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Inaugura el alcalde en el Camarón plaza en memoria de las víctimas del Paulina

 Adalberto Valle * La noche del jueves fue inaugurada la Plaza de la Esperanza 9 de octubre, acto con el cual concluyeron las actividades en honor a las víctimas del huracán Paulina, en el sexto aniversario de esa tragedia.

El evento se llevó a cabo a las 19 horas, en el nuevo monumento construido sobre la avenida Cuauhtémoc, sobre el río Camarón, al cual asistieron unas 200 personas.

El alcalde Alberto López Rosas encabezó el homenaje, acompañado por su esposa, María Eugenia Díaz y dos de sus hijas. Asistió el arzobispo, Felipe Aguirre Franco –quien después ofició la misa; los síndicos Marcial Rodríguez y Fernando Donoso; el subsecretario de Desarrollo Social estatal, Jesús Vargas Vargas –en representación del gobernador René Juárez; la secretaria de Fomento Turístico, Guadalupe Gómez Maganda; la secretaria general del ayuntamiento, María de la Luz Núñez; los diputados locales, Adela Román y Marco Antonio López; el cronista de la ciudad, Enrique Díaz Clavel, así como funcionarios municipales y regidores.

El programa –que se vio afectado por fallas en el equipo de sonido– comenzó con un recuento histórico de los sucesos de aquel 9 de octubre de 1997.

Enseguida tuvo participación un cuarteto de la Filarmónica. Le siguieron palabras de la presidenta del Cabildo Infantil, Kissai Cerón Salas.

Tocó el turno a José Alejandro Centell Vergara, integrante de una familia que perdió a once de sus miembros.

En su discurso, expuso que junto a su familia y recuerdos, se fue la casa –en la calle Zimapán– donde vivió por 25 años.

“Ahora está vacía, como vacío está el interior. Este lugar –el nuevo monumento– hace digna justicia. Es un bello sitio para traer una ofrenda y elevar una oración por todos los que fallecieron”.

En su intervención, el alcalde expresó su respeto hacia los dolientes.

“Deseo que en esa soledad, en ese dolor, mantengan también la esperanza y su espíritu enaltecido. Como presidente municipal me siento sumamente solidario, por todos los que de alguna manera sufrieron esos momentos. Con este monumento quisimos perpetuar la memoria de los que perdieron la vida”.

López Rosas convocó a unir esfuerzos para que no se repita en Acapulco una tragedia similar. “No podríamos detener los fenómenos, pero sí amortiguar su peso enorme, y en eso estamos comprometidos todos. Hoy sabemos que nuestros errores los pagan nuestros hijos y para ellos vivimos. Respeto su dolor”.

Enseguida, el alcalde encendió “el fuego de la esperanza” en el pebetero que se instaló sobre la construcción, en la que se colocaron dos placas conmemorativas al suceso. Una de ellas con un mensaje del presidente municipal y la otra por parte del gobierno de Acapulco, en la que se lee: “somos una familia hermanados por la ciudad que vive, que ha vivido, que vivirá”.

Enseguida, el arzobispo de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, ofició una misa en memoria de los desaparecidos durante el huracán Paulina.

En los momentos en que el alcalde llegó al lugar, antes de iniciar la conmemoración, aparecieron un par de mantas, en la que pedían la intervención del gobierno municipal en el conflicto de la escuela primaria Baltasar R. Leyva Mancilla, ubicada en Pie de la Cuesta, así como exigiendo mejor desempeño del secretario de Educación, Daniel Pano Cruz.

Por la mañana, Alberto López Rosas encabezó el izamiento de la bandera nacional a media asta, frente al Zócalo de la ciudad, en donde hizo referencia al “enorme reto, un enorme compromiso con todos los habitantes y muy especialmente con los que viven en las partes altas del anfiteatro y áreas de alto riesgo”.

Acompañaron al presidente, el coronel Alejandro Benjamín Meneses Cervantes, en representación del comandante de la Novena Región Militar, Mario López Gutiérrez; los síndicos Marcial Rodríguez y Fernando Donoso; la secretaria general, María de la Luz Núñez, además de regidores y funcionarios del gobierno municipal.

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