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El ventilador, el mejor amigo de los acapulqueños para combatir el calor

Xavier Rosado * El calor agobia y la única manera en que los acapulqueños que no ganan para tener un aire acondicionado en casa pueden combatirlo es con un ventilador.

Los hay de diversas característica: de techo, de mesa o pedestal; con o sin lámparas; de metal, plástico o madera.

Con la globalización del comercio, llegaron al puerto diversas cadenas mayoristas que desplazaron a las antiguas mueblerías, lugares donde se podían encontrar los primeros ventiladores, de cobre y latón marca Westinghouse, IEM o General Electric, a partir de la década de los sesenta.

Sin embargo, la historia de este artefacto, se remonta a la segunda guerra mundial, cuando los alemanes, tuvieron que viajar a países mucho más cálidos e inventaron el ventilador de bobina para soportar las altas temperaturas.

Sin embargo en el puerto, la historia del auge de los ventiladores se remonta a cuatro décadas, cuando se permitía el intercambio libre de aranceles en los cruceros y barcos comerciales que atracaban en el muelle frente al Zócalo porteño.

Luego, las fábricas en México comenzaron a fabricar ventiladores cada vez más funcionales y agradables a la vista, como la General Electric, la Regal, la Phillips y la Birtman.

Hoy día la oferta de estos aparatos está principalmente en las tiendas de autoservicio y en las de aparatos elécticos.

Sin embargo en el centro de la ciudad sólo hay un par de sitios especializados en su venta y reparación.

La Casa del Ventilador

Poco queda ya de aquella época en la que un ventilador era un lujo destinado a las familias o negocios pudientes; sin embargo, un poco de esta tradición, del glamour y el estatus que podía implicar la posesión de uno de estos artículos, permanece en Acapulco en la distribuidora de ventiladores finos La Casa del Ventilador.

Aquí, su propietario, José Luis Toledo Alcalá, junto con su esposa y dos hijas, conserva esta tradición con ventiladores que van a la vanguardia con la tecnología, vendiendo artefactos que incluso, ya se manejan a control remoto.

“Nosotros comenzamos como distribuidores de la fábrica de ventiladores de Guadalajara, Copacabana en 1987, desde entonces, comenzamos a distribuir ventiladores de techo a casi todas las mueblerías de Acapulco”, dijo el comerciante.

Como vio que el negocio apenas comenzaba en Acapulco, a los dos años se estableció en el puerto, como una bodega distribuidora al mayoreo para las mueblerías.

“En esos tiempos llegaba a Acapulco puro ventilador de fayuca de los países orientales, lo que traían por barco, eran marcas como Sanyo y Orient. Se usaba mucho el ventilador industrial, para eliminar olores y el calor de los establecimientos, me acuerdo que se instalaban en las carnicerías, para espantar las moscas”, narró Toledo.

Su negocio es amplio y tiene una ventaja, está muy bien ventilado. Su propietario, hombre meticuloso y un tanto bohemio, conserva ventiladores de los cincuentas y sesentas, reliquias que sirven para adornar us anaqueles.

En La casa del ventilador solamente se distribuyen ventiladores de techo y de lujo, no existen los populares ventiladores de piso, ya que una de sus cualidades es garantizar el buen funcionamiento de los productos que comercializan.

“Tenemos una tradición de 15 años en este negocio; a mí me siguen viniendo a comprar clientes que conocí cuando empecé, que todavía conservan sus ventiladores originales, pero que compran para sus hijos, que se están casando, o cuando abren algún negocio, o construyen una casa”, afirmó.

En el local, ubicado en la calle Vasco Núñez de Balboa, atrás del mercado de artesanías Noa Noa, los clientes encuentran ventiladores que van desde 600 hasta tres mil pesos, además de la asesoría previa para satisfacer al cliente.

“Nuestra filosofía siempre ha sido la honestidad. Si a un cliente le gusta un ventilador yo se lo vendo, pero mi labor es recomendarle lo más apropiado para el lugar que el quiere ventilar”, dijo.

Aquí se pueden encontrar desde ventiladores de aspas pequeñas para baño, pasando por los de acero, aluminio, madera, triplay y plástico, con diversos tipos de lámparas, desde lo casual y lo moderno, hasta lo práctico y elegante.

Esta tienda es –según su propietario– la única que se especializa en ventiladores de techo y todas las refacciones para éstos, “desde un tornillo hasta un motor”.

Hemos sobrevivido crisis y huracanes

“Cuando abrieron los megamercados como Price, Walmart y Sam’s Club, ya no pudimos competir con los precios tan bajos que daban ellos, por lo que tuvimos que cambiar nuestro giro y pasar de ser distribuidores a tienda abierta al público y a dar servicio a los ventiladores, teníamos tres tiendas, una en Ejido, otra en el Centro y nos quedamos con ésta”, recordó con nostalgia José Luis.

En aquella época también se dio la crisis económica del 94 y esto se aunó a los problemas de la competencia.

“Aquí nacieron mis dos hijas, la mayor ya tiene 15 años, nos ha ido bien, pero también hemos tenido rachitas malas, como cuando pasó lo del Paulina, que se nos inundó todo el local y las cajas amanecieron flotando en el piso”, dijo el comerciante.

Agregó que a la fecha distribuyen ventiladores de alto rendimiento y calidad de las marcas Hunter, Century y Copacabana.

“Antes nada más había dos modelos que variaban solamente en los colores y gastaban mucha más luz que ahora porque eran de 300 watts y los de ahora son de 30 watts, ahora ya tengo más de 50 diferentes, hay para baño, para exteriores con control remoto”, finalizó.

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