Asaltan a un joven y detienen al ladrón en la visita del alcalde a la playa Papagayo

 Mientras Salgado Macedonio entregaba bolsas para basura, un joven corría detrás de otro que le había quitado su cartera, un celular y una playera

 Daniel Velázquez Olea

 “Detengan al ladrón”, pedía a gritos un joven que corría detrás de otro en la playa Papagayo, hecho que ocurrió frente al alcalde Félix Salgado Macedonio, quien este viernes visitaba ese balneario.

El alcalde y algunos funcionarios llevaron a cabo un recorrido en esa playa, donde repartieron a los visitantes bolsas de basura y les pedían que mantuvieran limpia la playa.

Mientras el alcalde saludaba a los visitantes y presenciaba cómo los comerciantes ambulantes ofrecían mangos con chile a 20 pesos, cuando su precio normal es de 10 pesos.

También escuchó la queja de algunos prestadores de servicios por el acceso a la playa que está semidestruido y sin escalones, debido a las marejadas y la falta de mantenimiento.

El recorrido de las autoridades apenas iniciaba cuando se percataron que Angel Adame Rayo, de 17 años, corría detrás del joven Salvador Santana Rico y lo acusaba de haberle robado un teléfono celular, una cartera y una playera minutos antes, en un camión urbano de la ruta Renacimiento-Base.

Santana Rico, vestido con una playera sucia color naranja, un short de mezclilla deslavado y con el cabello teñido, intentó escapar por el Asta Bandera pero ahí fue aprehendido por el policía preventivo Jorge Arturo Martínez Rodríguez, quien se encontraba allí debido a la visita del alcalde.

Luego de la aprehensión, turistas, prestadores de servicios y algunos reporteros que acompañaban a Salgado Macedonio se acercaron al lugar para ver lo que ocurría. El botín del ladrón era sólo una cartera con 350 pesos, pues en su carrera tiró el teléfono celular y la playera.

Después de esposar al detenido, agentes de la Policía Preventiva solicitaron una patrulla para llevarlo a los separos de la Secretaría de Protección y Vialidad.

Por su parte, Angel Adame Rayo pedía que le devolvieran su cartera, la que estaba en resguardo de la policía como parte de las evidencias contra el delincuente, y le dijeron que se la devolverían hasta que presentara su denuncia.

También regresaron a buscar la playera y el celular, pero los prestadores de servicios de los restaurantes formaron un cerco y gritaban groserías contra el delincuente, y pedían que el policía preventivo que lo llevaba lo soltara para que lo golpearan “y así se le quite el gusto por robar”, por lo que prefirieron salir de la playa y esperar la patrulla que lo llevaría a la SPV.

Dos versiones del robo

Allí, dos mujeres empezaron a gritar que esa persona las había asaltado y exigían que les devolviera una cantidad de dinero que no supieron precisar.

Una de las mujeres aseguraba que traía 7 mil pesos en su cartera y después llegó otra que decía ser la propietaria de la misma cartera en cuestión y reclamaba 5 mil pesos, después de hablar en voz baja entre ellas pidieron 6 mil pesos.

Las mujeres no paraban de maldecir a Salvador Santana y argumentaron que mientras era perseguido les quitó un bolso y se subió a un camión urbano.

Pero la versión de la víctima era que viajaba en un camión urbano de la ruta Renacimiento-Base, donde el ladrón lo amenazó con agredirlo con una arma de fuego si no le entrega sus pertenencias.

Según Angel Adame, aprovechó que el semáforo de la calle Gómez Morín –que se une a la Costera– estaba en rojo para bajarse del camión y pedir auxilio a la policía, pero al regresar ya no encontró al delincuente.

Después vio que éste corría hacia la playa e iniciaron la persecución hasta detenerlo en el Asta Bandera.

Angel Adame insistió en que le devolvieran su cartera porque deseaba buscar sus pertenencias por la playa, pero los policías reiteraron que tenía que presentar su denuncia para evitar que el delincuente quedara libre y le pidieron que los acompañara a la SPV.

Ya en los separos, Salvador Santana explicó ya había estado en la cárcel por el mismo delito y pedía a Angel Adame que no presentará cargos, mientras las mujeres que reclamaban 6 mil pesos insistían que les devolvieran el dinero.