repetidas ocasiones críticas posteriores lo hizo, que no le competía intervenir ni dirimir asuntos o problemas locales y municipales. Lo mismo le acontecía con el gobierno estatal.

Como presidente municipal, Juan R. Escudero procedió a ordenar y limpiar la comuna acapulqueña que era un caos en un mar de corrupción al servicio de los cacicazgos regionales. Fijó sueldos públicos a regidores y servidores gubernamentales, nombró policía pagada por el ayuntamiento, transparentó las finanzas municipales, erradicó la discrecionalidad en los montos y pagos de impuestos, creó las juntas municipales locales, emprendió una batida contra la insalubridad y el alcoholismo, exigió que todos los propietarios barrieran el frente de sus casas.

Todo ello reglamentado en un bando de policía y buen gobierno que se centraba en cinco problemas: 1) Servicio oportuno y diligente de policía. 2) Higiene municipal. 3) Promoción de formas de organización para la defensa de la economía popular. 4) La educación en colaboración del gobierno federal y 5) La construcción de la carretera que uniera el puerto con Chilpancingo y México.

Estos avances en la gestión gubernamental no hicieron disminuir el rencor y el odio que les tenían los comerciantes adinerados y sus aliados las autoridades militares locales. Por el contrario, coludidos con un juez venal, se le dicta orden de aprehensión por supuestas violaciones a preceptos federales. Pasa meses en la cárcel, saliendo libre gracias a un amparo. Poco después es acusado de ser el instigador de un asesinato de terratenientes por parte de campesinos agraviados. De nuevo encarcelado, saldrá libre cuando es absuelto en el juicio correspondiente.

En su primer año como presidente municipal Juan R. Escudero permaneció tres meses entre rejas, fue obligado a pedir dos licencias del cargo y fue aislado del gobierno estatal y federal por sus enemigos.

Poco después, fue del dominio público la existencia de una bolsa de 18 mil pesos de ese entonces que los grandes comerciantes pagarían a quienes se atreviesen a matar a Escudero. También empezaron a corromper a regidores y servidores gubernamentales para resquebrajar al ayuntamiento popular.

En la madrugada del 11 de marzo de 1922, doscientos soldados al mando del mayor Flores asaltaron el Palacio Municipal bajo el pretexto de que los ahí reunidos iban a levantarse en armas. Juan R. Escudero trató de saltar una barda pero un balazo lo alcanzó rompiéndole el brazo derecho e introduciéndose en sus costillas. Herido, se atrincheró en vano en un cuarto hasta donde llega el mayor Flores a darle, estando inerme, el tiro de gracia en la cabeza.

Milagrosamente Escudero no muere, pero le amputan el brazo y parte del cerebro es afectado quedando paralítico del lado izquierdo de su cuerpo; no volverá a hablar correctamente, a caminar ni escribir. Seguirá vivo para que, pasando la convalecencia, continúe la lucha popular sin desfallecer. ¡Qué hermosa y valerosa terquedad revolucionaria!

PD 1: Lejos de concitar adhesión, con sus declaraciones políticas Florencio Salazar aleja al gobierno estatal del Plan Puebla Panamá. Esa no fue la encomienda presidencial que se le otorgó.

PD 2: Otra vez, la Universidad Autónoma de Guerrero pretende ser botín político-presupuestal de los capos- corruptores de izquierda. Ojalá que los genuinos universitarios impidan tamaña ignominia.

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