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Indígenas segregados por intolerancia religiosa en Cochoapa demandan apoyo par reubicarse

*Acuden a Palacio de Gobierno pero no son atendidos por ningún funcionario. “Regresen en un mes”, les responden

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Representantes de cristianos indígenas na’saavi, desplazados por intolerancia religiosa de la cabecera municipal de Cohocapa El Grande, demandaron ante distintas instancias de gobierno apoyos para reubicarse en condiciones dignas.
El representante, Bonifacio Ortiz Vázquez, explicó que este problema viene de 2009, cuando vecinos de la cabecera municipal quemaron su iglesia, golpearon a cristianos, y en 2010, les negaban la posibilidad de enterrar en el panteón del poblado a uno de sus compañeros fallecido.
Recordó que los católicos llevaron un carro con una carga de leña para que incineraran a la persona muerta, porque no iban a permitir que lo enterraran en el cementerio.
Añadió que en ambos casos intervino el entonces secretario de Asuntos Religiosos, Javier Bataz Benítez, quien habló con los pobladores para evitar un problema mayor, sin embargo, la situación sólo se controló “un poquito”.
Indicó que sigue la prohibición de que entierren a sus muertos en el panteón de Cochoapa, así como las criticas a sus rituales y en las escuelas, otros niños agreden a sus hijos por que profesan una religión distinta.
Luego de buscar ayuda en el Palacio de Gobierno, en la Secretaría de Asuntos Indígenas y Afromexicanos (Sai) y en el Congreso local, donde buscaban al diputado, Héctor Astudillo Flores, informó que han metido solicitudes cada año, desde 2011, para la compra de 12 hectáreas, sin respuesta.
Ortiz Vázquez aclaró que el gobierno municipal aportó el financiamiento para la compra de una hectárea, y los cristianos hicieron una cooperación para comprar otra, donde se instalaron desde 2009, pero viven hacinados, sin servicios y sin calles.
Indicó que necesitan 12 hectáreas más para instalar un panteón, construir viviendas, escuelas, una iglesia y la delegación de la colonia, que llaman Monte Sinaí; “batallamos porque donde estamos no tenemos agua, ni luz, ni calle. Estamos hacinados, abandonados, en las lluvias, mucha gente salió a Sinaloa, otro poco se vino a Chilpancingo, donde hay familias desplazadas, porque no hay lugar, necesitan terreno para hacer casas”.
Denunciaron que en Palacio de Gobierno los turnaron con el subsecretario para Asuntos Religiosos, Jorge Alberto González Rivero, que no se encontraba en su oficina, y el personal les dijo que regresaran en un mes. Recurrieron a la Sai, pero el secretario, Filemón Navarro, se encontraba en un acto con el gobernador en Casa Guerrero.
Mientras, esperaban, decidieron caminar al Congreso del estado, para pedir la intervención de Astudillo Flores.
De la discriminación religiosa, explicó que “antes nos reuníamos en el Centro, porque cuando comienza el culto, comenzamos cantando, ellos nos echan piedras, y se burlan desde la calle, hacen críticas, ya no queremos problemas con ellos”.
Señaló que los conflictos comenzaron cuando se resistieron a hacer las aportaciones de las fiestas patronales, por costosas y porque muchas personas tenían que pedir prestado para cubrir las cuotas, luego se iban a los campos agrícolas de Sinaloa para pagar sus deudas, dejando a sus hijos abandonados “eso no nos conviene”.
Entre los gastos de la fiesta, indicó que compran castillos de pirotecnia de 80 o 90 mil pesos, y reses, y aunque es parte de los usos y costumbres, ninguna ley los obliga a hacer las aportaciones.
Aclaró que están dispuestos a participar en los comités escolares, del agua o de las autoridades comunitarias, pero “la costumbre no nos conviene, porque gastan mucho dinero”.

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