Carlos Pérez Aguirre

Inseguridad, pobreza y desigualdad

Con incredulidad y asombro nos enteramos de una noticia generada en días pasados en donde se da cuenta que ahora, por pretendido decreto del triunvirato gobernante, está prohibido invocar o mencionar los problemas que aquejan a la sociedad guerrerense, pero sobre todo en las proclamas de los candidatos de los partidos que contienden por posiciones de elección.

Así fue manifestado en boca de uno de los miembros de la junta gobernante cuyo vocero responde al nombre de Ángel Aguirre, quien declaró en el discurso pronunciado en la firma del convenio modificatorio del Operativo Guerrero “Seguro” que pedía a los dirigentes políticos, religiosos y sociales no utilizar la problemática existente como la inseguridad, la pobreza y la desigualdad. Tal vez se le olvidó mencionar la corrupción, el nepotismo y la represión violenta en sus discursos proselitistas.

Además mencionó que estos son un problema de todos, lo cual es totalmente cierto, pero lo único que le faltó precisar –o se le olvido intencionalmente decir –fue: ¿quiénes son responsables de las condiciones en que se encuentra actualmente la entidad? la respuesta estaría en encontrar a aquellos que como funcionario sempiterno y como gobernante han acentuado esas condiciones de pobreza, desigualdad y, seguramente como resultantes de esa ecuación sombría, la inseguridad y la violencia.

Lo que se pide es que a los dirigentes políticos y a la población se les olvide la lacerante realidad cotidiana, que olviden que la apropiación de la riqueza –vía los puestos públicos vistos con avidez y manejados como un suculento negocio familiar–, genera un círculo de corrupción evidente y que realiza la apropiación y depredación de todo aquello público o privado, con lo que la desigualdad social y la pobreza se ensancha, y se proclama casi un decreto para que no sea recordada.

¿Qué piensan? ¿Qué la población olvida? No, tal vez seamos crédulos porque confiamos de buena fe, pero no se puede engañar de manera indefinida y mucho menos ocultar lo evidente, puesto que el ciudadano conocía de los antecedentes del aguirrismo, de su comportamiento mezquino e infecto en su primer periodo de sustituto del ex gobernador Figueroa –por ello esa ciudadanía lo rechazaba–, pero en el marco de una desafortunada designación por el chuchismo dirigente de un partido con la expectativas positivas en la entidad, se creyó en una trasformación de la persona, lo cual evidentemente era un enorme error, sólo se ocultó y aún oculta el verdadero rostro con una alud de publicidad y demagogia.

Pero de vez en vez asoma su verdadera intención, una vez represión sangrienta, otra corrupción, otra un ensanchado nepotismo, otras en declaraciones amenazantes y ahora tratando de ocultar la evidente realidad de pobreza, desigualdad y violencia. Callar lo evidente es imposible. Mejor habrá que recordarle también a ese vocero del triángulo gobernante que lo que mencionó en ese mismo evento en donde se signaron las modificaciones de programa Guerrero Seguro, que su invocación y advertencia a los funcionarios de los tres niveles de gobierno de abstenerse de desviar recursos para favorecer candidato, debe de aplicarse ya en Humberto Salgado ya denunciado, según apareció en los medios, por el dirigente del PRD, David Jiménez Rumbo, por realizar desvíos y proselitismo por precandidatos.

Tendrá que sancionar de manera adicional a ese miembro de la tercia gobernante. En un proceso tan competido como el que vendrá no es adecuado que un personaje tan cuestionado esté al frente de la gobernabilidad estatal. Ello independientemente de los señalamientos de su participación en la represión del día 12 de diciembre contra los estudiantes de Ayotzinapa.

Titishando. Definitivamente el triángulo gobernante ya está seriamente cuestionado por la sociedad. El hasta hace unos días militante priista, junior de Jorge Salgado y flamante candidato –con la injerencia abierta del aparato de gobierno– a diputado ahora por el PRD, mediante una trasmutación milagrosa e ipso facto, fue recibido con abundante rechifla por el pueblo, durante el mitin con López Obrador. Lo dicho, la población tiene buena fe, pero no se le puede engañar indefinidamente.

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