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Alfredo Arcos Castro

Por una democracia radical

Hace dos mil quinientos años en Grecia nació la democracia. Desde aquel entonces se convirtió en una palabra mágica. En el terreno semántico el concepto democracia significa la esperanza de que el pueblo pueda aspirar al poder. Los fundamentos teóricos de la llamada “democracia sin adjetivos” provienen del pensador austriaco Joseph Shumpeter quien en 1942 después de la segunda guerra mundial desarrolló un modelo de democracia que tenía como eje central: explicar, dar cuenta de las “democracias reales”. En contraposición a todas aquellas corrientes políticas derivadas del pensamiento clásico antiguo que planteaban la excesiva participación ciudadana en el quehacer público. Concepciones que se encontraban establecidas en las obras de J.J Rossou y Carlos Marx.

Por democracia Shumpeter entendía un método político, es decir un arreglo institucional para llegar a decisiones políticas-legislativas y administrativas, confiriendo a ciertos individuos el poder de decidir en todos los asuntos como consecuencia de éxito en la búsqueda del voto ciudadano. La democracia decía Shumpeter era la lucha entre líderes políticos rivales, organizados en partidos políticos, por el mando a gobernar. Lejos de ser una forma de vida para el mejoramiento y desarrollo humano, la democracia sólo significaba, el derecho a escoger y autorizar a un gobierno para que actuase en su nombre.

Shumpeter insistía que la democracia puede servir para muchos fines, por ejemplo: el logro de la justicia social. Pero es importante no confundir estos fines con la democracia misma, esta sólo es un método, un procedimiento para elegir representantes políticos nada más y nada menos.

Esta concepción procedimental de la democracia implicaba por supuesto la existencia de libertades civiles y políticas como expresarse libremente, publicar, reunirse y organizar todo lo necesario para el debate político y conducción de las campañas electorales. Es esta tesitura podemos afirmar que un régimen democrático en el siglo XX es aquel en donde la mayoría que toma las decisiones colectivas del poder, sean seleccionadas a través de limpias, transparentes, honestas y periódicas elecciones, en donde los candidatos compiten libremente por los votos y en las que virtualmente toda la población tienen derecho a votar. Ciertamente de acuerdo con Shumpeter la realización de elecciones libres, transparentes y competitivas, marcan en cualquier país el carácter democrático del régimen de gobierno en cuestión.

Lo interesante del caso es que precisamente este modelo de democracia es el que se encuentra en crisis en el mundo occidental (Europa y EEUU), no se lograron los resultados esperados. Actualmente en estos países se vive el desencanto del socialismo y de la democracia liberal. La pobreza, los bajos salarios, los bajos niveles de vida, la destrucción del medio ambiente, los grandes desequilibrios sociales, las masacres humanas, la violación constante de los derechos humanos, la ingobernabilidad, la explotación de las minorías raciales, el maltrato a las mujeres y los niños, son algunos aspectos que ponen en entredicho a la democracia electoral.

El elitismo competitivo, la democracia de mercado y la democracia neoliberal, son sinónimos del pensamiento democrático de Shumpeter. Para algunos autores esta democracia liberal es la perversión, la domesticación, la neutralización del desarrollo de la democracia en el mundo. Detrás de este tipo de democracia formal, legal, procedimental, están ubicados los intereses de las grandes empresas que son las que realmente deciden en el orden público.

Esta forma de democracia moderna no va más allá del pensamiento político liberal. Los poderosos fácticos en la sociedad de mercado no permiten que la democracia vaya a otros niveles sociales. El gobierno del pueblo –autocontrol del poder por los ciudadanos–es contrario al mercado. Si esto se da se termina el mercado. Son intereses totalmente contrapuestos. Los ciudadanos velan por el interés general, el mercado por el interés particular.

La oposición el 2 de julio del 2000 se logró esa meta a nivel federal (en los estados las cosas son distintas). La alternancia se dio y con esto se cerró un siglo de lucha electoral. En México con esta fecha inédita en la historia política de la nación, apenas se inicia la democracia, en Europa y Estados Unidos de Norte América la democracia liberal es un fiasco.

Algunos pensadores lúcidos proponen para atemperar la crisis, elementos de una democracia desarrollista, participativa o ampliada (rendición de cuentas, consultas populares, recalis, plebiscitos, referéndum, tribunales autónomos, etc.), todas estas figuras son importantes para el desarrollo democrático, pero no van más allá de la democracia liberal. Algunos otros, proponen la instauración de un Estado de derecho real, efectivo; la independencia y eficacia del Poder Judicial, la vigilancia del pacto federal, etc., pero también estas propuestas se ajustan al orden liberal constitucional establecido.

No cabe duda, la democracia en México se encuentra dentro de la línea liberal. La izquierda como opción diferente tubo una propuesta teórica distinta. El liberalismo triunfó sobre el socialismo avasallando al Estado-partido en México.

La izquierda asumió la democracia de Shumpeter sin una posición crítica, no tiene una dirección teórica clara. El no haber profundizado en el concepto de la revolución democrática demuestra su vacío teórico.

Frente a este dilema ¿qué hacer? Algunos teóricos proponen el desarrollo de la democracia radical aquella que tiene sus raíces en el pensamiento político de J.J Rossau y Carlos Marx. Lo cual propone la lucha por una estructura social justa, un derecho adecuado a la economía política, trascender lo político, invadir todas las esferas de la sociedad, una democracia en la revolución que vaya al fondo de la cuestión.

La democracia radical para algunos teóricos y políticos, quizás les parezca una utopía, pero indudablemente que mueve a la acción. Quedarse estancados en la democracia liberal, sin ver hacia el futuro es una irresponsabilidad. El momento es propicio para avanzar, actuemos con responsabilidad.

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