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Celebran los 400 años de contacto entre Japón y México con un concierto en el Fuerte de San Diego

*Los músicos Hiroko Sato en el piano, y Mario Alberto Rivas Flores en el chelo, ofrecieron un repertorio alternado de éxitos musicales de ambas naciones

Óscar Ricardo Muñoz Cano

Música japonesa que se intercaló con éxitos de, por ejemplo, Manuel M. Ponce, fue lo que alrededor de 200 personas que abarrotaron el auditorio del Museo Fuerte de San Diego pudieron escuchar de la mano de los músicos Hiroko Sato en el piano, y Mario Alberto Rivas Flores en el chelo.
El acto Japón & México se enmarcó en la celebración de los 400 años de los primeros contactos con aquella nación oriental y los 40 años de hermandad entre las ciudades de Sendai, Japón y este puerto, e inició en punto de las 6 de la tarde de este domingo resultando bastante aplaudido por el público que obligó incluso a colocar más sillas en el auditorio que aún así resultó insuficiente.
Luego de agradecer a la organización del concierto, tanto la maestra Sato como el chelista Rivas Flores iniciaron con una muestra de música tradicional japonesa y continuaron con Flor de azalea, de Manuel Esperón.
Haru no umi (Mar de primavera), canción del músico japonés Michio Miyagi, conocido como el padre de la música nueva del Japón de principios del siglo pasado, le hizo los honores a Sobre las olas, del célebre Juventino Rosas y el programa continuó con Kojo no Tsuki, de Rentaro Taki, famoso pianista japonés también, de principios del siglo pasado.
A esta interpretación le siguió Rayando el sol, de Manuel M. Ponce y con la que bromeó un poco Rivas Flores, al recordar la pieza homónima del grupo mexicano Maná.
Bromas aparte y ante un público cautivado con los sonidos de ambos instrumentos, el concierto dio paso a Miagete goran yoru no Hoshi composición del músico y, político del siglo pasado Taku Lzumi, e inmediatamente después le siguió Estrellita, también del zacatecano Manuel M. Ponce.
Entre ronda y ronda, los músicos explicaron un poco las historias atrás de las canciones, especialmente las japonesas, ya que éstas en especial fueron creadas a partir de fusiones entre lo occidental con la tradición local a partir de la primera mitad del siglo XX.
Ya para terminar, ambos músicos interpretaron Oblivion de Astor Piazolla, melodía ganadora de múltiples premios apenas en los años 90 del siglo pasado; Nada Sou Sou del compositor Begin, suceso nacional en su país, y finalmente Okuribito memory, de Joe Hisaishi, tema presentado en la cinta Violines en el cielo (1998) y que ganó un Oscar, y que se llevó todos los aplausos.
Al concierto donde Hiroko Sato, maestra del colegio Japonés en Guadalajara, y Mario Alberto Rivas Flores, director del Sistema Estatal de Orquestas de Jalisco y director de la Orquesta sinfónica de Juvenil  José Pablo Moncayo, acudieron, entre otros, el director de Cultura de Acapulco, Gabriel Brito Camacho, dependencia que organizó la presentación en colaboración con el museo Fuerte de San Diego y la compañía Yamaha.

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