CARTAS (Opina el FAUG sobre el recuento en el STTAISUAG)

Señor director:

La intervención directa del rector y del gobierno del estado en los asuntos intergremiales de los trabajadores administrativos y de intendencia, ha permitido que hasta las Juntas de Conciliación y Arbitraje cambien sus laudos o determinaciones.

¿Hasta dónde van a llevar a la Universidad, los que hoy se creen sus dueños, cuando su único dueño es el pueblo de Guerrero? ¿Con qué derecho se mediatiza y se corporativiza a los trabajadores, a los maestros, a los funcionarios y autoridades menores de la Universidad? El rector y su corte, hasta la más humilde y sencilla secretaria, no son más que representantes de los verdaderos propietarios de la UAG, el pueblo y sus hijos los universitarios.

A nosotros nos parece que hoy como nunca en la máxima casa de estudios se da el culto a la personalidad y se ponen las mentes como alfombras para que se enseñoree el oscurantismo y la represión. La sumisión es preferida en lugar de la reflexión, la actitud crítica y la oposición académica; parece que los escenarios se diseñan sobre tres máximas: sumisión, represión y liquidación. No obstante lo anterior, la marcha del nivel medio superior no se detiene y el viernes próximo pasado, se inauguraron tres diplomados para el mismo. Pero no nos parece normal que todos callen, cuando por ejemplo, al comité que encabeza una oposición se le vayan con todo, lo persiguieron, lo acorralaron y lo recontaron, le echaron todas las caballerías, las del gobierno del estado y las de Rectoría. Simplemente para demostrar cómo se mantiene el culto a la personalidad en la Universidad.

Por último, nosotros decimos que las tres dirigencias: la provisional, la interina y la despojada del STTAISUAG, principalmente las dos primeras, no tienen nada qué festejar y nada de qué sentirse orgullosos, porque ese recuento de delegados es un triunfo del patrón. Lo que sí podrían hacer es reconstruir un sindicato digno, porque en un diferendo ¿quién gana cuando una de las partes es apoyada por la patronal? ¿Las dirigencias o los trabajadores?

 Atentamente
Jorge Joaquín Corral Giles