Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

* Rubén Padilla Fierro *

Medio ambiente

Con el objeto de cuidar el medio ambiente se ha escrito mucho y se ha hecho muy poco, existe omisión y olvido de quienes deberían aplicar la ley en la materia, y en tanto el deterioro sigue su marcha.

La biosfera es afectada constante y permanentemente por el descuido del hombre, ha sido rebasada en su poder de regeneración provocando desequilibrios ecológicos graves que ocasionarán la destrucción de los ecosistemas en contra del hombre mismo.

Una de las máximas catástrofes que nos acechan es la contaminación de los cuerpos de agua de cuyo deterioro somos testigos: a pesar de su inmensidad y poder de regeneración, el exceso de contaminación de todo tipo en todo el mundo hoy da señales de cansancio, la contaminación de las playas es sólo una pequeña muestra de lo que puede suceder de no existir cambios sustantivos en la conducta humana.

En el ámbito local, asistimos a eventos que considerábamos de difícil presentación, tal vez latentes a largo plazo, sin duda porque no hay mediciones del impacto que provocan en los cuerpos de agua los asentamientos humanos alrededor de los mismos, que de ser escasos han pasado a excesivos, con escasa o nula cultura ambiental, que no cuentan con servicios públicos que permitan paliar el grave problema que sus desechos y la producción de basura están provocando en las lagunas de Tres Palos y de Coyuca como en las bahías de Santa Lucía  y Puerto Marqués, lo mismo en ríos, arroyos y pantanos.

La laguna de Coyuca de Benítez está rodeada de dos municipios con poblados cada vez más extensos y cuya densidad de población ha ido en aumento constante en los últimos 30 años rebasando tanto la voluntad política como los recursos disponibles para hacerles llegar servicios que disminuyan, frenen o impidan la intensa contaminación que hoy afecta al suelo, subsuelo y a los afluentes como a la laguna misma, aunado a la depredación que los mismos habitantes han hecho de los manglares que otrora la protegían.

El efecto de las transgresiones a las leyes naturales como a las emitidas por el Congreso no se ha hecho esperar: hay azolvamiento tanto por tierra deslavada como por basura del vaso lacunar, contaminación de los afluentes y disminución del aporte de agua, sobrecalentamiento al existir menor profundidad, disminución del oxígeno disponible y todo este impacto ambiental sinérgico negativo se expresa con la muerte masiva de múltiples ecosistemas cuya cara la han dado los peces.

Y, como en las playas, las autoridades de los tres ámbitos de gobierno siguen mudas a pesar de los amplios presupuestos que para comunicación social se  asignan, se omite información fidedigna de un diagnóstico situacional que permita a la población informarse y en consecuencia modificar sus hábitos, no se escucha: “hoy, inteligentemente un buen ejemplo” de comunicación, una amplia y profunda campaña de coincientización para combatir y evitar el problema, abatir sus causas y permitir que la naturaleza vuelva a su equilibrio.

La instalación de redes de drenaje y la planta tratadora de aguas residuales que apenas comienza a construirse en el municipio de Acapulco, en Pie de la Cuesta, es sólo una parte de la solución al grave problema de contaminación, la solución integral radica en la gente, en la información, en la cultura, en el cambio de hábitos que impidan mayor deterioro ambiental.

Desde el municipio de Coyuca hay silencio absoluto a pesar de que la contribución al problema es igual de grave, y cuya consecuencia inmediata será la disminución de fuentes de empleo y riqueza al frenarse la pesca artesanal de sus pobladores, reducción significativa a la afluencia de visitantes a comercios ribereños y continúa la ausencia total de acciones que hablen de lo enterado que están del asunto; allá no habrá planta de tratamiento de aguas, tampoco red de agua potable o drenaje, eliminación de basura a sitios más seguros y alejados de los cuerpos de agua, menos aún pensar en baños ecológicos secos, aprovechamiento de desechos biodegradables para producir abono orgánico, uso de lumbricultura, campaña de información y concientización, parece no pasar nada.

La laguna de Tres Palos aqueja los mismos problemas: el río de Tunzingo su principal afluente, contaminado y con un caudal de líquido muy disminuido, pueblos ribereños que continúan ignorantes de la importancia vital de su participación para evitar mayor contaminación, depredación de sus ecosistemas y preservación de la riqueza que la naturaleza ha puesto ahí para disfrute de la humanidad.

Autoridades de educación que como en La Montaña hacen llegar libros y materiales de enseñanza en español como en el dialecto de las diversas etnias, así deberían hacer llegar a las escuelas de estos pueblos, libros y maestros que den la mayor importancia a la preservación de la naturaleza. Diputados federales que deberían en el presupuesto federal hacer llegar etiquetados recursos a los municipios para luchar contra la degradación ambiental, en fin toda una cadena de oportunidades perdidas por la falta de coordinación en la aplicación de la ley y destino de los recursos económicos hacia proyectos de vida.

Hace falta tomar decisiones políticas desde el Congreso federal y local, los gobiernos  municipales, el gobierno estatal como el federal para reducir el daño, la contaminación, depredación, deforestación, asentamientos humanos irregulares, tanto como el de disponer de mayores recursos para dotar de infraestructura básica en salud, saneamiento ambiental, agua, drenaje, educación y cultura a fin de preservar los ecosistemas que de no hacerlo terminarán feneciendo y con ellos la humanidad misma.

Violan sistemáticamente la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente tanto aquellos que en su afán por hacerse de recursos económicos lotifican predios aledaños a los cuerpos de agua y los comercializan, como quienes aduciendo pobreza y marginación, invaden sin medir el daño ecológico subsecuente –como sucede en terrenos aledaños a Pie de la Cuesta– como por las autoridades que deberían impedirlo y que lejos de ello favorecen estos asentamientos, mismas autoridades que serán objeto de peticiones de servicios para lo cual no existe presupuesto.

Nuestra irresponsabilidad está hipotecando el futuro de las generaciones venideras. Hace falta actuar responsablemente a favor de la naturaleza y al amparo de la ley. Mañana será tarde y el daño irreversible.

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