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El Ejército busca intimidar a los campesinos que denuncian: ecologistas

El Zapotillal * Uno de los miembros de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, Santiago Sánchez Ayala, que vive en esta comunidad vecina de Canalejas, relató: “El año nuevo se emborracharon unos soldados en La Botella. Pasaron por la casa del comisario Alifonso Martínez Torres, y tiraron. También en el año nuevo, tiraron ráfagas, de aquí, de El Zapotillal para abajo. Creemos que era una provocación, para ver si alguien disparaba, y agarrarlo.

“Querían matar un becerro, invitaban a la gente a tomar. La gente no quiso convivir con ellos, aquí toda la gente es muy católoica, aquí todos los días rezan el rosario, y uno sabe muy bien que esa gente no viene nada más por venir.

“Aquí, en año nuevo, cuando estaban los cohetes en la iglesia, los militares se asomaban, querían distinguir si había alguien armado. Creo que venían a investigar algo”.

El presidente de la Organización, Juan Bautista Valle, recordó que los soldados del 19 Batallón del Ejército también llegaron aparentando que querían hacer amistad cuando arrestaron al campesino ecologista Gerardo Cabrera González, en Banco Nuevo, el 14 de julio de 2001, y cuando entraron a Las Palancas y El Nogal, en febrero de 2000.

Piensa que en Canalejas, igual que en esos lugares, lo que busca el Ejército es reprimir a los campesinos. “Los militares en Canalejas tratan de intimidarnos, por las denuncias que hemos hecho”, afirma.

El secretario de la Organización de Campesinos Ecologistas, Felipe Arriaga Sánchez, explica: “Los militares utilizan esa táctica. Primero vienen mansitos, llegan muy amistosos, para materse a las comunidades, y después vienen otros a reprimir. Así lo han hecho siempre, desde la dácada del 70, cuando nos reprimieron a los ejidatarios que defendíamos los bosques”.

A la pregunta sobre si la presencia de los militares tiene qué ver con las movilizaciones recientes de los campesinos ecologistas, que a raíz del asesinato de la abogada Digna Ochoa se trasladaron a la ciudad de México, para denunciar la represión en la sierra de Petatlán, los ecologistas contestan sin duda que sí.

Cuentan que antes de que los militares llegaran, llegó a Canalejas un llamado anónimo por teléfono, en el que un supuesto amigo dijo que iban a caer Nino Bautista y Faustino Rodríguez con su gente. Bautista y Rodríguez son dos de los caciques que han estado en conflicto con el movimiento ecologista de la sierra de Petatlán, que actúan protegidos por el Ejército, y a quienes los campesinos señalan como responsables de la represión en la sierra.

El comisario, de las comunidades de La Botella, Alifonso Martínez Torres, que también participa en el movimiento ecologista y acudió el 2 de noviembre pasado a la ciudad de México en el grupo que fue a denunciar la represión y a pedir justicia por el asesinato de Digna Ochoa, opina.

–¿Usted cree que la presencia de los militares en Canalejas puede ser porque ustedes fueron a denunciar la represión a la ciudad de México?

–Sí, es por eso. Vienen en plan amistoso, y queriendo convivir, matar un chivo, cuche o becerro, y tener amigos con la raza que se deje.

“Pero todo esto es para sacar información por las denuncias que hemos hecho contra los soldados por la persecución a los ecologistas. Ellos saben bien que aquí estamos los que denunciamos”.

Relata el diálogo que tuvo con el militar que estaba al frente de los soldados que estuvieron del 27 de diciembre al 4 de enero en Canalejas, y quien no dio su nombre ni su grado en el Ejército, y sólo dijo que era el comandante del destacamento.

Dice que el militar nunca se presentó con la autoridad civil, y fue él quien tuvo que ir al campamento, a investigar lo de los disparos que hicieron los soldados en año nuevo, algunos frente a su casa.

Alifonso Martínez preguntó al comandante que iba al frente de dos pelotones de soldados del 19 Batallón de Infantería porqué patrullaban de noche, y advirtió que que podían provocar problemas graves si se encuentran a alguien. El militar le respondió que tenía orden de andar patrullando en la noche.

–Voy a ver quién dio esas órdenes, para que se le demande y se le castigue, porque no estamos en guerra, –le replicó el comisario.

–Tenemos que patrullar en la noche, por si hay grupos encapuchados, –dijo el militar.

–Aquí no hay nade de eso.

–Pueden salir en cualquier rato. Queremos ver si en la noche agarraros aquí grupos de gente armada. (Maribel Gutiérrez)

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