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Promete el nuevo presidente de Guatemala cambios y luchar contra el narcotráfico

DPA

Guatemala

El nuevo presidente de Guatemala, Otto Pérez, se comprometió ayer, durante su discurso de toma de posesión para el período 2012-2016, a “cumplir” su palabra para promover cambios “profundos” en el país y apeló a la “corresponsabilidad” regional para hacer frente al narcotráfico.
“El cambio ha llegado; el cambio ya comenzó”, proclamó el general retirado de 61 años, quien se convirtió este sábado en el octavo presidente de Guatemala en la era democrática que se inició en 1986, tras continuos regímenes militares autoritarios y fraudulentos.
Pérez recibió la banda presidencial de manos del hoy ex presidente Álvaro Colom (2008-2012).
El mandatario evocó a los mayas y dijo que más de la mitad de los guatemaltecos son herederos directos de éstos. Asimismo, relacionó el arribo dentro de 11 meses al nuevo Baktun, la unidad más larga del sistema calendárico maya, en 2012, con el inicio de su gobierno como una “coincidencia, por grandes cambios positivos”.
Con un ritmo pausado, pero en tono enérgico, el nuevo presidente guatemalteco enfatizó su interés por trabajar para combatir flagelos relacionados con la pobreza que sufren la mayoría de los 14,3 millones de ciudadanos, pero advirtió que “el gobierno no puede solo”.
Anunció el impulso de tres pactos entre los distintos sectores de la sociedad guatemalteca. Uno de ellos es el de “Hambre cero”, el cual, explicó, se propone lograr un desarrollo rural integral y reducir la desnutrición crónica infantil que afecta a cinco de cada diez niños guatemaltecos.
El segundo es el Pacto por la Paz, Seguridad y Justicia, que comprende la articulación de las distintas instituciones para enfrentar la ola de criminalidad; y el tercero, el Pacto de Desarrollo Económico y Ordenamiento Fiscal.
Este último incluye un “verdadero acuerdo” que retome el proceso hacia un Pacto Fiscal, el cual sigue sin alcanzarse después de diferentes intentos en gobiernos anteriores. El Pacto pretende ampliar la base tributaria para mejorar la capacidad financiera del Estado.
Pérez reconoció que “recibimos un país en crisis, muy cerca de una quiebra económica y moral” con “el endeudamiento externo más alto de la historia y una deuda flotante sin precedentes”, que “ni siquiera se pudo cuantificar durante los dos meses que duró el período de transición”.
En la última parte de su discurso, el mandatario dijo que había dejado dos temas: el narcotráfico y la trata de personas. Expuso que Guatemala se ve envuelta, por su localización geográfica, en la producción, consumo y tráfico de drogas.
Destacó que en este “campo de batalla” su gobierno está decidido a luchar, pero advirtió que “no podemos ni debemos estar solos”, por lo que “apeló” a la cooperación de México, Colombia, Centroamérica y “especialmente” Estados Unidos, asumiendo la “corresponsabilidad para la prevención y el combate al narcotráfico.
Los presidentes Felipe Calderón (México), Juan Manuel Santos (Colombia), Mauricio Funes (El Salvador), Porfirio Lobo (Honduras), Laura Chinchilla (Costa Rica) y Daniel Ortega (Nicaragua), así como el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, figuran entre la decena de dignatarios que asistieron a la investidura.
La investidura se vio conmocionada por el asesinato a tiros el viernes del diputado opositor Valentín Leal.
Con un minuto de silencio por la muerte de Leal, el Congreso de Guatemala se instaló en sesión que daría posesión a Pérez Molina.

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