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La vida es incierta para los niños que viven en Villa Sarita y Amanc

Karla Galarce Sosa

El periodo de infancia para una docena de niños y niñas más que gozo, juegos y plenitud, es un tránsito de dolor, rechazo, discriminación y hasta de cercanía con la muerte, pues atestiguan el deceso de personas a causa del cáncer o del sida.
Son 13 pequeños que viven en albergues: cinco niñas y un niño que habitan Villa Sarita del Grupo de Amigos con VIH (Gavih); y otros siete están en el albergue de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (Amanc).
Ambos sitios, se distinguen por ofrecer ayuda psicológica a los pequeños y porque son atendidos por organizaciones civiles sin fines de lucro.
En Villa Sarita, el grupo Gavih aloja a seis menores que cursan la secundaria que provienen de familias desintegradas y cuyos padres murieron a causa del sida. Aunque los menores están controlados en su carga viral, las secuelas psicológicas por el estigma y la discriminación aún son recordadas por ellos.

Jahir y Lupita

Lupita tiene 14 años y, como todos los adolescentes está atravesando por un período de búsqueda de identidad, explicó la directora del albergue, Rosa María Santiago Paloalto, quien detalló que la pequeña es originaria de Chiapas y llegó allí porque su madre murió.
No se sabe que tenga a más familiares y fue canalizada del DIF de su estado natal. Ella veía cuando su madre atendía a sus clientes, pues era trabajadora sexual. Llegó a Villa Sarita cuando tenía 11 años y ahora se busca algún contacto con sus familiares para informarles que la pequeña está con vida y que goza de buen estado de salud y con los niveles cerológicos indetectables.
Jahir, de 11 años, también es huérfano. Él fue referido del Hospital General de Acapulco a donde su padre lo llevó muy enfermo de tuberculosis.
“Lo único que sabemos de Jahir es que puede ser de alguna parte de la sierra de Coyuca de Benítez y que a su papá le cortaron una pierna hace algunos años, que trabajaba como payaso en las calles de Acapulco y que tiene, además de VIH, problemas de alcoholismo, pero queremos hallarlo para que sepa que su hijo está con vida”, explicó la directora.

Jazmín

De 15 años, Jazmín está en tercero de secundaria, llegó a Villa Sarita cuando tenía apenas dos años. De acuerdo con lo expuesto por Santiago Paloalto, es la niña que más años lleva en Villa Sarita y como todos los adolescentes también atraviesa por períodos de rebeldía.
Esos niños han pasado varios 30 de abril en el albergue, la mayoría rodeados de juguetes que las empresas privadas envían para la conmemoración anual; sin embargo, los pequeños han ido creciendo y sus exigencias son otras, puesto que de acuerdo con lo informado por la también directora del albergue, han salido dos generaciones de niños que alcanzaron la mayoría de edad y que por normas internas de la asociación, deben dejar ese lugar.
Santiago Paloalto detalló que adultos con VIH acuden para ser atendidos de manera ambulatoria y que, desafortunadamente, en no-viembre pasado falleció un joven en ese lugar.
En Amanc, informó el presidente del patronato, Rafael Cortés Melecio, residen siete pequeños que fueron diagnosticados con algún tipo de cáncer en el Instituto Estatal de Cancerología (Iecan) y que contrario a lo que ocurre con los habitantes de Villa Sarita, su vida es incierta puesto que pueden tener recaídas.
Ambas asociaciones trabajan de manera autónoma sin recibir algún apoyo gubernamental y los donativos recaudados son deducibles de impuestos.

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