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Reflexiona tallerista sobre la danza como expresión estética del cuerpo y la vida

Óscar Ricardo Muñoz Cano

Con la idea de poner al cuerpo en acción para despertar a las emociones y los movimientos del ejecutante, es como el bailarín y actor Carlos Cruz inició desde el lunes un curso taller de danza teatral de nombre Endocorporalidad, que se basa en la danza butoh del Japón y en el cual se impartirán herramientas y técnicas para el autoconocimiento del cuerpo y las posibilidades expresivas de cada uno.
Así explicó el también director de la compañía teatral Teatro Cuerpo Social, quien en breve entrevista, abundó en que tras surgir esta danza luego de la Segunda Guerra Mundial y con influencias del Expresionismo alemán, termina siendo “el intento de recuperar el cuerpo robado”, refiriéndose a que muchos de sus movimientos están basados en los de los cuerpos mutilados que deambulaban por las calles luego de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.
En ese sentido, añadió que la temática de este movimiento japonés es muy amplia y toca aspectos fundamentales de la existencia humana; va de los estados de ánimo y el cambio de forma física hasta una reflexión del cuerpo sobre el cuerpo, por lo que cualquiera puede aprenderla y llevarla más allá del aspecto artístico para aplicar sus preceptos en la vida diaria.
“Es un camino, una búsqueda, para desorganizar y reconstruir los esquemas con los que normalmente trabaja nuestro cuerpo y encontrar nuevos movimientos ya sea lentos, expresivos o imaginativos”, indicó quien trabaja estos días en el Centro Cultural Progreso.
Luego de recordar que la danza, que en sus presentaciones suele carecer de decorado o que los actores y bailarines actúen desnudos o pintados de blanco, Cruz Islas refirió que además permite preguntas como para qué o por qué hacerla, y que cada movimiento es una pregunta, “que posteriormente más que responder creará un vacío entre los participantes del taller, lo que romperá los esquemas que traen para permitirles acceder a sus movimientos genuinos como bailarines; no hablar a través del cuerpo, sino que el cuerpo hable por sí sólo”, citó.
Destacó que le gustaría que sus talleristas, cerca de 20, “se desprendieran del ego un poco y su danza sea sólo movimiento y que en él encuentren una posibilidad de sanación”, añadiendo que lo que ellos se puedan llevar a sus propios trabajos como bailarines, se trasmita a la gente a la que los presentan.
Carlos Iván Cruz Islas, su nombre completo, es licenciado en arte dramático y ha presentado su trabajo en Alemania, Estados Unidos y Colombia. Su visita está enmarcada en los festejos del Grupo Teatral La Gruta con el apoyo de la Dirección de Cultura municipal; estará en el puerto del 7 al 10 de este mes, y del 14 al 17 del mismo, siendo este último día cuando presentarán un trabajo especial a manera de clausura.

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