Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jaime Castrejón Diez

Ajedrez de sólo peones

 Los jalones que se han suscitado en los primeros momentos de la actual legislatura dentro de la fracción parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional son interesantes, la representación oaxaqueña demandó que sean consultadas las decisiones y que no están de acuerdo en que la profesora Elba Esther haya hablado por el partido sin haber consultado a los miembros de su bancada. La lucha en el PRI es por demás interesante: empieza a haber un fuerte impulso hacia la democratización interna de la fracción y dejar atrás la idea tradicional del pastor que conduce a las ovejas.

Esto es algo que ha sido recurrente en el PRI, pero que ahora se recrudece con las nuevas circunstancias y sobre todo que el PRI actúa ahora desde la oposición. Pero esta actitud de algunos de los dirigentes del PRI, representantes de la más rancia casta dinosáurica, me recuerda lo que dijo una vez el líder del PRI de aquella época Carlos Sansores Pérez: al inicio de un debate sobre la democratización, dijo que él consideraba la política como el ajedrez sólo que en el PRI todos son peones. Esto puede verse con humor, pero en cierta forma reflejaba la actitud dinosáurica que gobernaba entonces el PRI y que ahora los diputados quieren expresar su opinión ¡quién iba a decir que un día los diputados del PRI se rebelarían!

Uno piensa que el ajedrez, un juego que requiere claridad de mente para ponderar los movimientos de piezas que tienen diferente valor y diferente capacidad de defensa y de ataque es un juego difícil y por eso se ha comparado siempre con la política. El ajedrez requiere inteligencia, malicia, reflexión y visión; requisitos que también son necesarios en la política, pero cuando los dirigentes empiezan a considerar que la política es un ajedrez en que sólo hay peones causa una sonrisa y no deja uno de pensar que la clase dinosáurica está confundiendo el ajedrez con el coyote.

La participación de la coordinadora de la fracción parlamentaria del PRI en el Informe Presidencial recibió críticas, pero nadie pensó que la posición tomada en tribuna no había sido consultada con los diputados que forman esa representación, se daba por sentado que si había alguna negociación tras bambalinas esta hubiera sido comunicada y luego aceptada por los diputados priístas. Luego aparece el pequeño problema del juicio de Procedencia contra el senador Aldana y el tablero de ajedrez se hace confuso. La no aceptación del sacrificio de un peón hace aparecer a torres, alfiles y caballos, lo que deja sin posibilidad de posicionarse a la diputada Elba Esther. Ya existían posiciones extremas; por un lado la cooperación completa con el gobierno actual de Elba Esther Gordillo y por otro lado la negación de cualquier cooperación y cualquier cambio en el concepto de gobierno tradicional de Manuel Bartlett. Pero estas dos posiciones no habían sido consultadas con los diputados. Y ¿ahora qué pasa? ¡Hay que iniciar un nuevo juego! Además subyace la Rebelión de los Peones.

Las tensiones internas en la bancada priísta en la Cámara de Diputados nos hacen ver que el llamado a la unidad, el tratar de reestructurarse para dar la siguiente batalla electoral en las próximas elecciones presidenciales se hace por demás difícil, porque todavía no se ha generado un núcleo de valores, de creencias o de ideologías que aglutine a todos los priístas. Para todos la pérdida primero de una mayoría absoluta en el Congreso, la pérdida de gubernaturas, la pérdida de alcaldías y finalmente la pérdida de la presidencia de la República vino a hacer todo este conjunto de sucesos, un hecho incontrovertible: se había desmitificado la Revolución Mexicana y los gobiernos que surgieron de ella. El proceso de desmitificación no daba una alternativa de creencias o de ideología que viniera a sustituirlo, ni siquiera un modelo de nación que agrupara a todos los militantes en un movimiento con reivindicaciones claras, con una idea precisa de hacia dónde ir.

Por lo que pasa en el Congreso, podemos ver que el PRI vive en estos momentos la falta de claridad y también la falta de verdaderos liderazgos que impulsen a ese partido en una dirección de recuperación de la credibilidad y de sustitución de objetivos y de modelo de nación, sobre todo redefinir las reglas del ajedrez de acuerdo con el “nuevo” priísmo que ya no es de sólo peones.

468 ad