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Aurelio Peláez

O futebol se llama una canción de Chico Buarque en la que un estribillo rememora el Jogo Bonito que caracterizó al Brasil que ganó la Copa en Suecia 1958 y Chile 1962: “Para Didí, para Pelé, para Mané” (también llamado Garrincha), rememora la bossa nova del genial músico carioca.
Pero en este mundial, el Juego Bonito parece ir quedando en el pasado, borrado por un entrenador que arma un equipo a la europea (Scolari es finalmente portugués) pero sin la contundencia en los resultados a la manera alemana. Y tras muchos años de convivencia y de ser el principal mercado de piernas –el otro es argentina– para los equipos del viejo continente, los brasileños han desertado de la magia del juego regateador de los jugadores citados por Chico Buarque, y apostado por la práctica de un futbol vertical y de fuerza que los ha dejado en este Mundial–y a todos los aficionados– con el Jesús en la boca al final de los partidos, a un tris de empacar las maletas de regreso a Europa.
Y para colmo, al que se consideraba el último mohicano de ese juego, Neymar, es despedido ayer del Mundial desacomodado por un rodillazo en la espalda, que nomás deja a Messi con la marquesina para él solito, hablando de los jugadores de los que se esperaba fueran las figuras del Brasil 2014.
Imagino a Chico Buarque viendo el Mundial desde algún palco del estadio. Lo veo mordiéndose las uñas en la tanda de penales con Chile, o conteniendo el aliento en los minutos finales con Colombia, y revoloteando en su cabeza aquél otro estribillo de una canción suya, Querido Amigo, donde se disculpa con un cuate por la desatención a su amistad: “… Aquí en la tierra están jugando y gritan gol / hay mucha samba mucho choro y rocanrol / a veces llueve y otros días brilla el sol / más yo quiero decirle que la cosa aquí está negra…”.

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Y bueno, se fue Colombia, un actor emergente del Mundial. Queda el otro, Costa Rica, invitado inédito a los cuartos ante una Holanda que a ver cómo le pesa a Robben la semana en que fue mal recordado por todos los mexicanos. Va hoy la Argentina de Messi y de Charly García, el 9 del rock, quien ha revelado:  “Me llevo bien con el fútbol pero mis piernas no. Me gusta mucho mirarlo, entiendo bastante y tengo una desgracia… soy de River”.

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