Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Arturo Martínez Nateras

 Fábrica de Letras

 Memoria en Lecumberri  

El 10 de noviembre de 1968 fui detenido por un comando de la Dirección Federal de Seguridad encabezado por Miguel Nazar Haro. Hoy se cumplen exactamente 35 años. Ese domingo asistí al mitin conmemorativo del jubileo de la fundación de la URSS convocado por el PCM. El gobierno, el presidente Gustavo Díaz Ordaz y sus representantes en las negociaciones Jorge de la Vega Domínguez y Andrés Caso Lombardo una y otra vez había declarado y ofrecido seguridad de que ya nadie más sería detenido. Eso decían ellos, pero Luis Echeverría, Gobernación y su brazo ejecutor operaban de manera distinta. Estaban decididos a encarcelar a todos quienes ellos suponían podían ponerse al frente de la reorganización del movimiento democrático.

Nosotros nos resistíamos a ser arrojados a los sótanos de la clandestinidad, pugnábamos por la legalidad ejerciéndola a costa de lo que fuese. La directiva del PCM acordó mi asistencia al mitin que se realizó en completo orden y con muy buena concurrencia en el teatro Sullivan. Martha Servín, camarada y representante de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, en el CNH, sería oradora en el acto. Ella me pidió apoyo para redactar su discurso. María de la Luz estaba a punto de dar a luz y por primera ocasión se opuso y mucho me pidió no asistir. Al otro día la llevaría a Chilpancingo. A pesar de sus presentimientos de mujer acudí. Al terminar el acto caminando con Martha Bohórquez, frente a la Agencia Gayosso me cayó encima la policía. Me llevaron al cuartel general en Plaza de la República y por la tarde a Lecumberri directo a la crujía I en donde depositaban a los presos más relevantes, todos quienes, entre ellos Humberto Mariles y Kaplan, fueron apandados esa noche so pretexto de que habían detenido a un político altamente peligroso. Muchos supusieron que a Carlos Madrazo… El lunes 11 rendí declaración preparatoria y el 13 me fue dictado el auto de formal prisión. Estuve preso tres años con cuarenta días en Lecumberri

El encuentro de presos políticos que realizamos el sábado pasado en la sede del Archivo General de la Nación fue un acto emocionante y trascendente, de pares, de compañeros y amigos, animados, la mayoría despojados de rencor y de afanes de venganza; un encuentro de nostalgias y de afirmación positiva.

Muchos de los reporteros nos preguntaban nuestros recuerdos y anécdotas del paso y del regreso al antiguo Palacio Negro. Obvio decir que la primera reacción es pensar justo en el día de la captura. Pero la sucesión de imágenes es como una película. Difícil reconstruir o resumirlo todo en una cuantas frases. Motivado por la curiosidad de los muchachos reporteros intento poner sobre el papel, algo así como una relación, un guión de los diez primeros recuerdos que vienen a mi mente. Cada uno ameritaría un relato especial…

1) El día de enero de 1968, después de 45 días de aislamiento sin visita, llegó María de la Luz con un su vestido amarillo, preciosa y con la Metzerita en sus brazos. Nuestra primogénita nació el 18 de noviembre justo a los ocho días de mi captura.

2) La noticia sumamente dolorosa, a boca de jarro y sin ninguna sutileza que me dio el licenciado Juan Manuel Gómez Gutiérrez, uno de nuestros defensores de la muerte de mi madre, doña Celia, quien falleció el 12 de enero y fue sepultada sin que yo lo supiera.

3) La brutal agresión de que fuimos víctimas los presos políticos la noche del primero de enero de 1970. Unos 80 de nosotros teníamos ya 21 días en huelga de hambre cuando el Estado lanzó una jauría de reos comunes de los más peligrosos con el propósito de exterminarnos.

4) El ambiente interno de solidaridad, de amistad, de estudio y las fuertes discusiones que estuvieron a punto de llegar a los golpes entre víctimas de la represión. Las provocadoras actitudes de El Búho en contra de los miembros del PCM y de la JCM; aquellas asambleas tormentosas para deliberar sobre la salida a Chile; acerca de la decisión de realizar y después de levantar la huelga de hambre. Los debates en la Célula del Partido Comunista…

5) Los días de visita, las comidas casi fiestas dominicales con la familia, los amigos, los camaradas;  la solidaridad de Martín Maya,  del rector Barros Sierra quien ordenó emplear a nuestros familiares, mantenernos inscritos, enviarnos libros, clases, exámenes, uniformes deportivos de la UNAM; los apoyos que recibía de Monterrey, morales y materiales, los quinientos pesos mensuales que religiosamente le giraban a María de la Luz que le permitían vivir con decoro, independencia y dignidad.

6) La espantosa noche de brujas cuando asesinaron a Pablo Alvarado en medio de un clima de agresiones, provocaciones, rumores de intentos de fuga, el descubrimiento de supuestos túneles por dónde escaparíamos; las órdenes del general Arcaute Franco de prohibirnos andar con el pelo largo, con barba, salir al baño de vapor, las incursiones ilegales, ofensivas y las vejaciones de los cuerpos policiacos en el interior del penal. Esos últimos meses de 1971 convirtieron a Lecumberri en un verdadero infierno.

7) La audacia que cometimos Mario René Solórzano y yo el 2 de octubre de 1971, pendejos y aventureros izamos en el torreón de la crujía M, una bandera del movimiento estudiantil que expresamente confeccionamos. La movilización policiaca, militar y del servicio interno de vigilancia fue tremenda. Rodeados, encañonados nos obligaron a salir al patio y yo, cagándome de miedo, me subí a bajar nuestra bandera. Y todavía tuvimos el atrevimiento de colocar una colcha que me regaló Martín Maya con una bellísima hoz y el martillo y nos volvieron a someter…

8) La vida en pareja en las crujías I-C y M. Aquellas tardes y las mañanas eran verdaderos torneos de pasión, de amor, de ternura. La prisión tiene elementos que excitan y multiplican la sensualidad y el apetito sexual. Jóvenes, enamorados ¿quién hijos de la chingada nos podía doblegar? Llegó el tiempo en el cual las compañeras, esposas, amantes, concubinas; etcétera, etcétera, nos podían visitar diariamente, además de los jueves mañana y tarde. Nosotros allí estábamos adentro, con todo el tiempo disponible y ellas tenían que trabajar, que estudiar, que educar y sostener a la familia. Las mujeres de los presos fueron el baluarte. Judith García siempre era la primera en llegar. María de la Luz deliberadamente competía con ella, quien a pesar de venir desde Puebla a visitar a Joel Arriaga nunca logró adelantarla.

9) El día cuando detuvieron a Rodolfo Echeverría Martínez, mi querido Chicali, quien fue designado defensor por la dirección del PCM, para atender las insolencias y la desesperación de los comunistas presos que nos sentíamos el ombligo del mundo. José Revueltas y yo ocupábamos la misma celda en la crujía I, aquella tarde nos apandaron a todos los presos, comunes y políticos, revisaron nuestra celda, la saquearon, se llevaron papeles originales; a Pepe y a mí nos llevaron a la dirección del penal dónde nos interrogó Miguel Nazar y otros agentes. Los cargos eran ridículos: una lista de víveres, de enseres y libros que pedíamos… Chicali era portador del informe a la Unión Internacional de Estudiantes sobre el movimiento que yo había redactado

10) ¡Cómo no! La tarde del 21 de diciembre de 1971 cuando nos informaron que seríamos liberados. Hasta el final los últimos presos: comunistas, maoístas, etc., los que parecía que nos quedaríamos como escarmiento fuimos mal tratados… Chicali y yo logramos evitar que nos cortaran la barba y salimos barbudos; feos pero muy felices. María de la Luz andaba en La Pintada y nos encontramos hasta días después. Esa misma noche nos fuimos caminando al Zócalo a mentarle la madre a Díaz Ordaz. Después me fui a Tuxpan a llorar a la tumba de mi madre…

Gracias a dios la cárcel para nosotros fue un episodio siempre ponderado como posible. Salimos sin traumas, sin temores a seguir en la lucha. Y seguimos con aciertos y errores en la brega muy reconfortados y fortalecidos por el acto que realizamos el 8 de noviembre. No nos sentimos ni héroes ni mártires, mucho menos verdugos, somos simplemente mexicanos que en su momento hicimos lo que la vida nos requería… Pero insisto. Todavía el país, los poderes están en deuda con la generación del 68…

Cajita de Olinalá

El senador Héctor Vicario  Castrejón me refuta y sostiene que prometer obsequiar el fertilizante no es mera demagogia. Su réplica puede dar lugar a un debate respetuoso sobre el desarrollo rural de Guerrero en la agenda de la contienda electoral. ¿Qué le parece a don Héctor un encuentro público para dialogar sobre el tema? Estoy listo para ello. Le sugiero encontrarnos cuándo, dónde y a la hora que él disponga. Además le agradezco la atención a mis notas en la Cajita. La foto de  Cuauhtémoc Cárdenas con José Murat,  Manuel Barttelt y Pablo Gómez ilustra que el nacionalismo revolucionario no evolucionó a la izquierda, sino que ésta involucionó a las posiciones del viejo PRI. Y el lenguaje bélico del no pasará es muy sugerente. Mañana en Casa Guerrero, en un desayuno el gobernador René Juárez entregará reconocimientos a mujeres destacadas. No faltará la acostumbrada bendición que sustituye en el lenguaje del gobernador del estado a sus compromisos de desarrollo ¿Y el carácter laico del gobierno? Guerrero necesita buenos gobernantes. Las bendiciones cada uno las busca dentro del ámbito de su fe.

 [email protected]  

http://es.geocities.com/amnateras

468 ad