Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Silvestre Pacheco León

CRONICA MUNICIPALISTA

Ante la globalización, el pueblo es primero

La integración latinoamericana siempre ha sido un sueño. La pesadilla son los intereses geopolíticos que se oponen a ella.

Más allá de los discursos de los gobiernos locales que dicen propugnar por una integración de la llamada Patria de Bolívar, lo que se impone es una realidad cuyos hechos escapan a toda racionalidad.

Apenas en 1990, en un seminario sobre cuadros de conducción organizado por la Universidad de los Trabajadores de América Latina ante la emergencia de los nuevos bloques mundiales, la desindicalización y la preeminencia del sector de las comunicaciones como puntero en la carrera tecnológica, en San Antonio de Los Altos, Venezuela, me enteré que, por ejemplo, para ir de Caracas a Guatemala por vía aérea, era menester viajar a Miami porque vuelos de los países del Cono Sur a la tierra del poeta y guerrillero, Otto René, simplemente no había.

Nuestros países están como repartidos entre las potencias mundiales. Recuerdo que en Caracas me llamó la atención no sólo que la mayoría de los autos fueran de 8 cilindros, sino que abundaran los de marcas europeas y que la mayoría de la población consumiera huevos importados.

La comunidad latinoamericana, se decía entonces en el ambiente sindicalista, es tarea de los trabajadores y de los pueblos, más que de los gobiernos.

A finales del año pasado tuve oportunidad de conocer Quetzaltenango, o mejor Xelajú en lengua maya. Era el segundo foro contra la globalización. Para el viaje se nos indicó que lo más rápido era volar a Tapachula y seguir por tierra hasta aquella ciudad, conocida también como la de los volcanes. La otra opción era llegar por vía aérea a Guatemala y regresar por carretera a Xelajú.

Llegar a la frontera con Guatemala me causó impresión similar, por los contrastes, a lo que se vive en nuestra frontera norte. La desigualdad entre ambos países se nota en todo. Del lado mexicano buenas carreteras y ostensible vigilancia. Del sur, mayor pobreza, más gente, pueblos depauperados, carreteras maltrechas, autos chatarra.

Seguir nuestra propia ruta a Xelajú implicó más tiempo del que pensamos ahorrar pero con la recompensa de mayor contacto con el pueblo guatemalteco.

Casi 10 años después de mi experiencia en Venezuela me encontré con otro esfuerzo de unidad entre los pueblos, ahora los mesoamericanos frente a la globalización impuesta desde el imperio.

Más de 800 delegados representando a 300 organizaciones sociales de Guatemala, México, Honduras, El Salvador, Nicaragua. Del 22 al 24 de noviembre se reunieron para discutir el impacto que tendrá en la región esa versión de la globalización que se ha propagandizado como obra del gobierno mexicano y que se anuncia como el Plan Puebla Panamá.

Se habló con detalle del interés de los gobiernos locales para poner a disposición de los inversionistas la abundante riqueza natural de la región junto a la abrumadora y barata mano de obra nativa que demanda su ingreso al mercado.

La globalización, se dijo de manera reiterada, es un fenómeno que ya hace rato sentó sus reales entre nosotros embarcando a nuestros pueblos en una aventura contra su voluntad y decisión.

Un ejemplo de ello fue la inauguración de un mega centro comercial en la ciudad sede cuyo acontecimiento atrajo a los sectores clasemedieros que abarrotaron los hoteles y las carreteras el fin de semana y que en los próximos meses hará quebrar a cuanto negocio local tenga la presunción que puede competir.

El otro ejemplo fue el expuesto por los miembros de la delegación poblana quienes al describir el triunfo de su comunidad en su lucha contra la maquiladora trasnacional que se asentó en el lugar absorbiendo y contaminando toda el agua del pueblo, enfrentaron luego el coraje de las trabajadoras que se quedaron sin empleo al cerrar sus puertas su centro laboral.

“Que actitud tomar ante el hecho de que el Plan Puebla Panamá propone la construcción de una carretera que durante años ha demandado nuestra comunidad porque la necesita para poder sacar su producción al mercado” ¿Debemos oponernos? Decía un dirigente popular guatemalteco.

Mientras unos sostenían que la lucha debería ser radical contra el PPP porque en su diseño y objetivos no se consultó ni se escuchó la opinión de los pueblos afectados, otros argumentaban en el sentido de la urgencia para tejer una red entre organizaciones sociales que aporten iniciativas para un desarrollo alternativo.

El hecho indiscutible es la realidad del PPP que ofrece a los inversionistas, toda una gama de recursos naturales inexplotados que se concentran en esta región del planeta: petróleo, gas, minerales, madera, agua, plantas medicinales y comestibles; tierra y mano de obra abundantes y baratas, carreteras, aeropuertos, ferrocarriles, puertos, electricidad, telefonía.

¿Quién duda que son las empresas trasnacionales las que deciden en el mundo el rumbo de los gobiernos?

¿Hay algún gobierno que no vea en las inversiones una manera de paliar la pobreza y una palanca para la modernización?

Pero ¿habrá quien dude de la utópica alternativa para un desarrollo real de los pueblos, que comprenda el cuidado de su entorno natural, la reproducción y preservación de su cultura y sus costumbres y el respeto a las decisiones comunitarias?

El segundo foro de Xelajú: Ante la Globalización el Pueblo es Primero, determinó que el PPP es ilegal e ilegítimo que se pretende presentar como un proyecto consultado, discutido y avalado por los pueblos, cuando ni se conoce ni se difunde y cuando su aplicación contradice el Convenio 169 de la OIT que establece el derecho de los pueblos a ser consultados.

El reto de Xelajú es sistematizar las experiencias y alternativas de desarrollo comunitario conocidas y luchar por su contenido de equidad, justicia y sustentabilidad, anteponiéndolas a los proyectos autoritarios y antidemocráticos que comprende la globalización impuesta.

Se trata en suma y en lo local, de evaluar proyectos como la autopista que unirá a Ixtapa con Morelia, la ampliación de la carretera Acapulco-Zihuatanejo, el camino Tlapa-Marquelia, el proyecto hidroeléctrico La Parota, en el río Papagayo y el de San Juan Tetelcingo sobre el Balsas.

Conocer y opinar sobre el impacto que tendrá el dragado en la laguna de Potosí en el municipio de Petatlán, y las escolleras planeadas para las lagunas de Chautengo en la Costa Chica, y en la de Tres Palos en Acapulco, así como los proyectos de riego y de establecimiento de praderas que se establecerán en algunas regiones del estado. Todo eso incluido dentro del PPP para el caso de Guerrero.

¿Tiene esto algo que ver con el desarrollo que quieren y necesitan las regiones de nuestro estado? ¿ O será peor el remedio del “desarrollo” propuesto que la “enfermedad” de la pobreza y la falta de ocupación?

El tercer foro se realizará en Nicaragua a mediados del año, plazo en el que se espera avanzar con la propuesta alternativa que soñamos.

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