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Ntezahualcóyotl Bustamante

   Taxco, la decadencia

 Pareciera existir un empeño deliberado por parte de las administraciones priístas que han gobernado esta ciudad por no dotar o apoyar con recursos económicos una política permanente de renovación en la imagen urbana que imperativamente se requiere.

Taxco vive hoy uno de sus peores años en la última década, una circunstancia que escasamente ha cambiado desde hace por lo menos ocho años (El Sur / 583).

El deterioro no se limita sólo a la imagen urbana. También la infraestructura turística se ha visto impactada, pues en los últimos diez años no se ha edificado un solo hotel con más de 30 habitaciones, acaso y en menor medida se han restaurado y ampliado los ya existentes.

Por otro lado, la cancelada construcción del hospital general devino un entramado de fraude y corrupción entre el gobierno del estado y la empresa constructora responsable de la obra.

Asimismo, se cuentan entre otras deficiencias típicas de un municipio de esta naturaleza problemas tales como un mercado insuficiente, la incapacidad de la autoridad para controlar los desechos y la basura, la insuficiencia de vialidades para desahogar el tráfico vehicular, aunado a la lamentable imagen que presenta la invasión de aerosoles sobre las paredes externas a través del llamado graffiti.

Huelga decir que evidente es la negligencia de las autoridades en estos temas y muy señaladamente del alcalde, un político de poca monta de cuyo desempeño sobra hablar.

La avenida principal denominada de Los Plateros es parte de la carretera federal que cruza la ciudad y que no sólo tras las lluvias sino de manera permanente ofrece al conductor local o foráneo, las peores condiciones para transitar. Durante la administración pasada encabezada por Isaac Ocampo se priorizó la construcción de un libramiento que va por el lado oriente de la ciudad y que a decir de especialistas, ingenieros y topógrafos ajenos a la obra no guarda las mínimas condiciones ya no de seguridad sino de diseño en casi todo su trayecto de poco más de cuatro kilómetros. El gobernador del estado ha empeñado su palabra en que la vía alterna estará inaugurada para cuando él esté fuera de su encargo.

Igualmente, Ocampo, ingeniero civil de formación, alardeó entre sus logros personales la construcción de un Cristo en la parte más alta de la ciudad que provocó un rechazo de múltiples sectores sociales sobretodo porque la única y más destacada imagen que se conoce, la de Santa Prisca, no podía ser relegada a un segundo plano como atractivo visual.

Pero no fue su único desvarío; pese a las protestas ciudadanas autorizó los permisos para la edificación de un estacionamiento de cinco niveles que recién entró en operación y que cubre parcialmente la fisonomía de la ciudad.

Acaso sólo en años recientes la imagen de Taxco hubo cambiado y por un espacio  breve de tiempo (El Sur/860).

Pero la situación no sólo no ha mejorado sino se descompone y agrava de forma acentuada y sin parar: en medios locales imparciales son crecientes las quejas de columnistas respecto a la situación que impera en el entorno taxqueño y que puede acarrear serios problemas en cuanto a la atracción del turismo que comúnmente suele visitarlo.

La indiferencia y la negligencia que invaden a las autoridades locales no sólo se centra en la anhelada rendición de cuentas que nunca ofrecen (conseguir una copia del informe de gobierno resulta tan imposible como ver al actual alcalde entrar al Ayuntamiento) sino en perpetuar una situación insostenible, delicada y lamentable.

Cualquiera que visite o se acerque estos días a Taxco tendrá una idea más cercana de que la decadencia de la ciudad platera resulta alarmante e inaudita.

Queda claro que el descuido y el abandono en la imagen urbana rebasa la capacidad institucional del gobernante local y su equipo y tengo la certeza de que no es precisamente un asunto de presupuesto, sino de decisión y convicciones.

Por ello desde aquí se hace un llamado a las autoridades estatales responsables para que tomen cartas en el asunto y entiendan que no sólo Acapulco e Ixtapa-Zihuatanejo dejan dividendos a las arcas del estado vía ingresos provenientes de actividades turísticas.

Taxco en verdad, mantiene hoy como hace diez años una situación alarmante y que cumple a la vez como cantó Mötley Crue, “la década de decadencia”.

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