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Pocos funcionarios municipales asisten al breve desfile patrio

Aurelio Peláez * Entre 16 y 19 minutos duró el desfile de la Independencia en Acapulco, según cuentas de los asistentes.

Sentado en medio del presídium, el presidente municipal Alberto López Rosas se levantó varias veces a saludar el paso de la bandera. Bajo él había un gran bache al lado de un alcantarilla azolvada. Para ocultarlo alguien puso dos pedazos de madera, sobra de algo, que luego ya nadaban entre aguas negras.

A su izquierda, desde el templete se veían también los baches entre la calle y la banqueta vecina al Bancomer. Asfalto desgastado al que urgía una mano para estar presentable en ese día patrio. La molestia en el rostro de López Rosas fue visible. También, el reclamo que hizo a través de su coordinador de giras, Federico Miranda, a Jorge Juárez Soto, el secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas y el responsable de tener en buen estado las calles. Algo dijo Miranda a Juárez Soto que éste bajó del presídium, como apesadumbrado. Trascendió que el origen fue un regaño del alcalde.

Camiones del Ejército y de la Marina fueron la parte mayoritaria de la comitiva del desfile. Luego, conscriptos del servicio militar y miembros del departamento de Bomberos y de la Cruz Roja. Si acaso unos 300 participantes. Y después fue todo para la marcha que inició puntual, a las diez de la mañana, y breve, iniciando desde el Sanborns a cien metros de distancia. Con el presidente municipal apenas alcanzaron a llegar siete regidores: cinco del PRD, Juan Esteban Arroyo, Ninfa Luna y Wulfrano Salgado, que llegaron a tiempo, y Alejandrina Javier Santiago y Jacinto Ortiz Luviano, casi al final. De Convergencia estuvieron tres de dos, María de los Angeles González, a tiempo, y Oscar Meza, ya casi al final. Nadie del PRI. De los síndicos, Marcial Rodríguez llegó pero Fernando Donoso faltó. En total faltaron 17 regidores y un síndico. Por eso quizá previendo las ausencias, solo se instaló una hilera de sillas en el presídium.

Tampoco ningún representante del gobierno del estado, que había sido el ex presidente municipal Juan Salgado Tenorio, el último de los electos por el PRI, y actual secretario de Desarrollo Económico.

Asistió la diputada federal, quien fue electa por el distrito 09, Rosario Herrera, pero no Irma Figueroa, la del 10, que corresponde al distrito del desfile, el centro de la ciudad. Como representante del poder legislativo local estaría la diputada por el PRD, Adela Román Ocampo, quien en sus cuentas pensó que llegar a las 10:30 estaría bien, dando tiempo para el inicio de la marcha. A esa hora, trabajadores del ayuntamiento estaban desmontando el toldo que dio sombra a los funcionarios, y el alcalde ya se había retirado.

Al bajar del presídium, el rostro del alcalde se veía contrariado. Caminó rápidamente del lado del kiosko hacia la Costera, seguido de reporteros en busca de la entrevista de rigor. Ahí se encontró con una de las vallas de cemento que son a su vez lámparas, semidestruida; observó los baches a las orillas del asfalto, el correr de las aguas negras, olorosas ya por el sol de la mañana y regresó hacia el centro del Zócalo, los reporteros tras él en busca de la declaración.

Entre los asistentes, unos mil, medio dispersos entre las calles del centro, quedó la idea de que algo no había empezado o terminado. Los camiones militares regresaban a sus bases, los conscriptos a sus casas y el tráfico vehicular se comenzó a normalizar. Con López Rosas se retiraban también los escasos funcionarios asistentes al acto: Israel González, de Saneamiento Básico; Sabás de la Rosa, de Protección Civil; Ramiro Solorio, su coordinador de asesores, y se quedó por ahí Rossana Mora Patiño, la secretaria de Desarrollo Social. Juárez Soto ya no estaba, aunque regresó después a tomar un agua en un restaurant del lugar.

Entre los asistentes, funcionarios y periodistas quedó la idea de que el que acababan de ver era un desfile pobrísimo, sin la participación de las bandas militares de las escuelas. Con escaso número de elementos del Ejército o la Armada. Ante las preguntas sobre el hecho, Rossana Mora declaraba que la organización había tocado al director de Educación municipal, José Luis Odriozola. Y es que por lo que se supo, el alcalde tampoco fue enterado de lo brevísimo que sería el desfile.

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